Catalina Ceballos
26 Abril 2022

Catalina Ceballos

ARTBO para niñas y niños

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Este fin de semana sucedió el primero de los dos momentos dedicados a las artes plásticas, visuales, escultóricas, que ofrece ARTBO de la Cámara de Comercio de Bogotá, con su proyecto ARTBO-Fin de Semana, un lugar producto de la evolución del espacio ferial lleno de grandes e intimidantes sitios comerciales internacionales, que también continúa, este en cambio se acerca más al ciudadano de a pie, que además invita a las galerías a pensar y curar sus espacios pensando en la circulación de gente durante este fin de semana. ARTBO - Fin de Semana nos permite recorrer la ciudad, entrar a zonas que de otra manera no se visitarían, encontrarse con otros entusiastas como uno y acercarse al arte de una forma distensionada y sin compromisos.

Para mí, significa planear el tiempo con mi hija de 11 años, soy fanática de la actividad, para mí no es un dilema llevar a Elisa o no. Para quienes tienen la opción, siempre les diré, "sí, traiga a sus hijos". Para otros, ARTBO es una donde las cifras de miles o millones de dólares circulan en las mediciones de las Industrias creativas, para mi es la oportunidad que mi hija se acerque al lenguaje del arte. No dejo de pensar en la importancia de Introducir a los hijas e hijos al arte moderno y contemporáneo en mi caso, he decidido que sea el comienzo de una larga y divertida aventura. Procuro que ella se emocione con el plan, que por supuesto, puede incluir un helado en el camino.

Este fin de semana fueron tres espacios los escogidos por ella y por mí, espero que el recuerdo quede para la posteridad.

La primera parada fue el Planetario: ‘Tragarse el universo, cagar una hormiga: esbozos de un taumaturgo constipado. Nieto’ una muestra de múltiples lenguajes, desde el arte perversionista de Marcel Flores (que por supuesto no permitimos que Elisa viera), hasta una irónica y transgresiva proyección de arte visual de Daiichi Mori en el domo, posterior a la presentación de la soprano Michiko Takahashi, quien canta en francés con una gran túnica negra con sus pies cubiertos, por unos pies dorados que recuerdan un emperador romano. La muestra es curada por el gestor cultural, mánager, promotor, investigador y artista Santiago Gardeazabal, quien se arriesga a trabajar con y para “Nieto”, al explorar un montaje de múltiples lenguajes en el Planetario. Elisa con solo 11 años miraba sin entender, recorría el espacio entre luces, formas, y gente joven, tantas preguntas que surgen al ver un kimono con un Mickey Mouse estampado, al lado de unas cabezas flotantes que no dejan de recordarnos la macabra costumbre de los samuráis por coleccionar cabezas. Al final, la sensación, según Elisa es que, cada persona tendrá que reflexionar sobre algo y ¿cómo no? si se trata de una hecatombe, o el apocalipsis o vivir entre pantallas, pandemias y guerras. Supondría que la organización de ARTBO le interesa cuestionar, acercar desde otros lenguajes a la gente que quiere o se interesa por indagar sobre el lenguaje del arte y el lugar de las artes, en particular con una obra como esta que sin duda será polémica con los alter egos de “Nieto”.

Segunda parada, la nueva y segunda sede la de Galería Mor Charpentier, que cuenta con su sala principal en París, ubicada en una calle de grandes y frondosos arboles entre casas inglesas, en el barrio Teusaquillo. Allí estaba la muestra de la fotógrafa chilena, Paz Errázuriz, con su mirada que camina por entre prostíbulos, el dolor del caso Sepur Zarco y las fiestas del mundo travesti del Chile de los ochenta. Elisa en silencio, con mirada curiosa no pregunta, solo dice es un contexto muy duro. Entiende porque le explico el dolor sufrido por las mujeres indígenas de Guatemala, quienes fueron víctimas, como lo son aquí en Colombia, durante el conflicto de violaciones sistemáticas a sus derechos humanos. Los retratos en blanco y negro y a color, las miradas allí vistas aún hoy, me hablan.

Tercera y última parada, Casas Riegner. Allí tuvimos la fortuna de recibir la visita guiada, la mediación, de parte de la curadora de la galería, Paula Bossa. La muestra se titula ¿Pintura, no pintura? Mi hija, esa niña de 11 años le gusta, entiende, me dice “me gusta entender el concepto, cambiar la idea tradicional de la pintura” o como lo expuso Paula “la pintura, es maleable, es híbrida, es expandible”. Allí, en esa hermosa casa de Quinta Camacho, completamente habitada por obras, vimos el trabajo de Luis Roldán y Luz Lizarazo (quien ya es preferida de Elisa) en un diálogo intergeneracional con las obras de Siu Vásquez y de Verónica Lehner, entre otros. 

¿Qué tan importante es pensarse estos espacios también para niños y niñas, cada una de estas salas contaba con visitantes entre los 8 y los 15 años, será que curadores, directores de salas, organizadores están pensando en ellos y ellas? Nos corresponde como papás y mamás educar a nuestros hijos e hijas en el mundo del arte, tal vez leer algunas historias sobre artistas juntos, mostrarles algunas imágenes de algunas obras de arte con anticipación. Dejar que ellos marquen el ritmo del recorrido.
Hablar con ellos después sobre lo que visitaron y lo que disfrutaron. Lo más importante, visitar museos y galerías como parte de las actividades lúdicas, siempre que se pueda. Saber que esto es un lujo que nos podemos permitir solo algunas personas y que ojalá algún día no tengamos que relacionar las visitas a estos espacios, con un mundo de riqueza y privilegio.

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El debate presidencial en la Feria del Libro: nos quedamos esperando respuestas sobre cómo entienden el estado actual del sector de las artes y el futuro que proponían los candidatos en el inmenso universo de las expresiones artísticas y prácticas culturales en Colombia. Al contrario, un debate desorganizado, con solo cuatro preguntas sobre el sector cultural, con enfoque en el sector editorial. Profunda frustración al ver un auditorio desconectado, grosero, irrespetuoso. Si no es por Claudia Morales, no habría nada positivo del debate. 
 

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