Beatriz Ordóñez, la decimera existencialista de nuestra sección, acusa en su colección de versos de esta semana el estado de ánimo decaído y triste del país. Momentos hay en que la chispa de la alegría está apagada y la reemplazan melancólicos sentimientos. Nada que objetar. Típico es de los poetas.
Vivir sin vivir viviendo
El día amanece triste
como luciérnaga herida;
cuando no tiene salida
ni sabe si aún existe.
El hambre duele y persiste
y la mañana es un duelo
por el temor sin consuelo
de tanto clamor fallido.
La tarde será un gemido.
La noche será un desvelo.
Contra viento y marea
La luz nos ha abandonado
y caminamos sin norte,
sin corazón ni soporte,
sin futuro ni pasado.
La vida se ha deformado,
el sol perdió la partida,
buscamos en cada herida
el aire que respiramos.
Y sin embargo luchamos
por encontrar la salida.
La equidad, largo camino
Si tuviera que decir
una palabra precisa,
que fuera clara y concisa,
para poder construir
un justo y buen porvenir,
esa palabra sería
sin duda alguna: empatía;
sentir lo que el otro siente
y actuar consecuentemente:
¡cuán prodigioso sería!
¿Quién los protege?
La mente se le nubló
a este gobierno inclemente,
que sin pensar en la gente
ni investigar lo que vio,
condena lo que pasó
con las protestas y el paro,
pero deja sin amparo
a quien pacíficamente
busca un país diferente
que no le salga tan caro.
Requisitos puntuales
¿Qué prontuario hay que tener
para ser hoy funcionario?
¿Qué dispone el formulario?
¿De qué debe carecer?
¿Es forzoso conocer
personajes cuestionados?
¿Tiene robos confirmados?
(Para una lista con puntos
y requisitos adjuntos
doy falsos certificados)
Beatriz Ordóñez