Con su mirada escéptica y un punto triste, Beatriz Ordóñez nos obliga a reflexionar acerca de temas que sacuden la vida y plantean inquietudes existenciales.
Perderlo todo
Con tantas inundaciones,
angustia el agua hasta el cuello;
en este país tan bello
se ahogan las ilusiones;
son muchas las ocasiones
en que la gente ve hundido
lo que a pulso ha conseguido.
Cuánto dolor sin remedio,
cuánta lucha de por medio.
¡Qué planeta tan dolido!
Tristeza infinita
Y mueren de hambre los niños
en este país, sin pausa.
No murieron de otra causa:
murieron de hambre ¡los niños!
¿Sería un adiós con cariños,
un beso suave y doliente
en este mundo inclemente?
¿Dónde están los responsables?
¿Dirigentes deleznables,
con su mirada indolente?
Vientos mejores
Se avistan vientos mejores
para el acuerdo de paz.
Tiempo ya no queda más:
hubo abandono y errores,
y los actuales gestores
han de cumplir su misión,
para la implementación
inmediata y decisiva.
Si sigue así a la deriva
no tendrá el país perdón.
Mala onda
Hay mucha gente que espera
que a Petro le vaya mal.
Como si fuera normal
creer que si esto ocurriera
y al diablo todo se fuera,
ellos saldrían adelante
en su mundo delirante.
Pero si a él le va bien
a todo el país también;
esto es así de importante.
Cobo ausente
Juan Gustavo Cobo Borda
nos dejó sin su presencia;
pero nos queda su ciencia:
poesía que se desborda
en cualquier tema que aborda.
Vuela la literatura
que en su recuerdo perdura.
Queda su obra en nuestras vidas
como llamas encendidas.
Por siempre genio y figura.