
Agua de lluvia, bien común aprovechable
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Sequías e inundaciones que se alternan, un panorama muy desalentador en ciudades como Cartagena. ¿Por qué no preparase para la temporada de lluvias y recolectar el agua que cae del cielo?
Por: Margarita Pacheco

En Cartagena, al mirar el puerto y el movimiento de la economía marina, preocupa la prolongada sequía. En esta ciudad litoral, donde no cae una gota de agua lluvia desde hace meses, emergen varias reflexiones.
La época de lluvias se avecina y aún no se anticipan sistemas para aprovechar los torrentes que generarán inundaciones, trancones urbanos, alcantarillas rebozadas y otros eventos impredecibles y desastrosos.
La crisis climática ya ha evidenciado eventos extremos, pero aún no hemos reaccionado para prepararnos y estar alertas a riesgos generados por la abrumadora caída de agua celestial o por la trágica falta de ella.
Hoy este precioso bien común escasea en varias regiones donde la sequía prolongada obliga a lamentar incendios, sed, falta de alimentos, parques urbanos y jardines resecos, drenajes malolientes y contaminados. El agua corre a deshoras y caprichosamente en pleno despilfarro.
Es hora de tecnificar el aprovechamiento del agua lluvia dadas las condiciones de demanda de una creciente urbanización. La población infantil desnutrida es la prioridad para aprovechar el agua de lluvia en escuelas y colegios.
Urge una política de Estado rigurosa y pensada para cosechar el agua lluvia en distintos ecosistemas y geografías del trópico colombiano. Es necesario capacitar profesionales idóneos para entender el ciclo hidrológico e instalar sistemas en planteles educativos, centros comerciales, viviendas, aeropuertos y en la infraestructura vial.
Es hora de crear estímulos municipales para ejecutar sistemas de cosecha de agua lluvia en nuevas urbanizaciones con nuevas reglamentaciones y subsidios que estimulen y faciliten tecnología e innovación en una variedad de sistemas de captación y almacenamiento de aguas lluvias.
En paralelo, el país necesita una política de tratamiento de aguas residuales. Hoy sin vertidas sin tratar por la inmensa mayoría de municipios y ciudades capitales.
El maltrato a la biodiversidad desde la alta montaña hasta las llanuras inundables y el Mar Caribe obligan a tomar medidas y sanciones para prevenir vertimientos contaminados y peligrosos para la vida.
Esta reflexión en Cartagena nos lleva a solicitar políticas y recursos para aprovechar técnicamente las aguas lluvias en usos múltiples para responder a la crisis climática.
Ante tales escenarios la ciudadanía debe vigilar que cada entidad territorial tenga una planta de tratamiento de aguas residuales PTAR para así verter sus aguas tratadas a los ríos y mares de la Nación. Es un mensaje de esperanza para proteger nuestra riqueza biológica.
