Camila Zuluaga
14 Abril 2022

Camila Zuluaga

Alerta temprana

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Lo más delicado del episodio del hermano de Gustavo Petro visitando a Iván Moreno en la cárcel Picota de Bogotá, más allá de las contradictorias respuestas de la campaña, es la reacción inmediata que tuvo el candidato frente a los periodistas que publicaron el informe. Según narró el equipo dirigido por Ricardo Calderón en Noticias Caracol, Petro no respondió a la solicitud de información, pero sí escribió inmediatamente en su cuenta de Twitter: “Mal hacen nuestros rivales mediáticos, los mismos que iban a poner a hablar presos del narco diciendo que habían otorgado dineros a la campaña, poniéndolos a hablar ahora diciendo que se les ofreció rebaja de penas por votos”.

Preocupa esa inmediata respuesta porque esconde que aquel que se atreva a publicar algo en contra de su campaña o siquiera a cuestionar un accionar de sus allegados es denominado como rival. Esa ha sido la estrategia de muchos políticos a nivel mundial, encontrar en la prensa un enemigo para no tener que responder por los cuestionamientos que se les hacen. Es un método que han encontrado rentable, pues los medios atraviesan una evidente crisis de credibilidad frente a la ciudadanía. Dicha crisis obedece a muchos factores que se han analizado bastamente por miembros de los medios, académicos y políticos. Hay responsabilidad de todos, se ha hecho un mea culpa y en muchos casos se está intentando recomponer el camino. Por eso para cualquier democracia, minar aun más la prensa como en este caso lo hace Petro, es el caldo de cultivo perfecto para tener en el poder líderes autoritarios a los que poco les gusta la crítica. 

No se entiende cómo pueden el candidato presidencial y sus acérrimos seguidores calificar el informe de Noticias Caracol como una nota hecha por sus rivales mediáticos. Calderón y su equipo son el grupo de investigación periodística más prestigioso de Colombia y podríamos decir incluso que uno de los de América Latina. De hecho, muchas de sus investigaciones y denuncias han sido utilizadas por el propio Gustavo Petro a lo largo de su carrera, en la compilación de información para sus debates. Sorprende que ahora, cuando se publica algo en su contra, se tilda entonces de enemigo a ese grupo cuando se atreve a cuestionarlo. 

Un verdadero demócrata, en vez de reaccionar de manera agresiva e inquisidora, atiende al periodista, da respuesta y esgrime su versión. Entiende que, como personaje público, político y aspirante a la presidencia de Colombia, tiene el deber con la ciudadanía de responder cualquier interrogante que se tenga sobre su campaña y proceder.  Pero no, Petro decidió mandar un mensaje a través de sus poderosas redes sociales tildando de ataque preguntas legítimas. Como tantos otros políticos en el mundo, sabe que esa comunicación directa y sin filtro a través de redes es más rentable a la hora de lograr un apoyo irrestricto. 

Sin duda, una estrategia que lo está llevando al poder, pero a costa de un daño enorme al país y la defectuosa democracia que ya tenemos. Es mejor un mundo con una prensa mala y mediocre que sin ella. A pesar de que, en este caso, el informe de Noticias Caracol no es ni malo ni mediocre, es un trabajo periodístico que plantea preguntas válidas frente a un hecho que se ha verificado con varias fuentes: la visita del hermano de un candidato presidencial a la cárcel a reunirse con políticos condenados por corrupción donde se mantuvo una conversación sobre el “perdón social”. 

Por eso hablo de una alerta temprana; la propuesta del cambio y de una Colombia mejor, en ningún caso puede tener dentro de sus postulados ver a la prensa como rival y enemiga. Debe más bien entender que en un sistema democrático la prensa -sin importar su color u origen- hace preguntas y es deber de los líderes responderlas.

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