Lucas Pombo
7 Junio 2022

Lucas Pombo

El portazo del llanero solitario

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El portazo de Rodolfo Hernández a Sergio Fajardo fue un disparo en el pie. Asustado por las encuestas del día, el ingeniero desperdició una oportunidad de oro de acercarse al centro, moderar su discurso y darle sustancia a su pando plan de gobierno. El candidato optó por doblar la apuesta autoritaria como estrategia para derrotar a Gustavo Petro el 19 de junio.

La alianza con Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Carlos Amaya y Juan Fernando Cristo no era una simple suma de votos. Por esa vía, Hernández tenía la oportunidad de matar varios pájaros de un tiro. Por un lado, le permitía al ingeniero sacudirse el fantasma uribista que lo acompaña desde el 29 de junio, cuando se convirtió en el estandarte del antipetrismo. La llegada de figuras que crecieron políticamente haciendo oposición al gobierno de Álvaro Uribe, como Robledo y Cristo, permitía contrarrestar la pátina que dejó en la campaña de Hernández el apoyo de Federico Gutiérrez y de la plana mayor del Centro Democrático, representada, entre otros, por la senadora María Fernanda Cabal.


Lejos de ser una imposición, las 27 bases programáticas que proponían Fajardo y su equipo para sellar una alianza eran una oportunidad para Hernández de llenar vacíos de su programa en temas como educación, salud, paz, desarrollo rural, ciencia y tecnología. Los puntos planteados por los miembros de la ahora extinta Coalición Centro Esperanza también eran la plataforma perfecta para que el ingeniero deshiciera su metida de pata en el tema de las mujeres y desmontara propuestas absurdas como la de no hacer una reforma tributaria o la de arrasar con el servicio diplomático colombiano a través de la eliminación de embajadas y consulados, al mejor estilo de Corea del Norte.


El ingeniero también perdió la oportunidad de tener a su lado a jefes de debate de primer nivel. Hasta el momento, Hernández ha sido el único pararrayos y vocero de su campaña. Armado de sus redes sociales, el candidato logró llegar a la segunda vuelta. Sin embargo, la estrategia de llanero solitario lo ha llevado a cometer errores y a sufrir un desgaste que se ha visto reflejado en las últimas encuestas, en las que está cayendo.


El exalcalde de Bucaramanga tuvo la posibilidad, por primera vez, de mostrarse ante el país como un líder dispuesto a dialogar, a escuchar razones y reconsiderar sus posiciones. No obstante, el candidato decidió seguir caminando solo por el camino del populismo, apelando a los sentimientos primarios de los ciudadanos para derrotar a Gustavo Petro, quien no ha parado de crecer en intención de voto desde la primera vuelta. En menos de dos semanas sabremos si la apuesta del ingeniero funcionó. Entre tanto, el portazo al profesor Fajardo nos deja ver el talante del hombre impredecible, volátil y temperamental que posiblemente nos gobernará por los próximos cuatro años. Qué miedo.

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