Yohir Akerman
11 Diciembre 2022

Yohir Akerman

El puente está quebrado

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Esta es la historia de un puente que se construyó sin vías de acceso y una doble calzada que se está haciendo sin que exista el primer carril. Es una investigación sobre un corredor vial que debería unir varios municipios, pero que en la práctica se está desviando a las malas, por parte de los políticos locales, para que el nuevo trazado pase por fincas de su propiedad.

Para contar la historia, hay que recordar la canción del maestro Alejo Durán, titulada La creciente del Cesar. Pero la versión interpretada por Rafael Escalona. Ya van a entender por qué. Canten conmigo.

“Ta' lloviendo en la nevada, arriba de Valledupar. Apuesto que el río Cesar, crece por la madrugada. Maye no le tengas miedo, a la creciente del Cesar, que yo lo voy a cruzar, es por el puente Salguero. Y si el río se lleva el puente, busco otro modo de verte, porque pa'l cariño mío, no importa un río crecido”.

La melodía acariciada por un acordeón juguetón y una guitarra muy alegre es cantada por una voz profunda y dolorosa. Narra un problema de la región y es el paso del río Cesar en la vía Valledupar y La Paz que, como dice la canción, solo se puede cruzar por el puente Salguero.

Eso, porque el único otro paso que comunica esos dos puntos es un puente abandonado y fantasmal, que se levanta en medio de la maleza porque, desde que se construyó, nunca ha tenido vías que lo conecten para poder darle uso. El puente se llama Rafael Escalona y es un desconectado puente hacía La Paz. 

Así como se oye. 

Un poco de historia, de esa que no se entiende cómo pasó y que parece macondiana, para entender la situación presente, que tampoco tiene mucho sentido y que más bien parece ficción kafkiana.

En 1982, el entonces gobernador del Cesar, José Guillermo ‘Pepe’ Castro, inició la construcción del puente Rafael Escalona. Esta monumental construcción, sobre el río Cesar, pretendía encontrar más rápido la ruta hacia La Guajira acortando la distancia, en solo nueve kilómetros, de los 18 que tiene la vía actual que conecta a Valledupar con el municipio de La Paz.

El proceso de raciocinio era que, con el viaducto construido, el Estado quedaría obligado a la construcción de las carreteras que conectaran al puente: por un lado, con la capital del departamento y, por el otro, con la puerta hacia La Guajira. Pero esto nunca pasó y el puente es un monumento al óxido, una estatua del abandono y, en especial, un obelisco al sinsentido.

Puente columna de Yohir

No para ahí. En otro inexplicable suceso, en 1991 se hizo un gran acto político para inaugurar al terminado puente Rafael Escalona, aunque la gente que asistió a la cortada de la cinta roja tuvo que llegar al evento caminando por trochas. Como es obvio, el viaducto nunca ha sido estrenado o transitado masivamente, por la simple razón que no hace parte de ninguna carretera.

Ahora vamos a la otra parte que tampoco tiene explicación aparente. El 30 de junio de 2015 se realizó el contrato de concesión de asociación Publico Privada -APP No. 006, suscrito por la Concesión Cesar-Guajira S.A.S con la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI. Este finalizó anticipadamente en el mes de febrero de 2018, fecha a partir de la cual el Invias ha adelantado actividades de rehabilitación y mantenimiento a la estructura de pavimento de la vía Valledupar- puente Salgado-La Paz.

Según los datos oficiales, esa carretera registró durante 2018 un tránsito promedio diario de 12.879 vehículos distribuidos en un 90 por ciento de autos, 2 por ciento de buses y 8 por ciento de camiones.

Conforme se encuentra establecido en el Informe de Tráfico y Demanda elaborado en virtud del contrato de consultoría para la estructuración de concesiones viales, desarrollado por Fonade, la recomendación era la construcción de una segunda calzada de ese corredor vial Valledupar- puente Salgado-La Paz. Eso, porque las condiciones de capacidad y niveles de servicio de la carretera actual, representan un alto potencial de tráfico, bloqueos y accidentalidad.

Ahí viene el mico. La mencionada consultoría y concesión dejaron las bases jurídicas y contractuales para hacer mejorías y la elaboración de una doble calzada en esa vía. Como consecuencia se firmó el contrato 1617 de 2020 que, basado en esas recomendaciones y asignaciones presupuestables, se suscribió entre Invias y el Consorcio MP Caribe por la bicoca de 102.000 millones de pesos y un poquito más. 

Pero ¡oh sorpresa! el objeto del contrato, en vez de decir “mejoramiento y elaboración de doble calzada en el corredor vial Valledupar-puente Salgado-La Paz”, como tenía que decir, establece “mejoramiento vial a través de la construcción de segunda calzada entre los municipios de Valledupar y La Paz, aprovechando el carreteable existente que conduce al sitio donde se encuentra construido el puente Rafael Escalona”.

Contrato Yohir columna

Así como se canta. 

Cambiaron el nombre del puente en el contrato, de Salgado a Escalona, poniendo en el objeto la mejora de una vía que no existe. Como mi profesor de derecho penal diría, un cambio sutil, pero sustancioso. En especial porque en lo técnico, la segunda calzada Valledupar-puente Rafael Escalona-La Paz, no corresponde a una segunda calzada de corredor vial existente, sino a un nuevo corredor vial. Para mejorar algo debe existir. Si no, hay que construir.

Pero ¿cómo pudo pasar esto? se preguntarán algunos lectores. La respuesta está en la punta de la lengua de casi todos. El actual alcalde de Valledupar, José Santos Castro González, quien cambió su nombre de pila a su apodo oficial Mello Castro, es el nieto del exgobernador Pepe Castro, visionario del puente fantasma que lleva el nombre del maestro Escalona.

Entonces tenemos al nieto, continuando el enredo que armó el abuelo, como el mítico Aureliano Buendía siguiendo la tradición familiar de derroche que caracterizaba a su abuelo José Arcadio, tapizando las paredes con billetes. Solo que en este caso no es billete de un patrimonio familiar, sino del patrimonio estatal, para engordar uno que otro patrimonio personal. En resumen, construyendo vías a un puente que nunca ha funcionado y que seguramente toca rehacer o actualizar. Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.

Pero no. Como en la inmortal novela, la historia macondiana sigue. La vía debía terminar en Valledupar en la rotonda que existe en la entrada al aeropuerto. Pero han existido presiones de varias familias con intereses económicos para cambiar el trazado original, con el fin de que termine en la rotonda del terminal de transporte. Con un pequeño detalle: el POT de la ciudad no lo permite. Pero nadie mejor que el alcalde Mello, nieto de Pepe, para solucionar esos detalles jurídicos.

Imagen rotonda columna Yohir

La conclusión de varios de la región es que esto está sucediendo porque las familias más poderosas del Cesar se beneficiarán con ese trazado, aunque, como dice la canción infantil, “el puente está quebrado, ¿con qué lo curaremos? con cáscaras de huevo, burritos al potrero. Que pase el rey, que ha de pasar, con todos sus hijitos, menos el de atrás”.

Efectivamente el rey y todos sus hijitos, y nietos, serán los únicos que se beneficiarán de construirle vías a un puente quebrado. En especial porque la carretera conectará con la ciudad a varias tierras de políticos locales, fincas de los dueños de medios de comunicación de la región y haciendas de empresarios poderosos. 

Personajes que algunos, además, están en las veedurías de esos contratos, en la vigilancia del control fiscal y asegurándose de que nadie haga preguntas obvias como, por ejemplo, por qué se cambió el nombre del puente en el contrato para construirle una vía a un viaducto que nunca ha funcionado y que lleva más de 30 años abandonado. Que pase el rey, que ha de pasar, que pasen los Castro, con todos sus nieticos, menos el de atrás.

En remate, el puente a La Paz que hoy está en el aire busca aterrizar a toda costa. Cualquier parecido metafórico con la situación nacional, es pura novela. Ni Gabo, ni el maestro Rafel Escalona, allá en el cielo, hubieran podido imaginar semejante entuerto. No se trata de realismo mágico. Más bien magos políticos bien realistas, en las andanzas de cierto rey engreído, que siempre encuentra como darle al César lo que es del Cesar. Es la historia de Cien años de solo dar.

@yohirakerman; akermancolumnista@gmail.com

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