Mariana Garcés
3 Junio 2022

Mariana Garcés

¿Hernández, Petro o Blanco?

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Voté en primera vuelta por Sergio Fajardo con el convencimiento de que la Coalición Centro Esperanza no solamente proponía el programa más sólido para gobernar a Colombia sino que se contaba con el mejor equipo para orientar soluciones creativas y alivianar los enormes problemas que aquejan la nación.

Tal vez una de los aspectos que más me cautivaron de la Coalición era que nuestro candidato, a pesar de que los organismos de control -de bolsillo del gobierno Duque- y la senadora electa del Pacto Histórico se dedicaron a “quemarlo” y sufrió la crueldad de la guerra sucia, mantuvo la frente en alto, recibió todos los golpes, jamás declinó en su esfuerzo con entrega y enorme compromiso. Eso es posible cuando se ha actuado con la verdad y de frente contra la corrupción. 

Sin embargo, la mayoría de los colombianos optaron por otros candidatos. Esa es la democracia. Ahora, en segunda vuelta nos toca decidir entre Gustavo Petro, Rodolfo Hernández o el voto en blanco. 

Los desarrollos de esta semana post primera vuelta me sorprenden. Escuché voces  muy contentas afirmando que el hecho de que el candidato del expresidente Uribe no hubiese alcanzado a pasar a la contienda final, significaba “el fin del uribismo”…. Más se demoró la Registraduría en anunciar el resultado, que José Obdulio Gaviria en reclamar el triunfo del ingeniero Hernández para el Centro Democrático. No nos equivoquemos; es allá donde escampará la derecha que acompañó a Federico Gutiérrez, adhieran o no los jefes de los partidos que le respaldaron. Silencio ha guardado el expresidente y silencio el presidente; ni siquiera salió a decirnos que “había ganado la democracia”.

Tengo que confesar que no encuentro nada que me motive a acompañar la propuesta de Rodolfo Hernández. No me gusta su manera vulgar de expresarse, su intolerancia, que arregle sus asuntos a golpes, el trato hacia la mujer, que se declare seguidor de Hitler; o lo que me parece igualmente lamentable que, confunda a Einstein con Hitler. Me asusta  que confiese querer gobernar por fuera de la legalidad declarando estado de sitio para expedir sus decretos sin pasar por el Congreso; además, promete acabar los esfuerzos diplomáticos obtenidos en el pasado para que Colombia ocupe un lugar destacado en el mundo. Menos aún comparto que pretenda fusionar el Ministerio de Cultura con el de Ambiente. Creo que entiende poco de finanzas públicas, y habla taquilleramente de reducción de algunos gastos que no tienen verdadero impacto en ahorro en el presupuesto nacional. 

Su propuesta más concreta es la de luchar contra la corrupción. Lo expresa en lenguaje coloquial y directo. Y a decir verdad surte efecto y convence al inconforme. Sin embargo, como lo dijo Fajardo, esa lucha contra la corrupción no solo hay que pregonarla. Haber desempeñado sus tareas en la vida pública de manera transparente y ejemplar es fundamental, lo que no parece ser el caso del ingeniero. Daniel Coronell en sus dos más recientes reportes en la W radio así lo demuestra. Ahí están a los ojos de los colombianos las imputaciones de Fiscalía y Procuraduría.

La Coalición nos dejó sin esperanza; cada integrante tomó la decisión de irse para un lado o para otro, de conformidad con sus más íntimas convicciones. Fajardo, Cristo, Robledo y Amaya –quien ya estaba ido a las toldas de Hernández- (revisen la votación en Boyacá) intentan conversaciones con el ingeniero y en esa charla trazan líneas rojas. Se dan todo tipo de explicaciones, que es pertinente mejorar o fusionar o introducir aspectos de un buen programa pues en el evento de que el Ingeniero gane es preferible que le  acompañen y que le ayuden a gobernar. “Lo que no voy a permitir es que el corazón de lo que ganó lo modifiquen los perdedores” dijo hoy de manera clara Hernández. En mi entender, sabe que necesita de los votos de Federico Gutiérrez y su estrategia es  la de espantar y al mismo tiempo abrazar al uribismo, como novia indecisa, sí pero no…; además, tiene claro que no sabe gobernar y por ende abraza y espanta a Fajardo. Me gustaría saber, en caso de darse ese  acompañamiento,  cómo manejarán estar bajo la misma tolda de Íngrid, quien carga a cuestas la destrucción de la Coalición. 

Comparto lo expresado por Luis Gilberto Murillo y Mábel Lara; entiendo su compromiso con las comunidades negras y creo que su llegada a acompañar a Francia Márquez es clave a ver si logramos que nos exprese, que de ganar, será la vicepresidente de todos los que habitamos esta nación; también comparto las declaraciones de Alejandro Gaviria, de Antanas Mockus, de Guillermo Rivera y de Griselda Restrepo. Todas, personas que al igual que Fajardo buscan lo mejor para Colombia. Gustavo Petro tiene un buen programa y aciertos y desaciertos como administrador. Muchas promesas en su programa de gobierno irrealizables desde lo conceptual y desde lo financiero que requieren ajustes; y le fue difícil en su paso por la Alcaldía de Bogotá trabajar en equipo, lo que es verdaderamente necesario para una buena gestión. 

Lo que no ha permitido el avance social de Colombia es la ausencia de voluntad política de este gobierno en la implementación integral del Acuerdo de Paz. Rodolfo Hernández votó NO al plebiscito. Gustavo Petro tiene un compromiso real frente a su implementación. 

Ojalá logre transmitir tranquilidad y quiera realizar los ajustes necesarios. Expresar claramente que no aspira a la reelección, que respetará la iniciativa privada y que tenderá puentes con el sector empresarial. Así es posible que logre llegar a la casa de Nariño. Tendremos que ver qué pasa en los próximos días. En todo caso sigue siendo una opción el voto en blanco. 

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