Daniel Samper Ospina
19 Junio 2022

Daniel Samper Ospina

MI POLLA PARA HOY…

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Llegamos al final de las elecciones más surrealistas de la historia y todavía hay episodios que no sé si sucedieron en la vida real o si fueron el resultado de un pesado sueño: ¿fue un sueño —o sucedió de verdad— que Alejandro Gaviria confesara que quería ser un BonIce; que Humberto de la Calle se pegara un espadrapo en la boca; que el hermano de Petro ofreciera explicaciones sobre sus reuniones en La Picota desde una clínica, recién picado por un alacrán, en bata médica y con media tetilla asomada? ¿Sucedió ese episodio de verdad? ¿Esa es la paz de Petro? ¿El hermano de Petro es mamón?

¿Publicó Fajardo en su cuenta de Twitter una foto de tres platos con boronas? ¿Íngrid preguntó en televisión si Álex Char tenía maquinarias? ¿Duque dijo en un medio extranjero que de lanzarse ganaría las elecciones? ¿Aspiró a la Vicepresidencia un hermano de Rodrigo Lara que se llama Rodrigo Lara? 

Este es el momento en que no sé si fue un sueño el hecho de que, en estos días finales, Petro apareciera disfrazado de minero, silletero, futbolista e incluso de Álvaro Uribe: ataviado de sombrero y poncho, y trepado en un caballo, solo le faltaba sostener una taza en la mano y girar en torno a su propio Jorgito para exhibir destreza: ¿quién sería su Jorgito, en ese caso? ¿Gustavo Bolívar, que, en medio del delirio, defendió el impuesto del 4xmil cuando Rodolfo propuso quitarlo?  ¿El muchacho hípster de bigotes de Dalí —una suerte de JJ Rendón de Chapinero Alto— a quien encomendaron una campaña lateral para  correr la línea ética y “quemar” contrincantes? ¿O sería Rudolf Hommes? ¿Existe algo más surrealista que la adhesión del “neoliberal humano”? ¿Acaso la de William Montes del Clan de la Gata, o la de los Ñoño Humanos que, según denuncia de La Silla Vacía, ya aterrizaron en el Pacto Histórico? ¿Hasta allá movieron la raya ética? ¿Esa es la paz de Petro? ¿El hermano del Ñoño es mamón?   

La esposa de Petro se trenzó en una pelea con Marbelle. Marbelle se convirtió en líder de opinión política. El influenciador uribista Polo Polo obtuvo una curul que duró lo que Paola Ochoa como candidata a la Vicepresidencia. Y Rodolfo Hernández, el hombre que aspira a sentarse en el solio de Bolívar, apareció en un video de TikTok, en vestido de baño, con un dije de oro enredado en los pelos del pecho, al lado de dos jovencitas. He ahí la visión más insólita que he padecido a lo largo, ya no de la jornada electoral, sino de mi vida: el ingeniero Hernández “como tal”, el ingeniero Hernández “todo él”.  Este es el momento en que todavía no sé si en verdad existe o si aquel extraño anciano de cera, que se bambolea al caminar y luce unos injertos capilares en carne viva, por culpa de los cuales tiene la coronilla color púrpura, es un sueño: ¿vive? ¿Existe? ¿Es? ¿O estamos ante una alucinación colectiva?

Pensaba en aquellas escenas surrealistas mientras preparaba mis números para la polla de Los Danieles porque, para impresión lingüística de mi progenitor, que vive en España, en este portal organizamos una polla en la jornada electoral, y esta vez no habrá estado de excepción: a lo sumo de conmoción interior. Por los resultados.

El premio será un paseo en yate con once modelos, música electrónica y los hijos del ingeniero Hernández, y para el segundo puesto un litro de leche de diez mil pesos, precio en que la tasó Petro en una de sus correrías.

A pesar de que mi noche ideal consiste en ver CMI en la camita y comiendo cereal, lanzo mi apuesta con el vanidoso ánimo de igualar los niveles proféticos del grandioso Hassan Nassar.

Para mí, el triunfador de estas elecciones será el ingeniero Hernández: ha cometido tantos errores, gritado tantas groserías y protagonizado videos de TikTok tan insólitos y de mal gusto que terminará ganando la Presidencia. No resultará elegido a pesar de sus salidas grotescas, sino gracias a ellas. Tomará posesión en la cocina de su casa de Pie de Cuesta, donde leerá —sin levantar la vista y sin hacer pausas de puntuación— un breve comunicado para agradecer la victoria. Anunciará su gabinete con un tiktok donde aparecerá caminando en pantaloneta al lado de los hermanos Galán, a quienes más adelante corregirá con un sopapo público. Impulsado por su política de austeridad, fusionará ya no ministerios sino personas: a doña Socorro con doña Marelen, para que quede con gafas de montura; a William Ospina con Carlos Amaya para que el dirigente boyacense quede resulte con cola de caballo. A los mismos hermanos Galán para que sean uno solo que nadie confunda: Carlos Manuel Galán. Y el mismo presidente se fusionará con Ángel Beccassino, lo cual le permitirá leer comunicados de modo más fluido.

Su progenitora será ministra de Defensa y viceministra de la Juventud (que se fusionan). El dueño de papel higiénico Familia, ministro de Justicia (y de Salud: porque se fusionan). E inspirado en López Obrador, el presidente emitirá un programa diario de televisión y nombrará como presentador suplente a Iván Duque con la condición de que pague de su dinero las empanadas y demás consumos durante las grabaciones.

En marzo lo adherirá Roy Barreras. En abril habrá un estallido social protagonizado por familias colombianas del interior que saldrán a la calle a exigir que les cumplan con el programa de llevarlas a conocer el mar. En mayo el Congreso lo apartará del cargo. En junio tomará posesión doña Marelen Castillo para júbilo del “marelenismo”, que —aunque nadie lo crea— está vivo en las regiones. En julio la canciller y ministra de Deporte, Agricultura y Economía (se fusionan) Íngrid Betancourt escribirá un libro a cuatro manos con Margalida Castro para pedir nuevamente perdón a la Santa Patrona por las declaraciones del depuesto presidente Rodolfo, que se acogerá a la JEP y recibirá como pena sustituta cerrar su cuenta de TikTok.

En agosto doña Marelen dictará un decreto para que el museo del Palacio de Nariño se instale en adelante en su casa, y su familia se instale en adelante en la Casa de Nariño. Y a esas alturas del año se calienta de nuevo el ambiente electoral con el relanzamiento de la campaña de Gustavo Petro, de María Fernanda Cabal y del hijo mayor del ingeniero Hernández, cuya propuesta económica será rebatida por Rudolf Hommes, el neoliberal humano, pero aplaudida por Paola Ochoa, que de paso contraerá nupcias con Polo Polo.

Esa, pues, es mi apuesta. Si gano la polla, cedo desde ya el premio del paseo en yate a mi progenitor: al fin y al cabo él sí está en edad de gozarse aquellos planes, mientras yo me quedo en la camita viendo CMI, ojalá con un cereal. Y leche de diez mil pesos.


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