Paola Herrera
27 Junio 2022

Paola Herrera

La papa caliente

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Por estos días, en medio del agite electoral en Colombia, ha pasado desapercibido uno de los procesos más importantes que este año tendrá que adelantar el Congreso de la República y que se convirtió en toda una papa caliente para los nuevos legisladores que instalarán las sesiones el próximo 20 de julio de 2022.

Hablo de la elección del próximo contralor (a) general de la república, la persona que reemplazará en el cargo a Carlos Felipe Córdoba, quien termina su periodo en septiembre de este año. Esta decisión, sin duda, será la primera prueba de fuego del recién elegido Congreso, que medirá sus fuerzas en una votación en la que los candidatos favoritos ya cuentan con un claro respaldo político de quienes no hacen parte de la coalición del nuevo gobierno.

El Pacto Histórico, que ahora es el partido de la administración, se quedó sin sus candidatos en la más reciente depuración de la lista y tendría que echar mano de quienes siguen en la competencia por esa entidad de control, pero que son fichas de lo que sería la oposición.
Sin embargo, esa colectividad tiene otra opción y es pedir una lista nueva, abriendo otro concurso de méritos, para hacer a un lado a los que hoy siguen como elegibles a pesar de sus cuestionamientos y apoyos. Mejor dicho, el pulso que se verá cuando arranque la legislatura estará para alquilar balcón.

Es por eso que llama la atención que, en su primera entrevista, tras ser elegido como presidente del Senado, Roy Barreras haya dicho que no ve ningún problema con el proceso de elección del nuevo contralor y como se ha manejado desde el legislativo.

¿En serio senador? Le podemos refrescar la memoria para que se acuerde de todas las cosas que han pasado y que han viciado esta elección tan anhelada por los mismos de siempre. Esos que con sus palabras entendieron que no se hará nada por parte de quienes dicen representar el cambio, y que entonces podrán seguir controlando el máximo órgano fiscal en Colombia.

Empecemos por el momento en que se abrió la convocatoria y el concurso de méritos para que los aspirantes se pudieran postular. El afán de Juan Diego Gómez, actual presidente del Congreso, generó suspicacias e incluso la senadora de la Alianza Verde, Angélica Lozano, lo denunció por supuestamente querer manipular la elección e “influir, determinar y preseleccionar a quien ocupe la Contraloría”.
En ese momento, Lozano calificó como una “jugadita” el hecho de iniciar el proceso en febrero de 2022, cuando normalmente la invitación debe hacerse dos meses antes de la posesión del nuevo Congreso. Es decir que Gómez, el senador conservador, debió empezar a recibir postulaciones solo desde el 20 de mayo y no antes.

Eso es uno de los tantos problemas que para este tema se han presentado, aunque, repito, a Roy Barreras, todo le parece normal. El segundo inconveniente, que también fue puesto en evidencia por la senadora Lozano, fue dejar en manos de la Universidad Industrial de Santander (UIS), el examen de clasificación de los candidatos, sin un procedimiento administrativo previo. Prácticamente la escogieron a dedo.

Pero eso no es lo más grave. Definitivamente el problema mayor, que sigue presente en esta elección sin que nadie haga nada, tiene que ver con la permanencia en la lista del candidato ungido por el propio presidente Iván Duque, quien es hoy el más opcionado para quedarse con la Contraloría General.

Esa persona es Luis Alberto Rodríguez Ospino, el exdirector del Departamento Nacional de Planeación (DNP), que tiene toda su artillería y la del gobierno actual puesta en esta aspiración. No obstante, es un candidato que claramente no cumple con los requisitos exigidos en este tipo de procesos y en ese sentido se han pronunciado hasta las altas cortes en el país.

Y es que Rodríguez Ospino cumplió apenas el pasado sábado 25 de junio, la edad exigida para ocupar el cargo de contralor general de la república, que son 35 años. El requisito dice, además, que esa edad se debe tener en el momento de la postulación y no de la elección, por lo que acá habría una razón clara y contundente para haberlo descalificado. Evidentemente eso no pasó.

Si no lo descalificaron por la edad pues tampoco lo hicieron por no cumplir con otro requerimiento. Me refiero al que establece que no puede haber ocupado cargos públicos en el ejecutivo un año antes de la postulación (y no elección) para ser contralor. Eso tampoco se sostiene en el caso del candidato mencionado ya que, recordemos, hasta julio de 2021 fue director del DNP.

Senador Barreras, todavía hay más. La Red de Veedurías de Colombia denunció la semana pasada una presunta injerencia del senador Mario Castaño en este proceso para elegir al reemplazo de Felipe Córdoba. Castaño, acusado de crear toda una red de corrupción para direccionar contratos con diferentes entidades estatales y quedarse con una tajada, se habría reunido días antes de ser capturado, con otro de los fuertes candidatos a ocupar la silla de contralor, el señor Andrés Castro.

Según la veeduría, Andrés Castro habría pedido el respaldo de Castaño para poder ser el próximo contralor, lo que afecta seriamente la transparencia del proceso, el normal desarrollo de la campaña al cargo y contamina la independencia del aspirante.

En fin, todas las polémicas mencionadas en el marco de la elección del nuevo contralor, están perjudicando enormemente el proceso. La persona que llegue a la Contraloría General de la República es quien deberá hacer el control fiscal al gobierno y por eso es importante que cuente con las capacidades académicas, con la experiencia y el conocimiento para hacerlo.

Ya basta de dejar en manos de la politiquería a los órganos de control. Ya no más amiguismos, ni favores para que todos se sigan tapando con la misma cobija, mientras hacen lo que quieran con la plata de los colombianos.

Una de las banderas de este nuevo gobierno, el del presidente electo, Gustavo Petro, es el cambio. El cambio es también respetar, por fin, las instituciones, no cooptar los entes de control y que no sigan llegando cuotas de aquellos que solo usan las entidades a su favor.

Yo entiendo, senador Roy Barreras, que hay que hacer acuerdos, alianzas y que necesitan ceder en algunos puntos para tener mayorías en otros. De todas formas, le pido que no permita que se haga mal esta elección, si no tenemos una buena fiscalización en Colombia, tampoco habrá espacio para acabar de una vez por todas con la corrupción.

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