La ministra de Minas podría tener razón. Decrecer la economía global podría ayudar a salvar el ambiente
17 Enero 2023

La ministra de Minas podría tener razón. Decrecer la economía global podría ayudar a salvar el ambiente

Crédito: Yamith Mariño Díaz

Una investigación publicada en la revista 'Nature' propone decrecer las economías globales para detener el cambio climático y proteger a las naciones más empobrecidas de los impactos de la crisis económica mundial.

Por: Maria F. Fitzgerald

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La ministra de Minas, Irene Vélez, propuso hace algunos meses la idea de que los países ricos decrecieran sus economías para ayudar a los países pobres y lograr un impacto positivo en el medioambiente. El mundo se le vino encima. Ahora, la revista científica Nature parece darle la razón en un artículo firmado por ocho investigadores. 

La investigación se centró en cómo los países industrializados, con sus prácticas de consumo y la manera en que han entendido el crecimiento económico, terminan afectando profundamente la biodiversidad y los ecosistemas, y merman cada vez más los recursos naturales con los que cuenta el mundo entero. 

“Para que el decrecimiento económico afecte positivamente el medioambiente y el cambio climático, se debe entender un decrecimiento en las actividades económicas que lleven a que exista un decrecimiento también en el consumo de energías, por ejemplo. Así, esta propuesta podría ser efectiva. Sin embargo, tiene matices importantes por comprender”, aseguró Juan Pablo Ruíz, economista con magíster en gestión medioambiental y consultor para Naciones Unidas. 

 

El uso racional de los recursos

La investigación propone que, para estabilizar la economía global, mientras se hace un uso racional de los recursos naturales y se salva el medioambiente, los países ricos hagan el ejercicio activo de decrecer sus economías. 

De acuerdo con los investigadores de Nature, el decrecimiento ayudaría a frenar la recesión que ataca al mundo en la actualidad. Pero, para ellos, lo más importante es que estos mismos países consuman menos recursos naturales, para garantizar que todas las naciones puedan hacer un uso más medido de ellos. 

La preocupación principal radica en el uso de energías no renovables. De acuerdo con las proyecciones de países desarrollados, la demanda energética se triplicará en menos de diez años y no hay manera de sostenerla. Así, los investigadores argumentan que la única forma de mitigar los efectos de una demanda tan grande sería que los países desarrollados se comprometen a detener el crecimiento descontrolado y lleven a sus economías a decrecer activamente. 

Ruíz tiene una perspectiva similar sobre la materia, sobre todo, en el esfuerzo colectivo que deben hacer los países a nivel global para enfrentar el cambio climático. Para el investigador, es urgente cambiar la lógica de consumo: “Todos los países deben comprender que deben cambiar las lógicas de consumo. Eso mismo cambiará las lógicas de la economía mundial. Solo con estas acciones directas se podría mitigar el cambio climático que nos afecta a todos por igual”. 

Los investigadores de Nature proponen cinco pasos claves para conseguir esta transición. El primero es reducir la sobreproducción industrial y enfocarse en producir únicamente lo esencial. El segundo, garantizar el acceso de la población mundial a servicios públicos vitales. De esta forma, existiría un consumo más responsable de los mismos. El tercero, que los Estados creen programas específicos para la creación de trabajos enfocados en la protección medioambiental en todas las industrias; así, se atendería con urgencia las carencias ecológicas que aún son ignoradas, a la vez que se promovería la creación de nuevos empleos. El cuarto, reducir las jornadas laborales para permitir que los trabajadores de distintas industrias tengan menor consumo energético, lo que disminuiría las emisiones de carbono. 

Finalmente, aseguran que la única forma bajo la que se podría promover un crecimiento global que proteja a los países empobrecidos de la crisis económica y climática sería que los países ricos perdonaran la deuda externa de los países pobres. Solo así, aseguran, se conseguiría frenar el cambio climático.  

 

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