Juan Fernando Cristo
8 Noviembre 2022

Juan Fernando Cristo

El nuevo mapa de América

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A partir de 2016 el mapa político de América Latina y el mundo giró a la derecha. La derrota del brexit en Inglaterra, la victoria de Trump en Estados Unidos, el triunfo del NO en Colombia y el ascenso de Bolsonaro en Brasil consolidaron una fuerza política con posiciones radicales en términos del libre mercado, cambio climático, migración y autoritarismo de Estado. Nos acostumbramos desde ese momento a las pintorescas declaraciones del presidente norteamericano sobre cualquier tema, del líder británico frente a la Unión Europea o del mandatario brasileño sobre la Amazonía. Incluso se cuestionaba la propia utilidad de la democracia.

Llegó la pandemia en 2020 y con ella el pésimo manejo de la crisis por parte de la mayoría de líderes de derecha, quienes incluso inicialmente negaron la existencia del virus. Se generó entonces una profunda crisis social, crecieron el desempleo, el hambre, las movilizaciones y protestas, que impulsaron un cambio sin precedentes en el vecindario. Primero fueron México y Argentina antes de ese año, después Perú, siguieron Chile y Colombia y el derrumbe de la derecha en el continente se completó con el triunfo de Lula en Brasil. Se impusieron, primero en las calles y luego en las urnas, las propuestas de lucha contra la pobreza y la desigualdad, defensa de un modelo económico sostenible ambientalmente y la necesidad de avanzar en profundas reformas sociales.

Paradójicamente en momentos en que al sur del río grande se gira a la izquierda con un discurso de inclusión social y democrática, en el norte se afianza la reacción de la derecha, más grave aún, del trumpismo ultraderechista. Los discursos radicales de candidatos republicanos han encontrado eco en una ciudadanía angustiada por su bolsillo. La debilidad del gobierno demócrata, la crisis económica y el crecimiento de la inflación, abrieron paso en estas elecciones de “midterm” a una rápida recuperación de los republicanos tras la derrota de 2020, que no sería preocupante si fuera el tradicional partido del elefante. El problema es que ahora está dominado por los extremistas de Trump. Se prevé una holgada mayoría republicana en Cámara y un final de voto finish en el Senado. En cualquier caso, habrá retroceso demócrata y avance republicano, que deja a este partido con ventaja en el partidor para la carrera de 2024 y con un único candidato:Trump.

Si esta noche se confirman los pronósticos, tendremos un claro giro a la derecha en la potencia del norte, mientras en Latinoamérica la izquierda se consolida, con lo que serán necesarios los equilibrios en el continente. Habrá un endurecimiento del Capitolio en temas como migración y narcotráfico, mientras que en la Casa Blanca los demócratas intentaran mantener el énfasis en la agenda ambiental y la profundización de la democracia. Un triunfo republicano hoy, al menos en Cámara, implicará sin duda cambios en la política de USA en Latinoamérica. En el caso colombiano con mayor razón.

Hasta el momento vivimos una luna de miel en las relaciones. Las visitas de altos funcionarios norteamericanos a Colombia son frecuentes; las declaraciones de Biden y su secretario de Estado frente al nuevo gobierno muy positivas; la propuesta colombiana de cambio en el enfoque en la lucha contra las drogas se recibió con prudencia por la administración demócrata y el restablecimiento de las relaciones con Venezuela no ocasiona líos por el momento. La comprensión y buena comunicación de estos meses se verá amenazada por una actitud hostil de los radicales republicanos contra el presidente, por cuenta de la paz total y el involucramiento de Cuba y Venezuela, que genera urticaria especialmente en la Florida, en donde aún sectores reaccionarios presentan a Petro como un nuevo Chavez. En ese nuevo y complejo escenario será necesaria una gran ofensiva diplomática para restablecer el diálogo bipartidista y bicameral que se perdió en el gobierno Duque. Muy importante será el papel en Washington del embajador Murillo con su conocimiento; la habilidad para construir consensos del canciller Leyva y el prestigio del ministro de Hacienda Ocampo en D.C. Los vientos de cambio que llegan del sur soplan a favor de Petro, mientras preocupan los que vienen del norte. La destreza del presidente y su equipo para manejar estos vientos cruzados será decisiva para demostrar que sí se puede mantener una buena relación bilateral con nuestro principal aliado, sin dejar de lado la vocación latinoamericanista de la política exterior del nuevo gobierno.

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