Daniel Samper Ospina
26 Febrero 2023

Daniel Samper Ospina

SI PETRO FUERA MÉDICO

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Digamos que ya ha entrado en operación —nunca mejor dicho— la reforma a la salud y, obedeciendo su vocación natural de ayuda al prójimo, el presidente Gustavo Petro en persona se ha hecho incluir dentro del ejército de médicos que visitarán los barrios. Quiere enseñar en cuerpo propio, guiar con el ejemplo, ser legado. Reemplazar en persona el sistema de salud mientras monta el que promulgó la reforma.  Demostrar además que para integrar las brigadas no se requiere ostentar la ciudadanía cubana, como asegura la oposición.  Y apaciguar la nostalgia por aquellos días de campaña en que se disfrazaba de lo que fuera —campesino, pescador, futbolista, ¡incluso candidato!, ¡incluso presidente!—, para hacer con la rutina lo mismo que con las EPS: acabarla.

De pie, pues, frente a la casa que debe visitar, aprieta el botiquín, se acomoda el estetoscopio en el cuello y golpea la puerta:
 
—¡Toc, toc!
—¿Sí, quién es? —preguntan de adentro. 
—Soy Gustavo Petro… ¡Y quiero ser su… médico de familia! —dice el presidente con el tono que solía imprimir a sus gritos de campaña.
 
La empleada del servicio se sorprende con el médico visitante: es la primera vez que sucede algo semejante en el lujoso conjunto de Santa Ana de Chía. Pero le permite el paso porque se da cuenta de que, detrás de aquella bata, y debajo de aquella cofia, se encuentra el vecino de la casa 19, manzana M: aquel hombre por culpa del cual —según infidencias de su patrona— se eternizan las juntas de copropietarios porque propone la construcción de un monorriel que una las dos porterías del conjunto o sugiere que sean ellos mismos, los vecinos, los que instalen el internet de cada casa.
 
Se instala, precisamente, en la sala, donde espera examinar a cada miembro de la familia. Y hace pasar, primero, al señor de la casa.
 
—Hola, Gustavo: ¿vienes a devolverme los alicates? —lo saluda el vecino.
—Estos no son tus alicates: es mi instrumental de médico, vengo a hacerles unos chequeos preventivos: quítate la camisa, póngase de espaldas y abra la boca —ordena el presidente. 
— La tengo abierta con algunos anuncios de tu gobierno, Gustavo.
— Bueno, ciérrela entonces. Pero abra los ojos.  

El presidente-doctor entonces saca el cuestionario de obligatorio repaso según la ley.

—¿Tiene vacuna contra el polio o contra el oligopolio, al menos?
—No que yo sepa, vecino.
—¿Ha tenido diabetes por ingesta de mermelada? 
—Pues yo no, pero Conchita, mi mujer, sí estuvo como mala…
—¿Y paperas? 
—Paperas como que sí…
—Si es así te debo remitir al hospital de Boyacá, que es zona papera: este nuevo sistema es territorial —afirma, orgulloso, el presidente.

Se esmera en que sus trazos sean ilegibles, como los de todo médico: que sus renglones queden torcidos, como homenaje a Néstor Humberto Martínez, a quien en la tarde también debe visitar, asunto que le preocupa: ¿qué hacer si le ofrece un vaso de agua? Y anota ahora los datos básicos:

—¿Peso?
—Cada vez más devaluado, presidente.
—¿Altura?
—La verdad no sé, presidente.

Aprovechando que la reforma le permite tomar todo tipo de medidas, mide entonces al vecino y anota la información: 1,60. Y así se lo indica.

—Me estoy achicando —se sorprende el vecino.
—Puede ser error del metro: este tampoco es subterráneo…
—Yo medía como 1,70…
—Anoto entonces para que te remitan donde la doctora Irene, nuestra endocrinóloga, que ella es experta en decrecimiento.

Apunta los datos en lugar de dictarlos, para que no se diga que es un  dictador, y continúa con el cuestionario.

—¿El periodo ha estado normal?
—Pues no sé: yo soy varón…
—Me refiero al mío —aclara.
—Hay que esperar las encuestas, presidente… 

Llega entonces el momento de la verdadera acción: el chequeo de palpo físico con que se estrenará de veras en la ciencia médica.

—Levántese la camisa y apriétese el cinturón…
—¿Me lo aflojo, quieres decir?
—No: se lo aprieta, porque vienen más alzas en los alimentos.

Tamborilea entonces con los dedos sobre la panza templada del paciente y le pide que inhale y que exhale.

—Acá hay algo de inflación —le dice—. Lo remitiré a donde el doctor Ocampo.

Lo toma luego de la muñeca para medir el pulso y, al observar el reloj, se da cuenta de que debe apurar el ritmo de la visita. Tiene un día largo. Debe examinar más tarde a Roy Barreras: medirle si no la tensión, al menos el aceite. Se citó también con su nuevo amigo Álvaro Uribe en la oficina de quien será el futuro fiscal de Colombia para curarle una culebrilla: porque la culebrilla está viva. Luego piensa visitar a Danilo Rueda para cambiarle la fórmula de sus gafas, cuyo marco resultó más amplio que el de la paz total, y examinar unas vacunas que le están pidiendo; reunirse con Francisco Santos para aprender a aplicar electrochoques —un médico nunca deja de estudiar—; visitar a Jorge Enrique Robledo y a Sergio Fajardo, cuyo alzhéimer les impide recordar que ya se habían unido y por eso presentaron como noticia del año su viejo matrimonio. Y visitar a Susana Boreal para recetarle una buena dosis de cannabis que le permita recuperar la calma y, paradójicamente, acabar con las trabas: al menos las que pone a sus asesores en la contratación mientras contrata a su novio.


—Le voy a hacer ahora rápidamente el chequeo de la próstata —indica.
—¿Pero eso no es mejor que lo haga un especialista? —se angustia el vecino.
—Es que el paso con el especialista es posterior. Acá son solo exámenes primarios —explica el presidente.
—¿Pero alguna vez haz hecho un examen de tacto? 
—Tacto es lo que me sobra, vecino: mire mi cuenta de Twitter si no me cree.

Toma, pues, los alicates, pero en ese momento aparece doña Verónica Alcocer, que viene a visitar a Conchita, la señora de la casa, y el vecino aprovecha para rescatar los alicates, y al presidente no le queda otro remedio que irse para cumplir la agenda, que ya se le retrasó. Mientras camina hacia la portería, piensa en el tiempo que ahorrará cuando construyan el monorriel que propuso.
 


Cambio Colombia
Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más columnas en Los Danieles

Contenido destacado

Recomendados en CAMBIO