Luis Alberto Arango
1 Abril 2022

Luis Alberto Arango

El país de la niña Tulia

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Un cuestionable obituario fue la crítica a la Selección Colombia por parte del periódico más importante del país.


Al día siguiente de la eliminación de Colombia del Mundial de Catar, el periódico El Tiempo publicó un obituario muchísimo más grande de lo habitual, casi a media página, y en un lugar poco común. 

En la parte superior del cuadernillo de deportes y con 25,9 centímetros de alto por 13,5 centímetros de ancho el obituario decía “Nuestro equipo la selección colombiana de fútbol, descansa en la paz de la eliminación”, lo anterior en mayúsculas y acompañado por una cruz de color negro.  

A renglón seguido, con nombre propio, lista a tres directivos de la Federación Colombiana de Fútbol, a los dos directores que ha tenido la selección para esta eliminatoria y luego en genérico nombra al cuerpo técnico y a los 42 jugadores del equipo para decir que todos ellos “invitan a los aficionados a la velación y exequias mundialistas que se realizarán a partir de hoy en todo el país”. Sentencia el final del obituario con un clásico mensaje “Favor no enviar flores”. 

A juzgar por los comentarios en redes sociales, el aviso causó más indignación que aplausos.
Gustavo Gómez, director de noticias de Caracol Radio entrevistó al editor de deportes de El Tiempo, Gabriel Meluk, quien explicó que ese obituario es una posición editorial de él, que fue consultada con la dirección del periódico y que además un obituario igual y hasta más grande ya lo habían publicado en 2009 cuando Colombia tampoco pudo clasificar para el Mundial de Sudáfrica.

“…explicó que ese obituario es una posición editorial de él, que fue consultada con la dirección del periódico”.

Para explicar la posición editorial, Meluk le dijo a Gómez: “A mí me parece creativa para generar atención sobre quiénes fueron los responsables de la eliminación de la selección”. Y también señaló que “no hay que perder la proporción de las cosas: es un aviso de fútbol, sobre fútbol, en una página de deportes. Y nadie estaba deseándole el mal a nadie”.

Un obituario no es un aviso de fútbol y nunca lo será. ¿Que el aviso fue sobre fútbol? No es evidente, aunque sí irónico. Por la forma en que se redactó fue sobre una velación y unas exequias. Eso sí, lo publicaron en la página de deportes. Así como se pasaron en 2009 volvieron a pasarse con la publicación de este obituario. 

“Un obituario no es un aviso de fútbol y nunca lo será”.

En un país en donde las amenazas se han hecho enviando obituarios y coronas fúnebres a los vivos. Y en donde mensajes de doble sentido no siempre son entendidos con la ironía y creatividad que los inspiró, creo que más valía actuar con mayor creatividad periodística y editorial sin tener que acudir a semejante recurso visual.

Si El Tiempo acude a este tipo de creatividad para promover tráfico en internet y cautivar lectores con el fin de validar sus posiciones editoriales, creo que están tomando el camino equivocado. Es evidente que la sed por el tráfico digital lidera la necesidad de validación de muchos medios hoy día. No imagino qué otra razón tendría El Tiempo, sino esa, para además publicar un artículo en la versión digital del periódico dando cuenta de la publicación de su obituario –que solo se vería en la edición impresa– acompañando la nota con una foto de este y además con un vínculo a un archivo que lo presentaba en el formato que se utilizaría para impresión. Era claro. Estaban clamando a los cuatro vientos su posición editorial en forma de obituario.

“Si El Tiempo quiere conseguir así tráfico en internet y lectores para validar sus posiciones editoriales creo que están tomando el camino equivocado”.

Para minimizar los cuestionamientos de la entrevista de Caracol Radio, Meluk trajo a colación a la niña Tulia, personaje de la novela hablada El Flecha de David Sánchez Juliao. La niña Tulia se caracteriza por meterse en todas las peleas, hasta en las que no había sido invitada. Es decir que, por cuenta de esta posición editorial, era previsible que las niñastulias aparecieran a criticar, pues si alguien decía blanco otro contestaba negro.

Esa comparación, que ya había utilizado Meluk en una columna de prensa de 2019, no es otra cosa que intentar validar una crítica mordaz, tal y como la calificó Gustavo Gómez. Consideración y calificativo que aceptó y repitió al aire el editor de deportes de El Tiempo al responsabilizarse por su publicación. 

Gómez sabía perfectamente el alcance y acepción de la palabra mordaz, mientras que creo que Meluk quedó en fuera de lugar, pues mordaz significa precisamente una crítica mal intencionada, hiriente, y punzante.

Un usuario de Twitter de manera muy acertada señaló lo siguiente:

“Estimado Sr. Meluk, Absurdo relacionar la eliminación de una selección deportiva, con un obituario. No olvidar que es un juego. Más bien a lo que usted debería de invitar, es a hacer una fuerte reflexión abierta, que lleve a analizar los errores y aciertos alrededor del resultado”.

Meluk se ha ganado el respeto y aprecio de muchos. Sus posiciones editoriales y análisis son el deleite de la afición. Su fogosidad, su pasión y sus agudos análisis y críticas levantan ampolla y son fuente de amores y desamores deportivos.

Ni a Meluk ni a El Tiempo les hace falta acudir a un obituario para destacar sus posiciones editoriales. Si bien fue fuente de tráfico digital, controversia, entrevistas y sensacionalismo, este tipo de recursos le hace perder altura y solvencia al periodismo. Nuestro país, la afición y las futuras generaciones merecen una prensa más aplomada cuando las emociones afloran y mucho más creativa cuando quieran hacer una fuerte crítica mediante un aviso de fútbol, sobre fútbol y en una página de deportes. Como dijo Meluk, precisamente se trata de no perder la proporción de las cosas.

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