
Víctor Mallarino nos ofrece hoy una ensalada, potpurrí, miscelánea o batiburrillo de temas decimeros. Hay bocados para todos: desde Shakira y Susana Mohamad hasta Armando, el de la carpa, Jacinto el contorsionista, Lucrecio el acróbata, y el nuevo gabinete de ministros. ¡Atentos, que la función va a comenzar!
Divas de 47
(Celebrando el cierre de Susy de la COP16 en Roma y la presencia de mi reina Chaqui en Bogotá)
S. M. es su membrete;
de libanesas raíces
hicieron padres felices,
ambas, el setenta y siete.
Lloran a veces... o no.
Ayer, Colombia bailó
el dabke y el guaguancó
con tambora y con kanjira.
La está rompiendo Shakira
y Susana la rompió.
Protesta vertical
El encuadre vertical
que en las series se ha adoptado
es un salvaje atentado
contra Leonardo y Chagall;
es frondio, se ve muy mal
y es incómodo a la vista.
Y si me echan de la lista
haré mi último papel
declarándome el más fiel
y digno horizontalista.
Armando carpa
(Copla pendeja en décima con esquirla en cuarteta)
En el circo me ha contado
el dueño, que es domador,
que ayer, la cebra en calor
dijo a un potro encabritado:
“Jovencito, ¡estás errado!”.
También me contaron esto:
que dejó tirado el puesto
Jacinto, el contorsionista,
diciendo a la equilibrista
“Yo no me mamo más esto”.
Y el acróbata Lucrecio
dejó a su novio Pascual
porque le caía mal
y le desgarró el trapecio.
A MAGA
En España, en mi camino,
miro a la gente ejercer
su ingenio, su parecer,
su ciencia, su arte, su vino…
Y por eso el peregrino
dictamen de aquel enviado
soso y subcalificado
es un discorde cencerro:
que arrastra a MAGA al encierro
y la llave, al excusado.
En DesHuso
No es queja ni es un reproche,
pero los husos horarios
son bastante estrafalarios:
si en París es media noche
son las veinte en Bariloche;
si en Mongolia son las diez
serán las tres en Jerez;
y en USA la hora civil
es la de Alemania en mil
novecientos treinta y tres.
El consejo y el sancocho
Una alarma de encerrona
alertaba al presidente
que pronto y públicamente
transmitió en toda la zona
el consejo y la intentona.
Queda otra vez confirmado
que el pacto no era sagrado
y Armando no era pendejo:
del enemigo, el consejo
y del sancocho, el recado.
Con compás
Petro, en contra de sus críticos,
ganó con Armando y Cristo
porque es claro y queda visto:
política sin políticos
se queda en sueños raquíticos.
Dos o varios enrocados,
seis ministros reemplazados
y el cambio traza su giro
con compás sobre el papiro:
¡trescientos sesenta grados!
