Crédito: Crédito: Alcaldía de Bogotá
Reserva Van der Hammen: la historia del área de conservación que ha dividido a políticos
A propósito del reciente enfrentamiento en redes sociales entre el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, por la intervención en la Reserva Van der Hammen, le contamos sobre la historia de conflictos de la última década en torno a la idea de intervenir este pulmón verde de la ciudad para construir vías que optimicen la movilidad en la capital.
Por: Carolina Calero
En los últimos días, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán y el presidente Gustavo Petro, han sido protagonistas de un rifirrafe en redes sociales. La causa fue una demanda que hizo el Ministerio de Medio Ambiente y que tiene como objetivo cancelar la licencia otorgada por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) al Distrito para intervenir y ampliar la Avenida Boyacá entre las calles 183 y 235. La demanda ya fue admitida por el Consejo de Estado.
Este proyecto no solo permitiría conectar a Bogotá con municipios de la Sabana, sino que ayudaría a descongestionar la movilidad del norte de la ciudad. Mientras que Galán señala que el Gobierno nacional está empeñado en intervenir y bloquear los proyectos de la capital, Petro argumenta que la acción legal fue tomada pensando en la protección de la Reserva Thomas van der Hammen, por donde inevitablemente pasaría la vía.
Pero este no es un tema nuevo, la disputa sobre el futuro de la Reserva Van der Hammen, una extensa zona verde en el norte de Bogotá, lleva más de una década. Diferentes alcaldías han intentado impulsar proyectos que ordenen la expansión urbana y la construcción de nuevas vías en este espacio, mientras que el presidente Gustavo Petro, incluso desde que era alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015, ha abogado por proteger el área como una reserva natural.
La Veeduría Ciudadana para la Protección de la Van der Hammen ha advertido que una nueva vía dividiría el ecosistema de la reserva. Entre 2021 y 2023, mientras la CAR avanzaba en la evaluación para una licencia ambiental, esta organización pidió explorar alternativas que minimizaran el impacto ambiental. Pero ¿qué tan grande es la reserva y por qué ha sido punto de discordia a o largo del tiempo?
El dilema de construir o no construir en la Van der Hammen
Durante la administración de Enrique Peñalosa entre 2016 y 2019, uno de los proyectos más polémicos proponía intervenir la reserva para integrar una zona de urbanización controlada y mejorar la infraestructura vial de la ciudad.
Peñalosa argumentó que la ciudad necesitaba expandirse para satisfacer las demandas de vivienda y mejorar la movilidad en la zona norte. En su visión, el proyecto planteaba una urbanización "sostenible" que permitiría mantener corredores ecológicos, mientras integraba vías y construcciones habitacionales.
No obstante, los ambientalistas y organizaciones civiles criticaron duramente esta propuesta. Argumentaron que la urbanización fragmentaría el ecosistema, afectando irreversiblemente su función como corredor biológico. Además, estudios ambientales indicaron que la construcción en la reserva podría alterar el equilibrio hídrico y la biodiversidad local. Por lo que finalmente, no se construyó en la reserva.
Con la llegada de Claudia López a la Alcaldía de Bogotá en 2020, cambió radicalmente el enfoque hacia la reserva. López expresó una postura a favor de la conservación y enfatizó la importancia de proteger la zona de cualquier intento de urbanización. En su administración, se comprometió a defender la reserva como un espacio de valor ambiental estratégico y propuso alternativas para el crecimiento urbano en otras áreas de la ciudad, evitando la expansión en la zona de la Van der Hammen.
Extensión e importancia ambiental de la reserva
La Reserva Forestal Thomas van der Hammen, está situada en el borde noroccidental de Bogotá, a una altitud de entre 2.550 y 2.560 metros y se puede considerar un pulmón verde de la ciudad, pues, cuenta con una extensión de 1.395 hectáreas.
Con el fin de preservar su biodiversidad local, garantizar la conectividad entre los ecosistemas de los cerros orientales y el río Bogotá, y evitar la expansión urbana incontrolada, la CAR la declaró como Reserva Forestal Regional Productora en 2011.
Además, de acuerdo a la Secretaría de Medio Ambiente, su ubicación estratégica permite que funcione como un "corredor biológico" que conecta a los humedales de La Conejera y Torca-Guaymaral con otros espacios naturales, como el Bosque Las Mercedes, el Bosque Las Lechuzas y el Parque Ecológico Distrital de Montaña Cerro La Conejera.
En términos de biodiversidad, la reserva alberga una rica variedad de especies. Según datos del distrito y el Jardín Botánico de Bogotá, allí viven 11 especies de mamíferos, 23 de mariposas y al menos 24 especies de aves acuáticas. Además, el suelo de la reserva es el hogar de alrededor de 200 especies vegetales de gran valor ecológico, entre las que se incluyen cedros, arrayanes, raques y una diversidad de orquídeas y miconias.