Juan Camilo Restrepo
17 Noviembre 2022

Juan Camilo Restrepo

El presidente Barco y la Amazonia

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Por estos días se han rendido merecidos homenajes a la memoria del presidente Virgilio Barco. Uno de ellos fue un magnífico documental que pasó por Caracol TV. En este programa, con testimonios autorizados de personas que colaboraron en su gobierno, se ilustra cómo uno de sus mejores legados fue el aporte a la protección ambiental de la Amazonia y a los indígenas que allí viven.

Martín von Hildebrand, autorizado antropólogo, indigenista y premio Nobel alternativo, que fue cercano colaborador del presidente Barco, escribió lo siguiente en El Espectador del pasado 6 de noviembre. “Hoy en día, 26 millones de hectáreas, el 53 por ciento de la Amazonia colombiana, es propiedad de los pueblos indígenas. Eso, más los parques naturales, suman el 70 por ciento. Esto quiere decir que está bajo figuras de protección, está fuera del mercado, está en manos de los pueblos indígenas que tienen una visión de conservación y de profundo respeto por la selva. Gracias a eso, realmente uno siente en el aire una posibilidad para el país enorme, una posibilidad de supervivencia para los indígenas, la constitución de sus territorios, su gobierno, el derecho a su cultura, el reconocimiento oficial de sus lenguas, en un país que es multicultural y pluriétnico”.

Y todo esto se debió a una decisión visionaria tomada por el presidente Barco como lo cuenta Von Hildebrand. El presidente cucuteño consideraba que ese iba a ser el mejor de sus legados para con la historia. Y así fue. Este gran territorio entregado a los huitotos, que se denominó “predio Putumayo”, fue otorgado por el Estado colombiano como una compensación a los indígenas por los desafueros que sufrió esta comunidad a manos de los caucheros de la casa Arana en las primeras décadas del siglo XX.

Ahora está de moda volver a hablar de la protección de la Amazonia. En las cumbres mundiales como la que acaba de concluir en Egipto se volvió a hablar del tema. La elección de Lula despierta esperanzas de que se va a poner término a las políticas depredadoras de la selva como las que impulsó Bolsonaro. Pero el aporte del presidente Barco permanece allí como un mojón pionero señalando los alcances de lo que es una protección inteligente de la Amazonia.

Es paradójico: los agremiados de Fedegan, comenzando por su presidente, (ahora convertidos no se sabe por qué en el consorcio privilegiado de Petro para adelantar la reforma agraria en Colombia) han desarrollado una narrativa según la cual los indígenas de Colombia dizque son los mayores terratenientes del país. Para llegar a esta conclusión suman sin ningún criterio los inmensos territorios que les entregó el presidente Barco para conservar la selva con los que ocupan, apeñuscados, en otros lugares del territorio colombiano.

Razonamiento desde luego infundado y deshonesto intelectualmente, que busca confundir a la opinión pública y desplazar el ominoso cargo de “terratenientes” hacia los indígenas. Lo que puede hacer creer a los incautos que las comunidades indígenas recibieron estas tierras del presidente Barco para finalidades malsanas como podría ser la ganadería extensiva o la destrucción de la foresta amazónica. Cuando fue todo lo contrario. Como se han demostrado fehacientemente los homenajes que se vienen celebrando en memoria de Virgilio Barco.

Dentro de las ideas protectoras de la Amazonia que se han propuesto por estos días figura la de que los países de la cuenca amazónica (Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y Brasil) repliquen en sus territorios iniciativas como la que en su momento estableció el presidente Barco. Formando una especie de gran cinturón defensivo contra las fuerzas depredadoras de todos los pelambres que continúan medrando contra la integridad amazónica. Implementar esta idea sería el mejor homenaje a la memoria de Barco.

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