Helena Urán Bidegain
13 Junio 2022

Helena Urán Bidegain

Esto te concierne

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A raíz de mis columnas más recientes me han llegado páginas enteras que invitan a votar en blanco o a no votar. Algunos me critican por respaldar la propuesta del Pacto Histórico y a Petro, con el argumento del exguerrillero y la destrucción que traerá él; parecen ya decididos sobre cómo votarán, pero hoy me quiero concentrar es en quienes aún no han tomado una clara posición frente a los candidatos y que ven el voto en blanco como una opción. 

Algunos lo explican como un asunto de neutralidad y otros como uno de oposición a las dos propuestas; pero cuando son tan opuestas y se conoce cuál es el trasfondo del estado en el que se encuentra el país y hay tanta claridad sobre lo que podemos anticipar, no tomar partido es mantener las cosas tal como están y solo me queda entender esta decisión como una expresión de banalidad o desinterés.

No son aceptables los ataques a quienes lo decidan así, es un derecho de cada quien, pero siento que ahí hay un debate a mitad de camino porque muchas veces se ignora que el deber del ciudadano no se limita al voto, sino que es precisamente a partir de ahí, que en un estado democrático en el que no hay miedo, se debe exigir y vigilar con mayor contundencia. Es con el voto que se asume la responsabilidad de ejercer el contrapeso desde la sociedad civil para construir en colectivo el país; es por eso que esto nos concierne a todos. 
 
A pesar de que sabía que no me hacía bien, estuve más de 30 años en silencio observando pasivamente y sin asumir una posición, lo que por la decisión de hombres de odio me habían impuesto vivir. No fue el Estado, ni el establecimiento, los militares, o los perpetradores directos, quienes me ayudaron a tomar control y ponerme en pie, recuperar mi lugar y exigir lo que creo mejor para mí y para el país.

Este espacio, levantar la voz, opinar, vencer el miedo y denunciar lo que no considero que está bien, es decir, ser dueña de mi libertad, es algo que conquisté yo. Es por eso que sé que nadie más que nosotros vendrá a transformar al país en uno más democrático como el que siempre se nos ha impedido construir. Pero para ello hay que tomar una postura. No serán aquellos que siempre han estado en el poder los que nos tiendan la mano y decidan compartir para que quepamos todos en el país. La solidaridad, la justicia, ni menos el respeto a los derechos y la vida de los demás, no es algo que para los anteriores gobernantes haya tenido valor o mostrado gran interés.

En mi caso individual, pero también en cualquier conquista colectiva política o social, han sido los excluidos, exiliados, las víctimas, los trabajadores y artistas, las mujeres, los jóvenes, las minorías y quienes aman los derechos y odian la sumisión, los que perseverantes han asumido una posición para recuperar un lugar de dignidad en la sociedad que nadie antes les quiso otorgar.

“El mundo camina hacia adelante gracias a los que se le oponen”, diría J. W. Goethe.

Es con base en estas luchas históricas en concreto, y los dos modelos de país sobre los que en este momento tenemos que decidir. No entiendo el voto como un cheque en blanco y el derecho a ausentarse cuatro años de la responsabilidad como ciudadanos para con el país. 

Pero antes que nada y por tarde, el próximo 19 de junio, se deberá tomar partido entre el autoritarismo de uno de los contrincantes, que ha manifestado su desprecio por la ley, su lenguaje soez, su actitud bélica lista para disparar y otro candidato que fue guerrillero, sí, pero que también hace 30 años decidió jugar acorde a las reglas democráticas y ha demostrado saberlas respetar; decidir entre la injusticia e intolerancia del sistema imperante que conocemos muy bien, que impulsa al uno y el fortalecimiento de la justicia y la equidad que hay que darle al otro el chance de cumplir.

Entre el que anuncia que la ley no lo obligará a ejecutar lo que promete en campaña, su negativa a participar en debates y aquel que ofrece el debate electoral, como pilar de la democracia y respeto al derecho de la ciudadanía para escoger mejor; entre el que llega imputado por corrupción y el otro absuelto a pesar de la persecución; entre uno avalado por alguien como Francia Márquez, quien representa la lucha de un pueblo marginalizado y con ello la democratización y el otro que sería una evidente y honda regresión.

No soy ingenua para plantear que un gobierno de Gustavo Petro estaría libre de problemas y responderá plenamente a cada una de nuestras expectativas, algo así no existe ni en Colombia, ni en ningún otro lugar del mundo, pero sí estoy convencida de que lo que la sociedad ha recibido hasta ahora desde el poder no ha sido justo ni acorde a las demandas del país.

Votar por Petro no significa un cheque en blanco y que solo seremos espectadores de lo que pueda venir con él; por el contrario, si lo hemos elegido tendremos entonces nosotros como ciudadanos que asumir con mayor responsabilidad la tarea de cuestionarlo, controlarlo y exigirle incluso mucho más que quien desde el principio se opuso a él, que también podrá exigirle pues un presidente no representa solo a quienes votan por él, con esa victoria no solo habremos antes rechazado la posibilidad de que nuevamente nos gobierne un maltratador que disfruta explotar y someter; sino que además habremos sido nosotros quienes le permitimos llegar al poder a alguien que lleva años luchando por la paz; exigiremos entonces con fortaleza a Gustavo Petro y su gobierno que nos represente a todos con respeto y con las leyes como debe ser.

Por eso, en medio de la falta de honradez, del miedo y la manipulación que rodea esta campaña, los invito a que pensemos en las consecuencias y posibilidades que nos dejan cada opción: Hernández, Petro, el voto en blanco o no votar porque esto es algo que, sin dudas, concierne a todos los que quieren lo mejor para el país. 

* ESTO TE CONCIERNE o “This means you” es el título que dio Hannah Arendt a sus columnas en el semanario alemán Aufbau (1942) después de llegar exiliada a NY para convencer al pueblo judío en la lucha contra los nazis. También fue el eslogan utilizado por el ejército estadounidense para reunir adeptos en la IIGM.

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