Gabriel Silva Luján
28 Agosto 2022

Gabriel Silva Luján

Las fábulas de Petro

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Un hombre como Gustavo Petro -fogueado en la clandestinidad, curtido en las duras batallas de la vida política en la oposición y con la experiencia de manejar una ciudad más grande que muchos países- no se debería caracterizar por la ingenuidad. Desafortunadamente, muchas de sus propuestas para manejar y acomodar las consecuencias de sus políticas de cambio no dejan de ser algo más que un cuento chino.

Una de las que más han llamado la atención es la de sustituir el ingreso por exportaciones y por inversión extranjera directa que la economía dejará de recibir como consecuencia del frenón, que ya está en marcha, del sector de hidrocarburos y la minería. Ese tema es un buen ejemplo de cómo opera la formulación de políticas públicas del actual gobierno: la ideología va adelante definiendo las metas y detrás van las decisiones, sin ninguna revisión de las circunstancias reales, de las consecuencias o de la viabilidad de las alternativas.

Según ha dicho el propio presidente Petro, en campaña y en el gobierno, que mediante la expansión del turismo y las exportaciones de aguacate se suplirá de manera sostenible, amplia y suficiente, la caída en los ingresos de la “actividad extractiva”. Es decir, si se usa 2021 como indicador -dado que las exportaciones de 2022 están afectadas por precios inusualmente altos y sería aún más desafiante el ejercicio de sustitución- el valor de las exportaciones a sustituir es del orden de USD 41.000 millones y las inversiones de capital extranjero asociadas al sector podrían añadir otros USD 5.000 millones. Es decir, el turismo y el aguacate deberían generar en el horizonte de unos pocos años la bicoca de 46.000 millones de dólares.

El gobierno se ha puesto la meta, anunciada por el propio Petro en el congreso de Anato, de incrementar los visitantes extranjeros de manera que lleguen a 12 millones al final de su mandato. Esto significaría que si se tiene en cuenta que el número de visitantes no residentes a Colombia en 2021 fue de 1.192.000, se tendría que multiplicar por seis el flujo de extranjeros que visitan el país para cumplir la meta propuesta. Para ponerlo en contexto, México se demoró prácticamente una década para doblar su turismo, pasando de 23 millones de visitantes en 2010 a 45 millones en 2019. Además, Colombia con una infraestructura actual de alojamiento que acomoda aproximadamente tres millones de turistas no residentes/año tendría que multiplicar por tres o por cuatro su capacidad instalada de hotelería. Cabe preguntarse entonces quién diablos va a poner la plata para alojar tanto gringo.

El gasto promedio total de los turistas no residentes en Colombia fue, incluyendo pasaje, de USD 1.500 por persona en 2019 (El Espectador, agosto 28, 2022). Esto quiere decir que aún si se alcanzara el número mágico de 12 millones de turistas, los gastos de esa horda de visitantes escasamente sustituirían ingresos brutos por USD 18.000 millones, reemplazando en el mejor de los casos el 39 por ciento del ingreso minero-energético de 2021.

Pasemos al aguacate. El principal productor de aguacate del mundo es México, que exportó en 2021 un monto de USD 2.990 millones de la fruta, alcanzando el 37,9 por ciento del valor de las exportaciones globales. El mismo año Colombia exportó USD 230 millones, menos de la décima parte de lo que colocan los charros en el mercado mundial. A México le tomó veinticinco años exportar aproximadamente 3.000 millones de dólares en aguacate. Y en gracia de discusión supongamos que por arte de magia el país llegase a alcanzar ese valor exportado al final del periodo de Petro, este ingreso solo representaría el 6,5 por ciento del valor de las exportaciones y las inversiones minero-energéticas de 2021.

Esta corta revisión de la inviabilidad objetiva de las propuestas de Petro para evitar un colapso de la economía colombiana ante el desmantelamiento de la industria de los hidrocarburos y de la actividad minera, debería llevarnos a exigirle al gobierno que deje de tratar a los ciudadanos como niños ávidos de cuentos infantiles. Es hora de que responda con cifras, planes y políticas públicas concretas para explicar cómo va a manejar lo que a hoy no ha dejado de ser más que un salto al vacío. Porque la verdad es que hasta ahora lo único que hemos oído son fábulas dignas de Jean de la Fontaine.

Cuenta de Twitter: @gabrielsilvaluj

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