Rodrigo Lara
4 Enero 2023

Rodrigo Lara

2023: un año incierto e impredecible

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Enero marca el comienzo efectivo del gobierno Petro. Los cuatro meses iniciales de un periodo presidencial sirven para organizar los preparativos de un plan de gobierno. La primera tarea de la administración Petro consistió en conformar una coalición de gobierno, con la cual sacó adelante una reforma tributaria necesaria para ofrecer tranquilidad a los prestamistas y garantizar los ingresos de sus políticas sociales, las cuales quedaron plasmadas en el presupuesto aprobado. Por otro lado, el gobierno, aprovechando su momento de mayor fortaleza política, se quitó de encima el chicharrón del déficit del fondo de subsidio de los combustibles y se dio la pela de aumentar el precio de la gasolina. En materia de defensa anunció la construcción en Cotecmar de la fragata colombiana y la compra de aviones de combate. Finalmente, el gobierno sacó adelante el marco normativo necesario para su audaz y difícil apuesta de paz total. 
 
Así las cosas, el gobierno Petro comenzó realmente el primero de enero de 2023, y es a partir de ese momento cuando los colombianos podrán medir su capacidad para ejecutar sus principales banderas. Este año, contando ya con herramientas en mano, el gobierno presentará en el Congreso algunas de sus principales reformas. La más difícil de todas será la pensional, dados los inmensos intereses económicos que existen de por medio y el poder mediático de los dueños de los fondos; el gobierno debe ser cauto e inteligente en sus anuncios por los posibles efectos de esa reforma en la tasa de cambio y en la ansiedad que puede producir en cualquier persona la suerte que corran sus aportes pensionales. En materia de salud, el gobierno también debe actuar con mucha prudencia para no afectar el acceso efectivo de la población a los servicios médicos, lo cual podría volvérsele políticamente explosivo.  En materia laboral, el reto principal consiste en que las ideas de justicia laboral de algunos de los sectores de su gobierno no terminen riñendo con la realidad de un mercado del trabajo en donde la mitad de la población vive en la informalidad. Y en cuanto a la reforma agraria, el gobierno de manera sensata ya dio un primer paso al lograr un acuerdo de principios con los ganaderos. 
 
Las dificultades principales para el gobierno provendrán de la recesión económica global en ciernes. Un aspecto positivo para el país tiene que ver con el hecho de que los precios de los combustibles deberían mantenerse elevados por factores de inestabilidad externa como la guerra en Ucrania. Sin embargo, el crecimiento del año entrante será solo de 1,5 por ciento y la tasa de inflación se mantendrá elevada en cerca de 12,5 por ciento, lo cual en cualquier parte del mundo genera descontento social. Un hecho que puede constituirse en una grata noticia para la manufactura y el agro, es la reapertura del comercio con Venezuela, otrora nuestro principal socio comercial.
 
Un factor de tensiones para el gobierno será la apuesta de paz total. El desaire del ELN al presidente al desmentir su anuncio de un cese bilateral es una muestra patente de la inestabilidad del escenario y de lo difícil que es negociar con una organización que hoy opera también como un brazo largo del régimen de Maduro. Pareciera que la racionalidad detrás de los acuerdos regionales consiste en desactivar la capacidad de los grupos armados de transformar violencia en fuente de riqueza y en aliviar, por supuesto, la situación de la sociedad civil objeto de la misma.
 
Y finalmente, en materia política lo cierto es que sin Uribe la oposición parece un poco perdida y hoy pareciera ser más la tarea de algunos conglomerados económicos y ciertos medios de comunicación. Las elecciones locales de octubre pueden convertirse en un punto de inflexión política con efectos en los años venideros. El petrismo tiene herramientas y aceptación para ganar varias elecciones locales, siempre y cuando la hibris -es decir la desmesura y la arrogancia del poder- no se apodere de sus cuadros políticos. La derrota de los candidatos del petrismo en las grandes capitales podría significar el renacer de sectores políticos que se pensaban postrados y marcar el inicio de un paulatino declive político del gobierno. Por otro lado, algunos grandes conglomerados económicos, más finos haciendo negocios que política, pueden verse tentados de cometer los mismos errores que los condujeron a la humillante derrota sufrida con el candidato presidencial de Iván Duque. 
 
El 2023 será un año difícil para el mundo. La apuesta de todos no puede ser otra distinta a que Colombia navegue bien las tormentas, y para eso esperamos que el gobierno acierte. Cierta oposición, paradójicamente distinta a la sensata que ha hecho Álvaro Uribe, parece aún no aceptar que el gobierno ganó las elecciones y que necesita un compás de espera mientras pone en marcha las banderas por las cuales votaron los colombianos. El gobierno, por su parte, tiene el deber de hacer todo lo que esté a su alcance para unir a los colombianos. Su legado será el éxito de sus reformas y la paz política y social que susciten.

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