Gabriel Silva Luján
2 Octubre 2022

Gabriel Silva Luján

¿Blinken vs. Petro?

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, nos visita hoy. Según la agenda publicada quien es el principal responsable de la política exterior gringa tendrá reuniones con el presidente Gustavo Petro, el canciller Álvaro Leyva y la vicepresidenta Francia Márquez. Independiente de las especulaciones y exageraciones que se han dado sobre las motivaciones y temas de la visita, unas reuniones de esa naturaleza no son una oportunidad menor. Los diálogos de alto nivel son escasos y esporádicos por lo que esta ocasión es importante para avanzar en las relaciones bilaterales que, sin duda, atraviesan un momento de incertidumbre y confusión mutua.

La primera pregunta que se debe hacer el gobierno es: ¿a qué viene Blinken? El viaje tiene dos escalas, Colombia y Chile, previo a llegar a Perú donde se realiza la 52ª asamblea general de la OEA. Es decir, la atención del secretario estará enfocada en la dimensión multilateral regional y en los asuntos hemisféricos. Un mundo en turbulencia y un contexto de profundos cambios en el sistema internacional, además de los desafíos geopolíticos, hacen que el encuentro interamericano tenga una trascendencia mucho mayor que la usual para los Estados Unidos. Por eso mejor que aterricen, ya que el tema central no serán las audacias de Petro en materia de extradición o paz total.

Blinken tiene como propósito específico lograr una condena de la asamblea de la OEA a la agresión rusa y un pronunciamiento contundente de solidaridad con el pueblo ucraniano. Estados Unidos espera de Colombia un respaldo activo a esta propuesta en su lucha por aislar a Putin internacionalmente. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que el silencio cómplice de Petro frente al tema, sus pronunciamientos en la ONU y lo que dijo durante la campaña auguran una actitud poco constructiva para esa iniciativa de parte de la diplomacia colombiana.

Esto sería un error garrafal del primer mandatario y un desafío mayúsculo a los gringos y a la Europa amenazada, para quienes ciertamente no pasará desapercibido. Esa actitud pondría a Colombia tácitamente del lado del agresor rompiendo con la tradición que tanto le ha servido al país de siempre condenar las violaciones al derecho internacional. Sería bueno que el gobierno recordara que en las relaciones entre países nada ocurre por coincidencia y todo está conectado. Así se lo hizo saber Washington cuando el gobierno creyó que podía alegremente obviar las sanciones estadounidenses al régimen de Maduro, con motivo del frustrado inicio de los vuelos comerciales entre Caracas y Bogotá.

Eso nos lleva a otro tema que será motivo de diplomacia de pasillo y estará ineludiblemente rondando el ambiente en que se reúne la asamblea general de la Organización de Estados Americanos. Me refiero a la Carta Democrática de la OEA que dice: “Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de defenderla”. El gobierno del presidente Biden toma muy en serio ese compromiso interamericano y tiene en la mira varios de “los nuevos mejores amigos” del presidente Petro.

No debe sorprendernos que cuando el canciller Leyva llegue a Lima traiga consigo el mandato de “universalizar” la OEA, obviando los mencionados compromisos mediante la flexibilización de la definición de “democracia”, para así abrirle la puerta a quienes tienen talante autoritario. Además, Leyva buscará evitar las condenas que se propondrán, con base en los principios de la “Carta Democrática”, a Venezuela, Nicaragua, Cuba e incluso El Salvador. Nuevamente esto pondrá en rumbo de colisión a Estados Unidos y Colombia, dado que además de sus convicciones democráticas Estados Unidos tiene las elecciones de “mitaca” en noviembre, en las que los republicanos aprovecharán cualquier excusa para criticar al Partido Demócrata de tolerante con el ascenso de las dictaduras y de la izquierda en América Latina.

En ese contexto uno esperaría, por el bien de Colombia, que tanto el presidente Petro como la vicepresidenta Francia Márquez y el canciller Leyva entiendan que esta no es una oportunidad para exhibicionismos ideológicos y más bien aprovechen la coyuntura para enlistar de manera pragmática a los Estados Unidos en favor de la agenda del Pacto Histórico y, ante todo, en beneficio del interés nacional.

Twitter: @gabrielsilvaluj

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas