Valeria Santos
13 Noviembre 2022

Valeria Santos

La casa en el aire

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Impotencia, rabia y frustración es lo que sentimos muchos colombianos al tener que tolerar, una y otra vez, que los funcionarios públicos nos roben y malgasten los recursos del Estado impunemente. La corrupción está enquistada en lo público, en las trampas del supuesto libre mercado y también en la prensa. Determina las relaciones de poder, sostiene las instituciones, y mantiene esa jerarquía que reprime, rompe sueños y roba oportunidades. Está en toda Colombia, y se ha intensificado en los últimos años en el departamento del Cesar donde lastimosamente, ya hace un tiempo, a los cesarenses desesperados, se les obliga a aguantarla con resignación.

Esta semana la Fiscalía le imputó al exalcalde de Valledupar Augusto Ramírez Uhía, mejor conocido como Tuto Uhía, los delitos de peculado por apropiación agravada y contrato sin cumplimiento de requisitos por la construcción del parque cultural La casa en el aire, en donde el Estado debe pagar casi 9.000 millones de pesos, 3.000 de estos en presuntos sobrecostos. Hay que aclarar que el exalcalde en este momento está en prisión domiciliaria por otros dos delitos cometidos durante su administración.

Lo que la prensa nacional y local ––con excepción del medio valduparense El Periódico, que tiene a todos sus periodistas amenazados de muerte–– no cuentan, es que detrás del exalcalde siempre estuvo el representante por el Partido Conservador Ape Cuello. No solamente el congresista fue aportante a su campaña para la alcaldía; según fuentes locales, también era el que mandaba.

De hecho, el proyecto de la construcción de La casa en el aire ya contaba con diseños desde 2002 realizados por el arquitecto Alberto González y aprobados por el maestro Rafael Escalona. El mismo Gabriel García Márquez al ver el diseño los convenció de que debían adelantarse las gestiones para que Valledupar pudiera contar con el parque cultural. Sin embargo, el arquitecto González le contó al medio El Periódico que el proyecto se engavetó hasta que en 2015 Uhía, ya como alcalde, se obsesionó con la obra.

A pesar de que el arquitecto González quería regalar el diseño, y le hizo saber al entonces alcalde Uhía que el proyecto debía costar alrededor de 500 millones de pesos, decidieron pagar por otro diseño y escoger a la empresa Broers Constructores, de los hermanos Peña Matos, unos megacontratistas del departamento de Cesar, recomendados por Ape Cuello, para realizar la obra, pero ahora por una suma de alrededor de 9000 millones de pesos.

Cuando en una entrevista, el medio El Periódico le pregunta al arquitecto González por qué le dijeron que no a su proyecto, responde: “La primera razón que tuvieron el exalcalde de Valledupar Augusto Daniel Ramírez Uhía y el congresista Alfredo ‘Ape’ Cuello de no aprobar La casa en el aire que costaba 500 millones de pesos, era el monto, es decir, era irrisorio para lo que ellos tenían contemplado”.

El Estado, según la Fiscalía, ya ha tenido que pagar 3.000 millones de pesos por un proyecto que aún no se ve. Una verdadera casa que se quedó en el aire.

La relación con el delincuente Tuto Uhía y el representante Ape Cuello es tan cercana, que la esposa del exalcalde imputado, Lisbeth Karime, trabaja actualmente en la UTL del senador Didier Lobo Chinchilla, quien, a pesar de pertenecer a partidos políticos distintos, ha sido viejo aliado político del representante Ape Cuello, como lo ha documentado La Silla Vacía.

Ape Cuello

Lastimosamente los cesarenses y los colombianos tendremos que seguir aguantando la corrupción. No importa si existen audios donde presuntamente se escucha al representante Cuello hablar de posibles coimas como “ladrillos”, o al alcalde de La Paz pedir dinero a través de “hojas de block”, o que haya pruebas suficientes que demuestran  cómo megacontratratistas del Cesar, que ejecutaron proyectos gracias a la mermelada entregada al representante Cuello por el gobierno de Duque, fueron aportantes a su campaña, o que ya sepamos que  por medio de la caja de compensación Comfacesar, fortín político también de Ape, se ejecutaron a dedo recursos del Ocad Paz en obras que presentan serios retrasos e irregularidades. No importa, nada importa, porque a Colombia la tienen secuestrada los corruptos.

Más vale que el presidente Petro cumpla su promesa de salvar a Colombia de esos clanes políticos que han forjado nuestro injusto y triste destino. Muchos quedamos preocupados cuando en plena campaña decidió sentarse en el club Valledupar con la clase dirigente vallenata y con los representantes de estos clanes políticos. Sobre todo, cuando vimos las fotos del entonces candidato Petro posando con los excongresistas Ricardo Chajin y Lázaro Calderón condenados por corrupción. Ojalá que la sorpresiva alianza con el Partido Conservador no nos condene a seguir construyendo y pagando por obras que se  quedan en el aire.

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