Johana Fuentes
15 Diciembre 2022

Johana Fuentes

Con los niños no se juega

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Esta semana comenzó con una noticia dolorosa: veinte niños murieron en La Guajira por desnutrición. El presidente Gustavo Petro calificó el hecho como un fracaso de su gobierno y le lanzó un regaño al ICBF, pero de nada sirve un airado llamado de atención si al frente de esa entidad continúa Concepción Baracaldo, cuyo único mérito para estar ahí es ser la amiga de Verónica Alcocer. 

Baracaldo fue nombrada en el cargo pese a las advertencias sobre su nula experiencia en infancia y adolescencia y a los cuestinamientos que pesaban sobre ella durante su gestión como secretaria de Planeación de Chía. Como si fuera poco, la Consejería Presidencial para la Infancia quedó en manos de la publicista Eva Ferrer, otra amiga ⎯también sin experiencia⎯ de la primera dama. 
¿Por qué en el gobierno de la vida se juega así con la vida de los niños?

El presidente parece tener claro que Baracaldo no está haciendo las cosas bien, o al menos eso dio a entender el mensaje que le envió ese día: “Si van a repetir las cosas como se están haciendo, pues vamos camino al abismo. Si el ICBF hace lo mismo que ha hecho en estos últimos años, que ha visto morir miles de niños aquí, si siguen repitiendo lo mismo, van a seguir viendo morir a miles”. Lo extraño es que no tome acciones realmente contundentes al respecto. 

Basta con revisar el anuncio que hizo la directora después de ese episodio: Enviar 50.400 unidades de bienestarina líquida para los niños menores de cinco años. Desconociendo que la desnutrición ⎯sobre todo en ese departamento⎯ tiene causas profundas que se deben tratar con un enfoque étnico que caracterice a la población y un plan integral que cubra los servicios básicos de salud, educación y agua potable. 

Tristemente las muertes de niños en esa región ⎯una de las más pobres del país⎯ no es algo nuevo, este año han muerto más de sesenta. Sin embargo, una de las metas del presidente Petro es erradicar el hambre, por eso también mencionó a la clase política, que tiene una gran parte de la responsabilidad en el tema. Pero si por el ICBF llueve, por Uribia no escampa. Un día antes de que se hablara de la muerte de los niños, el alcalde Bonifacio Henríquez estaba de parranda con sus amigos el representante a la Cámara Juan Loreto y Jaime Luis Lacouture,  secretario general de la Cámara de Representantes. La fiesta ⎯pagada con recursos públicos⎯ se hizo para conmemorar el día de la Virgen de la Concepción y tuvo como invitado especial a Peter Manjarrés. 

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Cabe recordar que Juan Loreto o JuanLo, como le dicen en la región, fue vinculado al proceso que adelanta la Corte Suprema de Justicia en contra de su madre, la exrepresentante a la Cámara María Cristina ‘Tina’ Soto, por presunta compra de votos en la campaña de las elecciones al Congreso de 2018 y denunciado por negociar agua a cambio de votos durante la última campaña legislativa, tal y como lo conté en esta columna.

Para profundizar

El alcalde Henríquez no se queda atrás, no solo tiene un historial de transfuguismo político, sino que lo llaman el zar del PAE, pues habría intercedido en transferencias del Plan de Alimentación Escolar, además, tiene denuncias por haber puesto la alcaldía al servicio de la campaña al Congreso de Loreto y su fórmula al Senado, el antioqueño Carlos Trujillo. 

La nefasta combinación de una clase política indolente y una directora del ICBF sin preparación, ineficaz y con una gestión prácticamente invisible, causa un daño irreparable, como ya lo estamos viendo. Presidente Petro, es hora de priorizar el bienestar de la niñez por encima de las influencias de la primera dama y remover de su cargo a Concha Baracaldo. Con los niños no se juega. 

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