Sebastián Nohra
19 Junio 2022

Sebastián Nohra

La derecha no dimensiona lo que se le viene

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En política, como en el deporte, la forma como se gana o pierde importa, y genera efectos que van pavimentando el camino a la próxima competencia. Los insípidos resultadistas nunca entenderán eso de que el resultado solo es una fracción de la historia. Lo que viene de la mano con estas elecciones presidenciales tiene un trasfondo mucho mayor que el de una simple transición del poder. La victoria de Petro será el inicio de un largo camino en el desierto para el poder que se opone a su proyecto. El contexto es crudo, hostil y la presidencia de su rival los coge sin apenas herramientas para combatir. Ahora sí se notarán los estragos de la decadencia.

Petro llega con un relato muy poderoso que penetró en casi todos los sectores del país y que una gran parte de periodistas e intelectuales compraron. Ganó con el nivel de participación más alto de la historia para una elección presidencial, con el abrazo de un buen porcentaje de la política tradicional y con el apoyo de gremios y sindicatos poderosos. Su triunfo es incontestable. El 7 de agosto tendrá mucho capital y espalda para construir el país que proyecta. El Pacto Histórico hoy es un tractor. Tendrá una bancada nutrida y con gente que moviliza. 

Su poder lo aumenta el hecho de que al otro lado había muy poco. Nada, si somos francos. Petro abarcó casi toda la votación. Unos (la mayoría) que lo votaron creen en su proyecto y la mayoría de los que no lo votaron, lo hicieron porque le temen. Fue una votación Petrocéntrica. Rodolfo era una caricatura de candidato que se convirtió en la carta más competitiva para frenar a Petro. Era poco más que eso. Como escribió Borges, a los votantes de Rodolfo “no los unió el amor sino el espanto”. Atrás no había estructura ni un programa sólido. Poca gente prestigiosa estaba adentro de la campaña.

Ya Petro escaló la montaña más empinada. Lo que viene será más placido. Iván Duque le dará la banda en un momento de dramática decadencia política e intelectual del Partido Conservador y el Centro Democrático, los únicos que genuinamente puede presentarse como una fuerza de oposición. La naturaleza y la historia de los otros (Partido Liberal, Cambio Radical, Partido de la U) las conocemos y sabemos que será muy difícil que se resistan a las mieles del poder. Petro necesita sus votos y sus anteriores padres políticos están en vía de extinción. No tendrán incentivos para hacer oposición. 

No parece que en el Congreso Petro vaya a tener rivales notables. Rodolfo Hernández sin ser la carta de esperanza del antipetrismo queda desnudo. No tiene bancada ni capacidad para ser el verdadero líder de la oposición. Y Fico, muy difícilmente podrá quitarse el sombrero de uribista que le pusieron desde el principio. La oposición no pueden liderarla las caras de la derrota. El rechazo a sus nombres, prácticas e ideas fueron parte de la fuerza que puso a Petro y Rodolfo en segunda vuelta. Tienen que aparecer otros que estén descontaminados de toda la decepción y resistencia que generó Iván Duque y la mesa chica con la que gobernó: un grupo de inexperimentados a los que el poder los embrujó y que en buena hora ya se van.

Con una gran parte de intelectuales, periodistas y academia que ya creen en las recetas estatistas de Petro, y con el uribismo en su peor momento, parece que el nuevo presidente tendrá una autopista para gobernar en los próximos años. A la derecha se le viene la noche. Es poco probable que hayan dimensionado el calado de su catástrofe. Fueron incapaces de sacar un candidato competitivo y tendrán una bancada con muy pocos congresistas realmente brillantes y que tengan peso en la opinión pública. La Alianza Verde será una extensión del Pacto Histórico. Hoy el sistema político no ofrece nombres de peso que puedan hacerle contrapeso a una gran fuerza política que será poder, tiene bases en todos los departamentos y cuenta con un discurso muy articulado que tendrá margen y crédito para ser probado.

La duda es del otro lado: quiénes serán los valientes que se animarán a construir en inferioridad un espacio que probablemente tendrá que sufrir varias derrotas para después tener poder político para mirar a los ojos a Petro.  

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