Hace poco, en un sitio público, Beatriz Ordóñez escuchó un diálogo salpicado de términos en inglés. La edad de los tertulianos correspondía a la de quienes salieron a la escena pública por la época del cambio de milenio. En sus décimas de hoy nos relata la escena.
Salseo de millennials
Si estoy en un restaurante,
y oigo en la mesa de enfrente
un hablado diferente,
su lenguaje altisonante
parece beligerante.
Se pregunta y se replica,
mas se perdió esa platica:
-literal, no aguanto, Ilse,
pero ella ruda le dice:
-Uy, ¡qué te pasa marica!
Un parche insiste con sorna:
—Vos tenés un crush bacano.
—No me molestés hermano.
—Vos sos un hater por norma,
que con nada se conforma.
—Y vos, un boomer, mi viejo,
acartonado y pendejo.
Mejor dejen ya ese mood,
brindemos a la salud
de este siglo tan complejo.
—¿Brindar por tan poca cosa?
¡No me vaciles, hueón!
Esto se ha vuelto cansón.
Una influencer tan famosa
que nos parecía asombrosa,
es un troll inventa-cuentos,
spoiler sin fundamentos;
y va diciendo sin miedo
que nuestra vida es un pedo
y somos sus excrementos.
Los mayores, despistados,
no entendemos lo que oímos,
así que nos confundimos
y, claro, nos enredamos
con impaciencia y juzgamos
su confuso zaperoco.
Pero ellos, en su descoco,
se enfrentan a su destino
y entienden, en su camino,
que el mundo se volvió loco.