En esta ocasión, nuestra poeta Beatriz Ordóñez hace un barrido decimero de la actualidad y, desolada, propone que cambiemos nuestro destino.
Una verdad de a puño
¡Cuánto aguanta este país!:
atracos a mano armada,
la corrupción desbordada
y una miseria infeliz.
Hay que buscar la raíz
del hurto desenfrenado;
pero algo está comprobado:
este delito frecuente
no existiría si la gente
no comprara lo robado.
Ley sin garantías
Nuestra ley de garantías
derogaron sin prejuicios,
y los próximos comicios
serían un galimatías.
Podrían firmar (¿lo sabías?)
contratitos a montón,
previos a cada elección.
Y así saldrían elegidos,
con votos comprometidos,
el truco y la corrupción.
Pero una juez competente
consideró vulnerados
los derechos conquistados
por dicha ley tan urgente;
y le ordenó al presidente
mantener las garantías
como estaban concebidas,
sin las modificaciones.
Ya vienen las elecciones:
tengan el ojo pendiente.
Que cumplan
Cómo será el veintidós,
tan lleno de incertidumbre,
y con esta podredumbre
que nos rodea tan atroz.
En este país feroz
vivir es una proeza
y el pueblo con entereza
reclama la democracia,
pero sufre la desgracia
de su infinita pobreza.
Se vale soñar
¿Habrá que hablar cada día
de tanto horror que vivimos?
¿Qué pasa si hoy convertimos
los odios en poesía,
los duelos en rebeldía,
y nos tomamos las manos
como imperfectos humanos?
¿Qué pasa si en el camino,
cambiamos nuestro destino
y nos volvemos hermanos?
Beatriz Ordóñez