Dos semanas del arte de gobernar
19 Agosto 2022

Luis Alberto Arango

Dos semanas del arte de gobernar

Ajustes en las comunicaciones del nuevo gobierno ayudarían a fortalecer la confianza.


Han pasado dos semanas desde que se posesionó y el gobierno de Gustavo Petro no ha parado de generar noticias. Al ser el primero de izquierda en la historia reciente del país, tiene todos los ojos puestos encima. Opositores examinan todo lo que dice, o deja de decir, hace, o deja de hacer el presidente y ante el menor error le llueven críticas, unas justificadas otras no.

Mientras tanto los funcionarios de gobierno tratan de acomodarse el vestido del poder. A algunos de ellos se les ha ido la lengua hablando de más ante los medios de comunicación. Entrevistadores se las pican y ellos, novatos en el oficio, felices han caído en la trampa de hablar de más pensando que todavía están en campaña. Los más curtidos se han mesurado y pausado en el lenguaje, pues saben que una cosa es prometer y otra es cumplir. 

Mientras tanto el jefe de Estado está tratando de que su gobierno cubra la mayor cantidad de flancos posibles. Destaco la muy rápida iniciación de diálogos exploratorios con el ELN en Cuba de cara a un proceso de paz, la reapertura de canales de comunicación con Venezuela y el nombramiento de embajador en ese país. También asistió a la reunión de empresarios en el Congreso Empresarial Colombiano – Andi, movió los hilos del poder para garantizar un contralor que le genere tranquilidad, presentó su proyecto de reforma tributaria y ha realizado otras actividades más.

“Los funcionarios más curtidos se han mesurado y pausado en el lenguaje, pues saben que una cosa es prometer y otra es cumplir”.

A pesar de haber dejado plantados a los asistentes de la ceremonia de reconocimiento de tropas en la Escuela José María Córdova, que se debía haber llevado a cabo el pasado martes 16 de agosto y de la que hablaré más adelante, pudo prontamente ir al Meta al Parque Solar San Fernando de Ecopetrol -la granja de autogeneración más grande y moderna del país- y visitar el rancho de tropa de la base militar de Apiay, para compartir con los soldados. Ha tenido dos consejos de seguridad, uno en Quibdó y otro en Villavicencio, además de asistir a un encuentro regional en esta última ciudad y hacer luego un viaje al Amazonas.

Las agendas de un presidente de la república no son ajenas a ese trajín diario, pero tal parece que Petro se ha impuesto hacerlas aún más exigentes para aprovechar cada minuto que le queda en la presidencia. Por cuenta de ello ha llegado tarde a muchos eventos y esto ha sido fuente de críticas. Desafortunadamente, llegar tarde ha sido una costumbre que ha hecho carrera en anteriores presidencias y que hoy se la están reclamando a Petro por cuenta, sobre todo, de no haber asistido a la ceremonia militar mencionada.

“…tal parece que Petro se ha impuesto hacerlas aún más exigentes para aprovechar cada minuto que le queda en la presidencia”.

No estoy seguro de si la molestia general fue solo por el incumplimiento o también por la posterior y evidente descoordinación en las comunicaciones públicas entre el equipo de gobierno, la Presidencia de la República y el propio presidente. Para excusar la inasistencia del presidente a la parada militar y a menos de una hora de dar inicio, el gobierno presentó dos excusas diferentes. La primera que Petro tenía reuniones urgentes que le impedían asistir al evento y la segunda que no tenían aún unos decretos de nombramiento listos. El propio presidente, dijo después, que no asistió porque tenía un fuerte dolor estomacal.

Sin importar cuál haya sido la verdad, estas excusas, distintas unas de otras, son una muy mala señal en la forma de gobernar, sobre todo en un gobierno que en campaña y como oposición habría criticado al gobierno de turno si hubiera hecho lo mismo. Dar tres versiones diferentes para explicar la inasistencia de Petro a un evento de indiscutible importancia, creo que es una demostración de que el vestido del poder todavía no se lo saben poner. El episodio será olvidado en pocos días, sin embargo, resalto que el hecho de que el gobierno, al no haber sido claro sobre lo sucedido, envió un mensaje que mina la confianza y de paso menoscaba la credibilidad.

El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, en el cierre del Congreso Empresarial Colombiano y ante Gustavo Petro habló de la importancia de hacer un ejercicio de fortalecimiento de confianza entre el gobierno y los empresarios. Para no pocos, Mac Master se refería al hecho de que el proyecto de reforma tributaria que radicó Petro ante el Congreso, veinticuatro horas después de posesionado, no tenía ninguno de los elementos de impulso a la industria que tanto había prometido en campaña. Para otros, el mensaje de Mac Master fue para pedirle al presidente que envíe señales claras para que los empresarios puedan evaluar con certeza el riesgo relacionado con la seguridad jurídica, las reglas tributarias, la competitividad laboral y la hostilidad o no que habría en su gobierno hacia el sector privado.

El discurso de Petro en dicho evento ha sido fuertemente criticado. Fue evidente que no lo preparó en detalle. Sin duda fue ligero en muchos aspectos, sobre todo en las anécdotas y explicaciones que daba para defender conclusiones o propuestas. Aparte de las críticas, el presidente intentó transmitir que quiere un país que genere riqueza, de la mano de los empresarios, dándole importancia al papel del Estado, esbozando en líneas generales la forma como él se imagina que se puede lograr y tratando de dar un parte de tranquilidad sobre lo que sería su relación con el sector privado.

Si bien el nuevo gobierno ha tratado de llenar los espacios de poder y de enviar toda clase de mensajes, intentando demostrar autoridad, conocimiento y un ejercicio de gobierno cercano a la gente, lo que se percibe no ayuda a construir confianza. 

“Los nuevos discursos de Petro, ante audiencias especializadas, deben estar respaldados por análisis juiciosos y sustentados para evitar ofrecer más dudas que respuestas”.

Ojalá los ministros y demás funcionarios se moderen en sus declaraciones y comunicaciones públicas y entiendan que ya no están en campaña. También que los desatinos de la reforma tributaria y su desconexión con las promesas de campaña, de las que hablé en mi columna pasada, las puedan enmendar en el Congreso con el respaldo del gobierno. Esto sería fundamental para recuperar la confianza del sector privado. 

Al interior de la Presidencia de la República, se requiere que los mensajes de su equipo de comunicaciones y las declaraciones del propio presidente no solo sean similares sino también que sean transparentes y claras. Y desde luego, el fondo de los mensajes y de las comunicaciones es todavía más importante. Ya no se trata de hablar por hablar a la hora de gobernar, así se tenga mucha experiencia en oratoria. Los nuevos discursos y comunicaciones de Petro, y de cualquier funcionario de gobierno, ante audiencias especializadas, deben estar respaldadas por análisis juiciosos y sustentados para evitar que los mensajes que envíen tengan vacíos, argumentos técnicos sin respaldo y dejen de ofrecer más dudas e inquietudes que respuestas y claridades. Gobernar definitivamente es un arte. 

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