Johana Fuentes
21 Marzo 2022

Johana Fuentes

Democracia a la carta

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“No se puede aceptar este resultado”, fue lo que escribió Álvaro Uribe en su cuenta de Twitter, luego de conocer que su partido quedaba con una curul menos en el Senado tras el escrutinio oficial de votos, reafirmando así la debacle, casi inminente, de esta fuerza política. Esto sucedió la misma semana en la que, en una entrevista en La W Radio, el expresidente había asumido la culpa de la derrota electoral: “Disminuimos muchas curules y el principal responsable soy yo”, dijo un día después del preconteo del domingo.

El detonante de su cambio de discurso fue que el Pacto Histórico, que había denunciado la desaparición de casi 500.000 votos, recuperó tres sillas en el Senado, pasando de 16 a 19. Eso desató una cadena de tuits incendiarios hablando de fraude. No contento con desconocer el resultado del 13 de marzo, metió al baile a Venezuela —como es costumbre del uribismo en época electoral—, endilgó votos de Petro a zonas de narcotráfico y dijo que quienes se robaron el plebiscito, pretendían robarse estas elecciones. Se le olvida a Uribe que el ‘No’ en el plebiscito por la paz se reconoció el mismo día de la votación y él estuvo sentado mes y medio con otros dirigentes de derecha, negociando un pliego de peticiones con el gobierno Santos.

Su voz no solo fue amplificada por los seguidores y militantes del Centro Democrático, sino que los líderes políticos de este partido cantaron al unísono fraude. Edward Rodríguez —que se quemó buscando reelegirse en la Cámara de Representantes— pidió que se repitieran las elecciones al Congreso, la senadora Paloma Valencia se fue por la renuncia del registrador y un reconteo general de los votos, petición que respaldaron los senadores Ernesto Macías, María Fernanda Cabal y el excandidato presidencial Rafael Nieto. Miguel Polo Polo, que perdió la curul en el escrutinio, se puso La Biblia debajo del brazo: “Dios nos dio la curul y solo Él nos la podrá quitar”. A estas voces se sumaron las de los conservadores en cabeza del expresidente Pastrana, que no dudó en afirmar que las cifras oficiales de la Registraduría “apestan a fraude a favor del Pacto Histórico” y solicitó el nombramiento de un registrador ad hoc para las presidenciales. 

No hay que minimizar lo que pasó en el preconteo, todo lo contrario, que no aparezcan casi medio millón de votos genera desconfianza, sobre todo con un registrador que ha brillado por sus salidas infortunadas, sin embargo, se demostró que la desaparición de tantos votos del Pacto Histórico se debió a un error desastroso —advertido con anterioridad por la Misión de Observación Electoral—  en el diseño de los formularios E-14 que ubicaba a la lista cerrada de ese movimiento debajo de la lista abierta del Partido de La U, lo que hizo que se omitieran esos votos, algo que no debió ocurrir bajo ninguna circunstancia.

Alex Vega, que fue ungido por el uribismo y otros partidos de la coalición de Gobierno para ocupar su cargo, no se quedó quieto al verse cuestionado y, obedientemente, anunció que pedirá el reconteo de todos los votos para la elección del Senado, pasándose por la faja el escrutinio que hicieron los jueces durante la semana posterior a las elecciones y provocando una marea de reacciones en las que se habla de golpe de Estado y el fraude vuelve a ser el protagonista.

Es muy grave que dos expresidentes, de forma oportunista, deslegitimen la democracia que tanto dicen defender —por lo menos en campaña—, pero más grave aún es que tengamos un registrador como Alex Vega, al que le preocupa más tener contentos a sus amigos políticos que recuperar la confianza de la ciudadanía en el proceso electoral. Recordemos que hace cinco días Vega dijo que el único resultado válido era el escrutinio y hoy dice que lo importante es llegar a la verdad electoral, ¿al fin qué? Registrador, no le haga más daño al país y actúe con la seriedad y transparencia que ameritan este momento.

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