Mariana Garcés
20 Mayo 2022

Mariana Garcés

Aún estamos a tiempo

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Debo confesar que he seguido con interés el proceso electoral en Colombia; oído diversas explicaciones, compartido espacios con amigos y contertulios informados y buenos analistas, leído documentos y reportes de tendencias políticas diferentes, participado en chats donde las agresiones por el solo hecho de atreverse a opinar están a la orden del día, y cada vez me siento más confundida y enormemente sorprendida. En conclusión, no entiendo nada.

La izquierda rápidamente llegó a un acuerdo en torno a la figura de Gustavo Petro y Francia Márquez quien con su sorprendente votación se ganó el derecho a la candidatura por la Vicepresidencia del Pacto Histórico. La izquierda logró la foto que jamás habíamos visto. Todos en tarima, unidos con un propósito común: ganar las elecciones: Petro, Francia, Cepeda, Alexander López, Gustavo Bolívar, Aída Avella…a una sola voz. El Pacto además logró una votación histórica para Congreso en las pasadas elecciones.

Petro aparte de un manejo eficiente de las redes, y de una imagen moderna y colorida de su logo símbolo, sigue de alguna manera haciendo política a la vieja usanza. Llena plazas enormes. Una toma en televisión del caudillo con su tono “veintejuliero” y sus promesas, algunas muy sensatas e inteligentes y otras claramente incumplibles, convence a los ciudadanos de que él encarna el anhelado cambio. Se presentan como los que nunca han gobernado. Como si haber ocupado el segundo puesto más importante del país, la Alcaldía de Bogotá no hubiera tenido efecto alguno. Como si hoy la izquierda no hubiera ganado la posibilidad de administrar ciudades como Medellín y Cali. Gobernar no es solo ocupar la Casa de Nariño. 

Federico Gutiérrez logró el triunfo de la coalición de la derecha gracias al guiño de Uribe. Él representa la continuidad así lo niegue; no solamente es evidente que sus propuestas son una copia de todo cuanto prometió Duque hace cuatro años, sino que, para los colombianos sin excepción, encarna el continuismo. Este gobierno no tiene grandes realizaciones para mostrar. Hasta integrantes de su propio partido político, Centro Democrático, tal vez en contravía con las órdenes de Uribe -o con su aceptación plena- nunca se sabe, han criticado duramente al presidente y a su equipo. Casi toda la dirigencia empresarial de manera torpe, y por su pánico a Petro, le apostó a Federico. Apenas ahora, a días de las elecciones se van dando cuenta de su equivocación. Por más plata que hayan aportado a esa fórmula no es Federico la alternativa que creían para derrotar a Petro. Van en caída libre… intentan saltar a las toldas del ingeniero Rodolfo Hernández.

Hernández ha logrado captar la atención de todos aquellos que no están en favor de Petro y que jamás votarían por la izquierda, pero tampoco están en favor de que este país siga gobernado por Uribe y Duque. Tal vez es la persona que, con un lenguaje sencillo, mejor conecta con esa parte del electorado. Muchas de sus propuestas son absurdas e inviables; en todo caso ir de frente contra el candidato del continuismo y prometer cárcel para los corruptos además de referirse a ambos con todo tipo de epítetos, le significó adeptos. 

Muy tristemente, parece que no son las propuestas las que llevan a los colombianos a decidirse por quién votar. Lo que verdaderamente pesa en esa decisión es el “empaque” … que si llena o no las plazas, que es el que dice Uribe, que no roba, que va de primero en las encuestas, que este sí va a acabar con los ricos, que este es de los nuestros…y así todo tipo de “decires” que se quedan en la forma; pero los programas, las propuestas verdaderamente transformadoras y realizables, no populistas, no tienen importancia en el momento de escoger quien gobierna a Colombia.

Esto me produce profunda tristeza. Vuelvo a repasar los planteamientos y las intervenciones de Sergio Fajardo, de Luis Gilberto Murillo y del equipo de la Coalición Centro Esperanza y confirmo sin duda, que son pertinentes y convenientes. No logro entender por qué esta alternativa marca bajo en las encuestas. Colombia no encuentra un mejor equipo para alcanzar las transformaciones que necesita. Para trabajar por la implementación de la paz; para que la educación vuelva a estar en el primer lugar de la inversión pública; el país tiene la posibilidad de contar con un grupo honesto y con verdadera vocación de servicio. 

Quedan apenas días para que se defina nuestro futuro. Y con la fe del carbonero y esperanza, continuaremos creyendo y trabajando para que Sergio Fajardo y Luis Guillermo Murillo obtengan el favor del electorado y sea posible que gobiernen en los próximos cuatro años a Colombia. Esas mismas encuestas que me levantan enorme sospecha dicen que el número de indecisos y de votantes en blanco es grande. De ser ciertas, ojalá estos indecisos decidan hacer parte del equipo que puede lograr un mejor futuro para todos. Aún estamos a tiempo.

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