Los nombramientos hechos por Gustavo Petro han causado roncha, que porque son muy viejos, muy indígenas, muy mujeres, muy negros, muy propaz. Esto es solo una muestra que está cumpliendo con lo que prometió en campaña, Petro gobernará para un país multicultural y pluriétnico, no solo lo hará para quienes votamos por él, o sea los de izquierda militantes, los liberales de centro, si no para 50 millones de colombianos, de derecha, indiferentes, conservadores, exiliados, personas trans, negros, migrantes, en fin, una lista infinita.
Me pregunto ¿por qué nos cuesta tanto entender que es el momento que como caballo de coche con anteojeras, quitárnosla? ¿Por qué nos cuesta tanto ampliar nuestras estructuras mentales? ¿Por qué nos cuesta cambiar paradigmas? ¿Por qué la hoja de coca es solo para la fabricación de cocaína y no más bien, un ingrediente nutritivo y ancestral? ¿Por qué la marihuana no puede ser medicinal? ¿Por qué los hombres no se pueden poner tacones para ir al Congreso? Claro porque estigmatizamos todo por un temor a los cambios, por una educación segmentada. Los cambios incomodan, cómo serán de incómodos que muchos votaron NO a la paz, no porque prefirieran seguir en guerra si no porque nos enseñaron algo muy distinto al perdón, a la oportunidad, a la esperanza. Cambiar el statu quo es un sacrilegio para un país marcado por el enfrentamiento entre liberales y conservadores por el control de las tierras. Nuestro problema no es que seamos incapaces de valorar y respetar la verdad y los hechos, sino que no podemos ponernos de acuerdo sobre la verdad y los hechos comúnmente aceptados. Creemos solo en nuestro lado de la verdad. ¿Por qué no estamos en capacidad de ampliar nuestros horizontes?
Y entonces, nombran a Leonor Zalabata, arhuaca, embajadora ante la ONU en Nueva York, a Patricia Tobón, emberá, directora de la Unidad de Víctimas y a Giovani Yule, nasa, director de la Unidad de Restitución de Tierras. Guiño a la paz y a las comunidades indígenas. Pensemos por un instante, ¿cuál fue el primer momento en que lo indígena entró en muestro imaginario, el colegio? ¿La calle? ¿La televisión? Y si es así, ¿ese acercamiento fue respetuoso? ¿Curioso? Se llegó el momento como en la India que se nombra presidenta a la primera mujer tribal, Droupadi Murmu, o en Canadá Mary Simon, defensora de los derechos del pueblo inuit, es la primera indígena en ser nombrada como la representante oficial de la reina Isabel II, con competencias de jefe de Estado. ¿Entonces? ¿Estamos preparados para los cambios? Porque estos claramente son globales.
Luego llega un hombre como Iván Velásquez, un hombre que como magistrado auxiliar le llegó a su despacho la denuncia sobre la amistad entre comandantes paramilitares con 35 por ciento de los miembros del Congreso de la República. Es decir le tenemos miedo a ver cómo alguien con trayectoria puede proponer caminos para fortalecer la democracia y la convivencia, pero no, se siguen espantando. Por supuesto, se esgrimen debates desde lo político, pero en esencia se esgrimen debates que parten de una orilla u otra. De una verdad absoluta. ¿No aprendimos nada del ejercicio de escucha que hizo la Comisión de la Verdad? No hay absolutos, la verdad se construye con la suma de muchas verdades.
El “cambio” tiene un paso sostenido, lento, a veces invisible. La historia nos ha narrado revoluciones, guerras, también nos ha contado que en las artes las mujeres hace 100 años eran invisibles y estaban, de hecho, relegadas al margen, hoy la escena artística es de enorme diversidad. Como una revolución silenciosa en la que muchas grandes mujeres artistas han pasado al primer plano. En este momento, una diversidad nueva, diversas sexualidades han encontrado una manera de expresar quiénes son. Es un mundo mucho más global.
¿No será que la conciencia social viene de la cabeza, no de las emociones?
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El pasado viernes 22 Presunto Podcast saliéndose de su habitual ácida y divertida crítica a medios, se lanza a aquello sobre lo que deberíamos estar halando todos, el análisis sobre los contratos amarrados, los decretos comprometiendo recursos, la censura, las listas negras. La denominan “terapia de cierre de gobierno”. No lo dejen de oír.