Luis Alberto Arango
16 Septiembre 2022

Luis Alberto Arango

Estafas empresariales II

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La Fiscalía conoce de esta modalidad de estafa pero mientras logra dar con los responsables, es menester seguir alertando al sector empresarial para que no siga cayendo en la trampa.


Hace unas semanas escribí una columna titulada “Estafas empresariales”, en ella describí una particular y efectiva modalidad de estafa suplantando el nombre de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. También han suplantado a Cemex y a otras sociedades para enviar a nombre de ellas órdenes de compra falsas a empresas de diversos sectores, con el fin de hacerles creer que van a hacer un gran negocio que termina siendo una estafa.

La semana en la que se publicó la columna -finales de julio de 2022- se presentó otra estafa similar. La víctima fue una importante comercializadora de equipos de cómputo y el suplantado una empresa filial de una prestigiosa compañía cuya matriz está en Medellín. La víctima ha pedido no mencionar muchos detalles para no entorpecer la investigación de las autoridades. La comercializadora entregó, en un lugar indicado por los delincuentes, equipos de cómputo valorados en 600 millones de pesos pensando que los estaba entregando a un cliente legítimo, toda vez que la empresa suplantada era un cliente con un importante historial de compras. Desafortunadamente todo fue una estafa.

Para profundizar

La Fiscalía contestó una petición que le envié a principios de este año preguntándole sobre esta modalidad de delito. Pero antes de hablar de ella, recordemos cómo opera la estafa. Esta consiste en que los delincuentes envían a su víctima una orden de compra ficticia por WhatsApp o por correo electrónico. La orden tiene todos los visos de ser real, pero es falsa, y la información que respalda su supuesta autenticidad también lo es. En el caso de la Federación Nacional de Cafeteros, los delincuentes le hacen creer a la víctima que en realidad está tratando con el área de compras de la Federación o de cualquier otra empresa prestigiosa a quien estén suplantando y que por lo general tiene un nombre que representa el respaldo patrimonial suficiente para hacer una compra de gran tamaño. 

“La comercializadora entregó, en un lugar indicado por los delincuentes, equipos de cómputo valorados en 600 millones de pesos pensando que los estaba entregando a un cliente legítimo…”.

En el proceso, los autores de la estafa les dicen a sus víctimas que por políticas de la empresa que representan, no pueden girar anticipo alguno. Los vendedores, nublados por pensar que están haciendo la venta del año, no hacen minuciosas confirmaciones que podrían alertar sobre la estafa.

Atendiendo la falsa orden de compra, los productos los despachan principalmente a municipios de Antioquia y Huila. Luego al facturar y cobrar, se encuentran con la amarga realidad de que el documento recibido era falso y que la Federación Nacional de Cafeteros o cualquiera de las empresas a las que suplantan nunca hicieron tal compra. 

Con el rabo entre las piernas y con el dolor de haber sido estafados, las víctimas revisan los detalles de lo sucedido y a la vista encuentran varias inconsistencias documentales y en los cruces de mensajes, que de haber sido advertidas con ojo clínico habrían hecho sonar las alarmas suficientes para notar que la supuesta compra era en realidad un fraude. Pero ya no importa, ya los estafaron.

“En el proceso, los autores de la estafa les dicen a sus víctimas que por políticas de la empresa que representan, no pueden girar anticipo alguno”.

Van varios miles de millones de pesos en productos robados y hasta ahora, que se sepa públicamente, no ha habido ninguna captura de los autores de esta modalidad de estafa. 

La Federación Nacional de Cafeteros, a quien han suplantado varias veces, ha hecho importantes esfuerzos por denunciar estos hechos públicamente para que las empresas no caigan en la trampa. Debo reiterarlo, al consultar a la Federación, encontré a una entidad abierta y decidida a ofrecerme toda la información posible sobre lo que ellos conocen de esta modalidad de estafa. Son los más interesados en que se haga público lo que está pasando, dado que no solo ellos y algunos de sus funcionarios son víctimas de suplantación, sino que, por encima de todo, se están afectando los intereses económicos de cientos de empresas que piensan que realmente están haciendo negocios con la Federación y en realidad están siendo víctimas de una estafa.

La respuesta que recibí de la Fiscalía fue firmada por la fiscal coordinadora de la Unidad de Estafas de Medellín quien explicó que se encontraron veintiún denuncias sobre estos hechos: catorce fueron asignadas a un fiscal en Bogotá, tres están en Medellín en diferentes fiscales, una en San Gil, otra en Ibagué, una más en Neiva y otra en Cali.

“La fiscal no pudo darme más información sobre otras inquietudes que formulé en mi petición, pues me aclaró que ella no es la titular de la investigación”.

Sobre los productos robados contestó: “De los que se dice se han apropiado o pretendido apropiar son sillas y mesas, alquiler de maquinaria liviana para construcción, planta trifásica, alquiler de vibro compactadores y andamios modulares, herramientas y equipo de soldadura, bigbag empaques, guadañadoras, equipos de aire acondicionado, kit de tuberías, mercancías varias, trapiches, despulpadora de café, fertilizantes, repuestos de maquinaria pesada, equipos de dosificación, equipos de cómputo, bolsas para café, productos de cafetería, semillas y elementos de aseo”.

La fiscal no pudo darme más información sobre otras inquietudes que formulé en mi petición, pues me aclaró que ella no es la titular de la investigación, pero que iba a remitirlas al fiscal encargado del mayor número de casos en Bogotá.

Este tipo de estafas pueden dejar muy afectada económicamente a una empresa. La modalidad del delito abusa de la buena fe, como hacen todos los estafadores, y merece una decidida actuación de nuestras autoridades. Soy consciente de que los fiscales tienen cientos de casos que atender cada día, pero no pierdo la esperanza de que las autoridades puedan darnos pronto buenas noticias sobre capturas e imputaciones de cargos a los autores de este delito.

Mientras tanto seguiré insistiendo en hacer visible esta modalidad de estafa, no solo para que la Fiscalía sea consciente del impacto económico que tiene para el sector empresarial, sino para continuar alertando a las empresas con el fin de que no sigan cayendo en la trampa y pierdan miles de millones de pesos que nunca van a recuperar. 

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Si usted conoce más casos de esta modalidad de estafa y desea contarme la historia, me puede escribir a columnaluisarango@gmail.com.

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