Catalina Ceballos
12 Abril 2022

Catalina Ceballos

¿Clasista yo?

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Nacemos en la pequeña jerarquía de nuestros hogares, mamá, papá e hijo. Desde ahí como niños y niñas escuchamos lo que hacen nuestros padres, conversación que se transforma en lo que se quiere ser cuando grande, que puede incluir la ilusión de tener un guardespaldas en la portería, historia real, de un compañero del salón de mi hija. En sociedades como la nuestra, tener rango, prestigio, estatus social, influencia, permite tener control, es ahí donde empiezan a hacerse visibles las jerarquías sociales.

En la antropología se habla de las diferencias entre prestigio y dominio. Dos caminos para ganar estatus e influencia en las jerarquías sociales humanas. El prestigio se logra al tener conocimientos especializados y que otros desean aprender, mientras que los individuos dominantes usan la amenaza o el miedo para ganar influencia sobre los demás. ¿Les suena conocido?

En Colombia las jerarquías han llevado a que ciertas personas sean “intocables” como si fueran de una casta superior de la India, pero no, la verdad es que los intocables acá son aquellos que, vinculados por tanto tiempo al poder, parecieran dominar y controlar todo. Esas personas que han utilizado su lenguaje para impregnar de miedo sus discursos y que al final eso los convierte en personas con control. Esos personajes tienen un uso del idioma propio de ese lugar que creen tener.

Ese lugar, ha llevado a que estos personajes hagan denominaciones que diferencian jerarquías entre unos y otros, algo similar sucede con el uso del tu o el usted, o el doctora y el doña. Y que sea este el momento para contar que la palabra doña viene del latín domina, domĭnus que da origen a dueño o dueña. Me pregunto, cuáles serán las razones o la razón por la cual algunos se refieren a Francia Márquez, candidata a la Vicepresidencia, como doña Francia, a Santos y a Petro por sus apellidos, a Íngrid doctora y a Néstor Humberto por nombre y apellido. En el caso de Álvaro Uribe Vélez, padrino político del actual presidente y quien tuvo arresto domiciliario, ¿cuáles serán sus razones? ¿Cuáles son los lugares que otorga a cada una de estas personas en su jerarquía social?

Y en este mismo sentido pienso en la premisa en la que Francia Márquez, candidata a la Vicepresidencia de Colombia se ha referido a lo largo de su campaña con el “soy porque somos”, un modo de vida o filosofía, basada en principios de lealtad y humildad y que lo que propone es que como colectivo todos tengamos un espacio ahí. Ella, la candidata, ha hablado sobre esta expresión como una premisa de vida y de memoria, donde todas las personas tenemos cabida, Francia, Catalina, Elisa, Claudia, Sergio, Federico, Gustavo, Juan Manuel. 

El clasismo es la discriminación hacia otras personas de la misma sociedad. Esto se ha visto en obras de arte donde este sirve a los intereses de las clases dominantes. Por ejemplo, Gómez Campuzano se conoce como el retratista de las clases acomodadas de Bogotá. Y sobre algunas pinturas de finales del siglo XIX y principios del XX se mostró a la mujer en los distintos sectores sociales. Y sí, es claro que todas las sociedades tienen niveles jerárquicos, desde que se inventó el fuego. Y no olvido lo que me dijo alguna vez Gambeta de Alcolirykoz, “¿todos somos iguales?, no. Todos tenemos los mismos derechos, pero iguales no somos”. 

Ni el estatus, ni la renta, ni el patrimonio nos diferencian como personas, cómo nos referimos a ellas, sí. Las consecuencias del clasismo pueden ser el matoneo desde primaria en los colegios y la violencia de un conflicto armado. El clasismo es al final una forma de discriminación. Att: Doña Catalina. 

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Esta semana, en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, se presenta en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, la obra Develaciones, un canto a los cuatro vientos, dirigida por Nube Sandoval, Bernardo Rey e Iván Benavides.Una representación de la diversidad cultural y artística, con muchos lenguajes y una sola historia, el conflicto armado en Colombia. En esta obra se expresa la necesidad de reconciliarnos, es decir, de  recuperar las relaciones aun ante las diferencias sociales, étnicas, de creencia, de intereses. Se trata que de manera voluntaria todos y todas hagamos lo que sea necesario para lograr la paz.

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