Velia Vidal
22 Julio 2022

Velia Vidal

Abrazar nuestro museo

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Mientras el vagón del TransMiCable en el que íbamos Laura Cuervo y yo se elevaba lentamente, con esa mirada serena que uno logra cuando toma distancia y se alza por el aire física o mentalmente, observé las casas pintadas de colores, las calles destapadas y estrechas, los niños que caminaban rumbo al colegio. Descubrí desde ahí una Bogotá distinta a la que he visitado. Estaba en Ciudad Bolívar y me dirigía a conocer el Museo de la Ciudad Autoconstruida. 

Dos cosas me impactaron de este museo: la relación con los materiales y la apropiación de los habitantes de la zona. Tejas de zinc, rejas de segunda, tablas de madera sin cepillar, polisombras, mantos asfálticos, tierra. Todo lo que las familias han usado para ir haciendo sus casas, día por día, a mano, con lo que encuentran en un entorno estigmatizado, por muchos años ignorado, donde la ciudadanía ha tenido que construir a pulso la garantía de sus derechos; de la misma manera que sus casas. 

Andretti Menjura, coordinador del Museo y habitante del sector, y Anghello Gil, su curador, me acompañaron en un recorrido en el que no solo conocí lo que estaba expuesto sino el modo como cada componente se relaciona con la historia de la localidad y con los grupos artísticos, comunitarios, étnicos y ambientalistas que trabajan activamente en el presente. “Estamos en autoconstrucción” fue la frase que usó Andretti para despedirnos. 

El Museo Afro de Colombia está en construcción. Un proyecto que se encuentra en sus etapas iniciales y que naturalmente está a cargo del Museo Nacional por designación del Ministerio de Cultura. Las obras físicas en Cali empezarán el próximo año, pero han ocurrido ya múltiples encuentros y conversaciones en Quibdó, Turbo, Cartagena, Bogotá, Medellín, Guapi, Buenaventura, Nóvita, Acandí y otros lugares con una importante presencia de comunidades negras. 

En la conversación con Alejandro Flórez y Pongele Matewa, quienes me compartieron los avances del proceso y la mirada con la que se está trabajando, quedé convencida de que es indispensable que los afros, raizales, palenqueros, negros y negras de toda Colombia abracemos este museo como el nuestro. La generosa sede de Cali será un primer espacio y punto de partida para lo que realmente va a significar este nuevo proyecto y equipamiento cultural del país. El Museo Afro de Colombia será el epicentro de las indispensables conversaciones sobre el racismo y la exclusión a los que han sido sometidos nuestros pueblos. Aquí podremos encontrarnos alrededor de la historia que ha sido negada, no solo la de nuestros ancestros que fueron traídos en condición de esclavos sino la de victimización a través del conflicto armado y la de ausencia de acciones afirmativas para cerrar las enormes brechas que nos separan de la garantía de derechos. Y aquí podremos hacer visible la enorme lucha de nuestros pueblos, los procesos políticos que han dado como resultado el reconocimiento constitucional y, derivado de ello, importantes avances en el reconocimiento de nuestro derecho a la tierra, a la organización política y la participación, entre otros.

El Museo Afro de Colombia le dará la oportunidad a este país de cuestionar su relación con un grupo poblacional absolutamente importante no solo en términos estadísticos, sino culturales. Por eso debe ser abrazado por todos y, en especial, por el nuevo gobierno que deberá entender que este sueño no está ligado a períodos de cuatro años o a partidos políticos, que está ligado a la historia misma de la nación. 

No es fácil construir un proyecto de estos en medio de la desconfianza que tenemos en las instituciones públicas. Una desconfianza justificada que a mí también me llevó a acercarme con sospecha; sin embargo, y en honor a la resistencia de nuestros antepasados, tendríamos que ser capaces de deponerla y materializar este sueño, especialmente porque podría ser nuestra principal herramienta para trabajar en la dimensión más compleja del racismo: la cultura. Esa dimensión que, de ser tocada, nos va a permitir una futura sociedad un poco más justa y equitativa. 
 

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