Cuando hay un torcido en Colombia, el nombre de Emilio Tapia siempre aparece. Gustavo Petro lo denunció siendo senador. Ahora, como presidente, lo podría tener de aliado en la lucha contra la corrupción. Una sociedad entre Tapia y el Gobierno puede ser una total locura o, de golpe, una jugada maestra. CAMBIO revela la propuesta del zar de la contratación con la que busca un “perdón social”.