Juan Fernando Cristo
25 Octubre 2022

Juan Fernando Cristo

Extremos perversos

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Si hay un debate hoy en Colombia en el que los extremos hacen daño es el de la transición energética. Por un lado están quienes desde distintos sectores sostienen que se debe acabar de inmediato con la exploración y explotación de hidrocarburos; prohibir nuevas licencias mineras e incluso revisar las concedidas. En fin, erradicar desde ya el carbón y el petróleo de nuestras vidas. En el otro lado del ring se encuentran aquellos que señalan que no somos responsables del cambio climático; que aportamos un porcentaje mínimo de emisión de gases de efecto invernadero; que nuestro principal problema ambiental es la deforestación; que se debe regular la consulta previa con las comunidades y apostar al fracking.

Nos acostumbramos a mirar todo en blanco y negro. Olvidamos los grises, los matices. Afirman quienes saben de markentig electoral moderno que el pueblo solo capta mensajes simples y fuertes, que los argumentos ya no calan en la gente. Son las emociones las que movilizan al elector. Hace 20 años quien no era uribista era señalado por el propio jefe de Estado como cómplice de las Farc ,con el aplauso de sus barras bravas. Y aquel que no saliera a acusar abiertamente a Álvaro Uribe de paramilitar o genocida se calificaba de tibio, sin carácter. La discusión política se degradó. Por eso, cuando anuncian ahora el acuerdo del gobierno de Gustavo Petro y Fedegan, surgen suspicacias y muchos se niegan a aceptarlo.

El debate sobre la transición energética será el que defina el éxito o fracaso de la administración Petro. Si en el interior del Gobierno no se escuchan las voces moderadas, encabezadas por el ministro José Antonio Ocampo, y se imponen las radicales como si la campaña no hubiera terminado, el daño será irreversible y dedicarán su mandato a enfrentar la dura crisis económica, agravada sin duda por el entorno global. La recesión mundial es ya una realidad nos anuncian desde USA y nuestras economías son siempre las más afectadas. Entonces, más allá de debates ideológicos y compromisos de campaña, la situación justifica una revisión de las metas. Hasta el momento no se ha presentado desde el Gobierno una hoja de ruta detallada de la transición productiva, exportadora y fiscal que debe acompañar a la energética. Con seguridad, el Plan Nacional de Desarrollo será el escenario de esta discusión. Mientras tanto, en el Gobierno debería imponerse una “veda mediática” para no generar más incertidumbre en épocas que no son tranquilas en el mundo.

El Gobierno debe organizar la casa, sin abandonar el liderazgo de Petro en la lucha contra el cambio climático. Claro que es necesario avanzar en la transición energética, pero también responder muchos interrogantes, sin que al plantearlos se desate un matoneo contra quienes hacen preguntas obvias. ¿De qué manera y en cuánto tiempo se reemplazarán las exportaciones minero-energéticas que representan hoy casi la mitad del total del país? ¿Hasta cuándo se tienen reservas de petróleo y gas que nos aseguren la seguridad y soberanía energéticas? ¿Hay un mapa geológico que nos indique cómo podemos avanzar en la exploración y explotación de los minerales de la transición como cobre, níquel, litio, cobalto, zinc? ¿Hay planes contingentes de desarrollo para departamentos como César, La Guajira, Norte de Santander o Boyacá, cuyas economías y empleo dependen en gran medida de la explotación del carbón? ¿Cuántos nuevos proyectos de energía eólica y solar se proyectan para la próxima década?

Es evidente que Colombia debe avanzar en la transición energética sin renunciar a su seguridad y soberanía energética. Cobrar más impuestos al sector, que hoy tiene ganancias extraordinarias, es apenas justo y no debería impactar las inversiones futuras. Los desordenados anuncios de funcionarios del Gobierno sí las afectan. En la Europa de hoy los países se dividen entre los que tienen asegurada la energía para este y el próximo invierno y los que no la tienen. Nosotros la tenemos y hay que actuar con prudencia para no perderla. Sería aconsejable un cese bilateral de declaraciones y advertencias, tanto del Gobierno como de las empresas y gremios del sector. Silenciar a los extremistas para que la paz total llegue al sector que vive una guerra total. Mientras tanto, se requiere definir en el Plan de Desarrollo, que se discutirá ampliamente en los próximos meses, la hoja de ruta de la transición energética. Al fin y al cabo, para eso son los planes de desarrollo. ¿O no?

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas