
El profesor Pompilio Iriarte en esta oportunidad nos ofrece unas décimas con críticas indirectas e hiperbólicas a este y otros gobiernos. Es preciso leerlas con cuidado para escanciar sus jugos escondidos.
Una mano más una mano no son dos manos
Gonzalo Arango
Si a dos pedazos de sebo
puestos en sartén caliente
añadimos simplemente
dos trozos más, les compruebo
que dos más dos —nada nuevo—
no suman cuatro. No es hueca
mi entendedera, ni chueca
la mollera o la totuma.
Lo que resulta no es suma,
sino un charco de manteca.
Y si seguimos con esa
manera de adicionar,
a la hora de sumar,
es grande nuestra sorpresa.
¡Qué fastidio y qué pereza!
Metemos en un talego
al gobernante más ciego
y a su equipo de trabajo.
Tampoco es suma, ¡carajo!:
es la mochila del ego.
Para abrirla, la descorcho
—me refiero a la botella—;
pongo el tapón y se sella.
Digo entonces que la encorcho.
¿No piensa, ministra Corcho,
que alguna similitud
debe haber con la virtud
de abrir en vez de cerrar
cuando vaya a ventilar
la reforma a la salud?
Somos potencia mundial
de la vida. ¡Por supuesto!
Ganamos el primer puesto
añadiendo a nuestro mal
la ambigua doble moral
y el lunar de nuestras mañas.
Cielito de mis entrañas,
Colombia será más grande
si el mandón o quien lo mande
desarruga las montañas.
