
En Colombia la décima popular es, sobre todo, un fruto de la costa caribe. Allí prosperan los decimeros de profesión y las ferias donde se realizan concursos y duelos entre estos poetas. Pero en el interior del país también se ha cultivado esta métrica heredada del Siglo de Oro español. Así lo demuestra esta antología de décimas escritas por autores andinos (cachacos genéricos) nacidos en el siglo XIX.
Revelación
Enrique Fernández de Soto (Picio)
Al bajarse del tranvía
Inesita se cayó,
y un borracho que la vio
se reía... se reía...
Roja como una peonía
le dijo ella con descoco:
“¡Por lo que he visto hace poco,
no es usted un caballero!”.
Y él dijo: “Eso es verdadero:
por lo que vi, usted tampoco.”
Brindis por el Perú
Rudesindo Gómez
El poeta aquí presente
levanta la copa ufano
por el ministro peruano
archicariñosamente;
la levanta sonriente
con el rojizo coñac:
que hagan las copas tica-tac,
pues brinda, y a honra lo tiene,
la tierra de Nemequene
por la de Manco-Capac.
A una novia entregada a la morfina
Antonio Ferro (El Jetón)
De tu amor nunca he dudado;
el mío por ti es sin tino
y sin ti no me he encontrado
nunca bien en mi camino,
pero es siempre mi amor fino
y el tuyo es amor-finado.
O más claro: nunca he estado
preso de tu amor estoico.
Tu cariño sí es heroico
y mi amor... amor finado.
Autorretrato
Julio Flórez
Es esta la imagen fría
de un poeta extravagante
que sin fuerzas de gigante
soñó ser gigante un día.
Pero que, tras lucha impía,
mustio y sentido cayó,
pues apenas consiguió
avivar más su deseo
y ser tan solo un pigmeo
que aún sueña en lo que soñó.
Músico, godo y caucano
Gonzalo Vidal
Bendigo al Sumo Hacedor
que quiso hacerme cristiano,
músico, godo, caucano
y antioqueño y entrador.
¿Podría haber dicha mayor
que la de ser uno así?
Delicioso es para mí
pasar la vida tocando,
componiendo y enseñando
do, re, mi, fa, sol, la, sí...
De los mismos
Julio Holguín Arboleda
Yo vine de Popayán,
y por ser extraño aquí
una noche me perdí
en la calle de Florián.
Al pasar por un zaguán
vi una muchacha escondida:
—Estoy perdido, mi vida—
le dije—. ¿Por dónde iré?
Y ella respondió: —No sé,
yo también estoy perdida.
