Johana Fuentes
28 Febrero 2022

Johana Fuentes

El negocio de las curules afro

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Aunque la Constitución del 91 creó la circunscripción especial afrodescendiente con el fin de garantizar la participación de estas comunidades en el Congreso, a través de dos curules en la Cámara de Representantes, esa representación se ha convertido en uno de los botines más deseados por partidos políticos y personajes cuestionados que poco o nada legitiman la causa afro. 

Basta recordar la novela que protagonizaron Moisés Orozco y María del Socorro Bustamante, quienes sorpresivamente resultaron electos en 2014, causando indignación en las comunidades negras —pues no tenían vínculo alguno con ellas—, y dejando al descubierto una serie de irregularidades en dicha elección que, después de varias volteretas jurídicas, fue anulada por el Consejo de Estado en 2016. Orozco y Bustamante estuvieron apadrinados por el excongresista Yahir Acuña, quien manejaba tras bambalinas a Funeco, la fundación que les otorgó el aval. Acuña, investigado por parapolítica, también tiene su historia con esa circunscripción. En 2010, tras una corta campaña —y el apoyo de la condenada Enilce López, la Gata— llegó por primera vez al Congreso con 51.000 votos, la votación más alta en la historia de las curules afro.

Otra curul que ha estado bajo la lupa es la del actual representante Hernán Banguero, elegido con el respaldo de La Mamuncia de López de Micay, Cauca. Su elección llama la atención porque en ese municipio, donde dicen no conocerlo,  solo obtuvo un voto de los 23.000 que sacó. Banguero aspiró al Concejo de Cali con Cambio Radical, fue gerente de la campaña de Francined Cano a la gobernación del Valle por el MIO, movimiento del parapolítico Juan Carlos Martínez,  militó en el uribismo y es cercano al partido Colombia Justa Libres, por sus oficios como pastor cristiano. Precisamente a esto atribuyen su caudal electoral.

La razón por la que tantos actores ajenos a dichas comunidades están detrás de esas curules es la facilidad para ser candidato, solo se necesita estar avalado por un Consejo Comunitario inscrito ante la Dirección de Asuntos de Comunidades Negras del Ministerio del Interior y reconocerse como afro. No se requieren firmas, ni superar un umbral. La cereza del pastel es que, al obtener un escaño, el Consejo comunitario que avaló esa candidatura queda con personería jurídica, lo que le permite crear un partido político. De esta manera, La Mamuncia de López de Micay se convirtió en la Alianza Democrática Colombiana (ADA), un partido que desde su creación fue criticado porque, a pesar de ser desconocido, terminó entregando 3500 avales en todo el país.

La Fundación Pares documentó que, a través de este partido, Juan Carlos 'el Negro' Martínez y Luis Alberto 'el Tuerto' Gil —dos caciques electorales condenados por parapolítica—, intentaron recobrar su poder. Todo se habría gestado mediante el presidente de ADA, Paulino Riascos, que no ocultó su cercanía con Martínez, cuando dijo: “Admiro que haya visibilizado el tema de los negros en el país”, y dejó claro que si alguien de su círculo le pedía un aval no se lo negaría. Fue así como recibieron un espaldarazo candidatos investigados por tener nexos con grupos paramilitares, por fraude electoral y hasta un condenado por peculado, pero de la representación afro, casi nada. La mayoría de los avalados ni siquiera conoce la región que dice representar el partido en sus estatutos.

“No todos los representantes de los Consejos Comunitarios son santos, terminan vendiendo los avales y con eso venden a la comunidad, esto es una realidad y una autocrítica que debemos hacernos como pueblo negro”, me dice uno de los líderes de la región, que prefiere mantener oculta su identidad para evitar problemas con quienes están detrás de ese entramado corrupto. Eso coincide con una denuncia de Pares sobre un candidato que asegura haber perdido el aval con otro que pagó 30 millones de pesos para aspirar a una alcaldía en Cesar.

Los políticos descubrieron que este es un camino fácil para poner candidatos a alcaldías, gobernaciones, asambleas, concejos y hasta para amparar a los candidatos que no pueden respaldar de frente, pero que tienen maquinaria significativa. Tan fácil es obtener uno de estos avales que Roy Barreras —conocido por su capacidad camaleónica de adaptarse a cualquier partido—, fue avalado por ADA para ser candidato presidencial y hoy aspira a una curul en el Senado por el mismo movimiento afro. Paulino Riascos dijo que Roy nunca le pidió nada a cambio, simplemente al conocerlo pensó: “¡Ese man es negro de corazón!”. Muy generoso el señor Riascos que —¡Oh Sorpresa!—, hoy ocupa el renglón 19 de la lista cerrada del Pacto Histórico al Senado, sí, la misma en la que está Roy.

Este año el panorama no es distinto, el Negro Martínez, con menos poder que antes, está moviendo la candidatura de su hija Lina, aunque su nombre no salió a relucir por eso, sino porque fue mencionado en una conversación entre el senador Laureano Acuña, más conocido como el Gato Volador, y Edison Massa, aspirante a una de estas curules en Atlántico y capturado en 2015 por trashumancia y suplantación de cédulas cuando era candidato al Concejo de Puerto Colombia. En la conversación revelada por el abogado Miguel Ángel del Río, Massa y Acuña hablan de la compra de 70.000 votos y de llamar al Negro Martínez, en un aparente cambio de favores para hacerse a ambas curules: “Voy a hablar con unos alcaldes y le ponemos unos voticos al Negro Martínez o al que sea…el Negro Martínez tiene 20.000, 25.000. Nosotros le levantamos 15 y el man tiene más y se los negocia”, le dice Acuña a Massa.

El uribista Miguel Polo Polo, impulsado por María Fernanda Cabal, podría ser el palo en las elecciones si llegara a quedarse con una de las curules afro. Líderes de la comunidad negra no se ven representados en él porque sienten que defiende ideas totalmente contrarias a sus luchas, en una ocasión dijo que la desigualdad le importa un comino y una de sus banderas de campaña es la legalización del porte de armas para los civiles. Eso no es todo, también cuestionan al Consejo Comunitario que le dio el aval a Polo Polo, “es un consejo comunitario que armaron de papel y que acredita un terreno que es un potrero, ahí no se produce nada”.

Lo cierto es que el 13 de marzo, con las dos curules afro, nacerán dos nuevos partidos y, por como pinta la campaña, lo más seguro es que los clanes políticos de siempre —los que mueven los hilos detrás de esos candidatos— busquen aumentar su poder de cara a las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores. Entre tanto, las comunidades negras seguirán esperando una representación real en el Congreso, una que no los use a su conveniencia, para la foto, para rellenar una lista o para disfrazarse de minoría. 

Píldora para la memoria: en abril de 2012 La Boquilla y San Basilio de Palenque, (declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco), recibieron con bombos y platillos de manos de Barack Obama la titulación colectiva que reconocía estos territorios como históricos y los protegía, entre otras cosas, de la expansión turística y hotelera, del daño ambiental de las obras de infraestructura desarrolladas allí y hasta de que inescrupulosos quisieran arrebatarles las tierras. Hoy, casi diez años después, estas comunidades reconocidas como afrodescendientes ancestrales, siguen esperando a que se haga efectiva dicha titulación. ¿Quiénes tienen intereses en reversar esos títulos?

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