Mauricio Cabrera
3 Noviembre 2022

Mauricio Cabrera

Las líneas azules del Partido Liberal

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Las “líneas rojas” que trazó el Partido Liberal para aprobar la reforma tributaria en el Congreso (https://twitter.com/PartidoLiberal/status/1585018769717354497), son en realidad unas líneas azules que demuestran lo conservador que se ha vuelto ese partido, abandonando sus principios históricos de lucha por la equidad y contra los privilegios de los ricos y poderosos.

Desde el programa liberal de Alfonso López Pumarejo en 1935, ya se afirmaba que “El Partido Liberal de Colombia seguirá luchando contra la inseguridad y contra los privilegios de todas las clases en busca de una igualdad de medios y oportunidades”. Sin ir tan atrás, a comienzos de este siglo, la plataforma ideológica del partido estableció como uno de los objetivos de los liberales el “Restablecimiento de un sistema tributario progresivo, eficiente y equitativo”.

Puede ser que a la bancada parlamentaria o a su director no les importen esas declaraciones históricas, pero por lo menos sí debían ser coherentes con lo que el mismo director escribió en abril de este año en un documento titulado “La Colombia de hoy” (https://es.scribd.com/document/571780195/Documento-Cesar-Gaviria) que circuló durante la campaña electoral. Veamos algunas de esas contradicciones:

IMPUESTO A LAS PENSIONES MAYORES DE $10 MILLONES

En el documento se afirmaba: “Es importante establecer una tributación eficaz para las personas naturales adineradas que pagan poco en comparación con las empresas”.

Sin embargo, los congresistas liberales tumbaron el impuesto a las megapensiones, con el falaz argumento de que estaban defendiendo a los pobres pensionados, cuando en realidad están favoreciendo a una pequeña minoría y, sobre todo, defendiendo su propio bolsillo pues en el futuro tendrán pensiones superiores a ese valor.

Para entender el injustificado privilegio que defendieron los liberales hay que recordar que en Colpensiones hay 1,8 millones de pensionados, de los cuales solo 8.613 (el 0,49 por ciento) tienen pensiones superiores a 12 salarios mínimos. En los regímenes especiales de las Fuerzas Armadas, maestros y otros funcionarios públicos hay 700.000 pensionados y solo 7.928 (el 1,1 por ciento) tienen pensiones altas.

Es decir que, arropados en un lenguaje demagógico de defensa de los intereses de los colombianos, solo favorecían a 16.500 personas que hoy reciben un cuantioso subsidio del Estado (es decir de los contribuyentes) porque lo que cotizaron no les alcanza para la elevada pensión que están recibiendo. Los 497 pensionados de los fondos privados sí ahorraron lo suficiente pero recibieron otros beneficio, pues no pagaron impuestos sobre los ingresos que ahorraron.

EL IMPUESTO AL PATRIMONIO Y A LA FINCA RAÍZ

En abril decía el director del partido: “Hay que cerrar tantos huecos que tiene el Estatuto tributario, que esconde las tarifas reales de tributación, muy inferiores a las nominales, y a las que dicen que pagan las personas con bienes de fortuna”

La bancada no estuvo de acuerdo y trazó dos líneas rojas: intentó bajar el impuesto al patrimonio y eliminar el impuesto de timbre a las transacciones de finca raíz superiores a $800 millones. Su argumento era que estos tributos “generan riesgo para la desestimulación (sic) del ahorro y abre riesgo de doble tributación sobre los inmuebles”.

Estos dos nuevos tributos son los que más contribuyen a hacer más progresivo el régimen tributario en Colombia, pues las personas que tienen más de $3.000 millones en patrimonio, o que pueden comprar un inmueble de $2.000 millones están en un nivel muy alto de la distribución del ingreso. Por fortuna en la plenaria no se acogieron las objeciones liberales, y se mantuvieron las propuestas del gobierno, aunque en el caso del impuesto al patrimonio no se logró que se contabilizaran los bienes al valor comercial.

EXENCIONES A LAS EMPRESAS Y A LAS IGLESIAS

De tiempo atrás, la posición liberal había sido la de eliminar las múltiples exenciones a las empresas. Así lo reiteraron en el documento de abril: “Los liberales hemos propuesto eliminar todas las exenciones tributarias que durante varios gobiernos se les han entregado a las grandes empresas de la economía formal, con la excusa de que son ellas las que generan el empleo. Esto es evidentemente falso”.

Y en relación con la baja tributación de algunas empresas plantearon una propuesta que se incluyó en el proyecto de reforma: “Se puede considerar también la introducción de un impuesto mínimo de renta para las empresas, que permita mejorar sustancialmente la equidad en la tributación”.

En contra de esta propuesta, la sexta línea azul de la bancada era: “6. Debe eliminarse la tributación mínima de las empresas. No hacerlo terminaría en una renta presuntiva del 15 %”, la cual, además, era un sofisma porque la renta presuntiva se calcula sobre el patrimonio mientras que en este caso era un impuesto mínimo sobre las utilidades recibidas.

También defendieron los congresistas liberales el mantenimiento de otras exenciones como las de las zonas francas y la deducibilidad de las regalías que pagan las empresas minero-energéticas, y se opusieron al impuesto a las bebidas azucaradas.

Estas líneas azules también fueron derrotadas en la plenaria, aunque sí lograron excluir del tema de las regalías y de la sobretasa a las exportaciones a todos los minerales distintos a carbón y petróleo.

 Finalmente, otra evidente contradicción con los principios liberales fue la de impedir que se gravaran las actividades comerciales de las iglesias, con otro sofisma pues según ellos lo hacen como “defensores de la libertad de cultos y de la labor social que desarrollan en las comunidades”. La realidad es que la propuesta no afectaba ni a las actividades religiosas ni a las de beneficencia que realizan las iglesias. Solo a los negocios no relacionados con estas actividades.

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