Fernando Vallejo
2 Agosto 2020

Fernando Vallejo

EL BOBO DUQUE CUMPLE DOS AÑOS

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Dos años cumple el atropellador Duque en su dizque gobierno haciendo de las suyas sin freno, atropellando, decretando, confinando, como cualquier Daniel Ortega, o Nicolás Maduro, o el títere de Raúl Castro en Cuba, que se me olvidó cómo se llama el asqueroso. Este de aquí también es títere, pero de Uribe, que fue el que lo puso creyendo que no lo iba a traicionar como le pasó con Santos, porque al rozagante muchacho que se sacó de la manga como un conejo de prestidigitador le había ido muy bien en Brasil en el 2014, adonde lo mandó de dama de compañía de su candidato de entonces, otro Iván pero con un Óscar antes, a recibir el soborno de Odebrecht. Tanto sería el miedo que le tenía este pobre país acobardado e incapaz de levantarse por insolidario al comandante Aureliano, alias Gustavo Petro, que votó por el sinvergüenza que hoy está cumpliendo dos años sentado en el inmundo solio de Bolívar. El miedo saca a la gente a votar y la confina. Colombia es un país miedoso, aunque con mucho asesino. Hoy los asesinos de Colombia se ponen también tapabocas cagados del miedo de la gripa del nuevo coronavirus. Maricones que poco más han gozado del sexo, ¿no se dan cuenta de que con las anteriores gripas de los anteriores coronavirus ya quedaron medio inmunizados, con media inmunidad montada contra todos los coronavirus? Contra los que haya en circulación hoy día y los que puedan resultar mañana: la de los linfocitos T que producen citoquinas, interleuquinas e interferones, un arsenal atómico contra los virus invasores.

Colombianos espantadizos, asustadizos, gallinas, saquen al bobo de donde lo subieron y háganle frente a la epidemia, que ustedes ya están inmunizados, vacunados por la naturaleza, son inmunes. La peste más verraca se rompe la crisma contra la coraza del colombiano común y corriente. O sea de todos porque aquí los unos están contagiados de fútbol, los otros de redes sociales, los otros de catolicismo o de protestantismo, los otros de uribismo (cada día más pocos), los otros de petrismo (también cada día más pocos). Ahora no se me vayan a contagiar, cagarrutios, de charismo, que este movimiento naciente de política delincuente (lo cual es pleonasmo, con perdón de ustedes) le venderá Colombia a los chinos, si no es que antes no se la vende el bobo Duque. Ya les vendió bananos. ¿Pasará a venderles el puerto de Buenaventura para que abran la ruta de la seda por el mar y llenen de chinos los Llanos Orientales y los tres ramales en que se trifurca la cordillera de los Andes al entrar al país dizque nuestro por su frontera de abajo, convirtiéndola en una colonia china del Pacífico? Yo digo que los Char no van a alcanzar a hacer la venta. Que se contenten por lo pronto con darle a todo el país, si no es que a todo el planeta, un salario mensual sin trabajar, y así los pobres colombianos no tendrán seguir de fiesta en fiesta, de puente en puente, sino que circularán por el puente más largo del mundo, el cual irá de La Guajira arriba hasta los límites abajo de Nariño con el Ecuador.

Pero me desvié del hombrecito del Palacio de Nariño, objeto de este artículo, por culpa de tanto hijueputa que se me atravesó en el camino. Retomemos el tema desde el comienzo, desde que movido por el titiritero Uribe su flamante títere presidenciable llegó al poder: entró atropellando con más impuestos por vía del atropellador de Hacienda, el sinvergüenza Carrasquilla, que ya había sido ministro de lo mismo, de atropello, en los gobiernos de Uribe. Otro títere pues del tinglado uribesco. El culibajito los pone y los quita y los mueve con el meñique de la mano izquierda, pero se le va a acabar el gusto como se le acabó con Santos porque el bobo le está resultando un bobo listo. En duelo verbal casado con la alcaldesa capitalina Claudia López, una flacucha de gafas que aspira al más alto puesto y de ambición tan desmedida como su insignificancia, tomó el micrófono y le dio a la mujercita lecciones de oratoria y de atropello por decreto presidencial, que vale más que cualquier decreto municipal, así sea de la capital de república. La calló y la volvió papilla. Le ganó en cuarentena. ¿La flacucha quería cuarentena? Ahora la iba a tener, pero nacional. “Y el presidente soy yo y aquí me quedo”, dijo como dijo Samper en lejano día. Y se quedó. Y este también se quedó y ahí está, haciendo de las suyas y yo estoy hablando contra el viento.

Miren, ustedes no saben de eso, pero la palabra es más enviciadora que el basuco. El que la agarra no la suelta. A mí porque La Luciérnaga me quitó el micrófono. Que si no… Ahí seguiría relampagueando. Pero como Dios es grande y bueno, me resultó una tribuna mejor, la de Los Danieles. Me quieren poner estos la cámara enfrente, pero como soy modesto me niego. Que salgan ellos dando la cara, que yo ya no me quiero ver la mía en el espejo: veo ahí un tirano metralleta en mano salvando a Colombia, ametrallando padres de la patria, madres de la patria, ministros, magistrados, gobernadores, alcaldes, concejales, presidentes, expresidentes, exvicepresidentes, bacrines, paracos, faracos, exfaracos, acabando hasta con el nido de la perra.

Claudia López es enemiga de Duque y de Petro. Duque es enemigo de Petro y de Claudia López. Y Petro enemigo de sí mismo porque se declaró un cáncer, y en Cuba, con la ayuda de los médicos cubanos que son unas eminencias, en dos días se curó y volvió al país curado de sí mismo. Petro va a ser presidente, pero de su mujer y sus hijos. Los tiempos han cambiado mucho, comandante Aureliano. Ya pasó del tiempo de Uribe, ya pasó el tiempo de Santos, ya pasó el tiempo tuyo, y no bien pase el tiempo de Duque viene el tiempo de los Char, que sé que le van a vender Colombia a los chinos, si es que no se les adelanta el bobo Duque, el bobo listo. Ya les está vendiendo bananos. ¿Qué sigue del banano, hermanos, para dónde va? Ustedes dirán. Continúa en la próxima entrega.

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