Paola Herrera
30 Mayo 2022

Paola Herrera

Las promesas del ingeniero

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“Voté por Rodolfo Hernández porque él va a acabar con la corrupción”, “yo quiero que Rodolfo sea el próximo presidente porque anteriormente ser colombiano era sinónimo de ser narcotraficante, y ahora nos convertimos en un país de corruptos”.

“Rodolfo Hernández es el único candidato que va a luchar contra el peor problema que hoy tiene Colombia, su propuesta de atacar la corrupción es la base para poder sacar el país adelante y reactivarlo económicamente”.

“Mi voto fue por Rodolfo Hernández porque es un colombiano que se puso la camiseta y ha decidido donar su sueldo”, “es un señor que en realidad quiere ayudar al pueblo, no quiere nuestra plata, quiere ayudarnos”…

Estos son algunos testimonios de colombianos que el pasado domingo 29 de mayo votaron por el líder del movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción, Rodolfo Hernández, y lo llevaron a ser uno de los dos candidatos que en tres semanas se disputará, en segunda vuelta, la presidencia de Colombia. 

Y es que después de esa sorpresiva jornada electoral, en la que contra todo pronóstico el ingeniero quedó en segundo lugar, después de Gustavo Petro, muchos nos preguntamos cómo logró superar a fuertes contrincantes como Federico Gutiérrez que tenía todas las maquinarias para ganar o a Sergio Fajardo, que era el candidato del centro.

Si leemos nuevamente las respuestas de los simpatizantes de Hernández, nos daremos cuenta de que la razón es sencilla: la gente se cansó. 

Los colombianos, en medio de las dificultades que implica el vivir el día a día en un país como este, decidieron que ya no quieren saber más de lo mismo, que los extremos los abruman y que es tanta la decepción que hay por la política tradicional, la que representa la corrupción, que quienes la conforman ya no merecen el apoyo del pueblo.

Por eso al ingeniero, la bandera que usó le sirvió para alcanzar cerca de 6 millones de votos. Claro, qué mejor idea que venir del sector empresarial, y no político, a decir que se le pondrá freno al robo de los recursos que son de todos los colombianos y que de esa forma habrá más oportunidades y más plata para quienes realmente la necesitan. 

Es una gran estrategia para conquistar a una ciudadanía exhausta. Y a eso hay que sumarle otras propuestas populistas como la de donar el sueldo o ponerle el ojo al campo colombiano en donde hay un potencial muy grande de desarrollo, riqueza, bienestar, que es en últimas lo que todos queremos. 

Rodolfo Hernández fue capaz incluso de decir, en un Facebook Live hecho el sábado antes de elecciones, que al siguiente día de posesionarse como presidente comprará fertilizantes para todos los campesinos productores y así acabará con el problema de los altos costos y por ahí derecho con la exagerada inflación.

Mejor dicho, pajaritos en el aire por donde se le mire, cantos de sirena que sedujeron a una masa de la población que ve en el ingeniero la salvación a todos nuestros problemas, el cambio de página en un país polarizado y la vía más expedita para superar todas las adversidades económicas. 

No importa quién sea Rodolfo Hernández, no importa su pasado o sus formas, no importa el camino que labró para llegar hasta donde está llegando o cómo hará para cumplir lo que promete. No, lo que importa es que nos está ofreciendo el cielo y la tierra, (y el mar para los pobres), y por ahora eso es suficiente para alimentar la esperanza, que pareciera que en Colombia estamos acostumbrados a perder.

Sin embargo, esas ganas que tenemos los colombianos de que las cosas cambien, que son completamente válidas, nos pueden llevar a un escenario peor. No podemos olvidar que Hernández, el de las maravillosas propuestas, es también un misógino, machista, grosero, está imputado por un caso de corrupción, no va a debates, él mismo dice que solo sabe de ingeniería civil y tiene el programa de gobierno más etéreo de todos. 

Justamente es pertinente revisar algunas de sus propuestas. Ya que al candidato no le gusta compartirlas en debates, acá podemos hacer un paneo de cómo es que el ingeniero Rodolfo nos va a sacar de pobres y, sobre todo, cómo le cortará el chorro a los corruptos y cómo va a salvar al campo, sus dos apuestas más grandes con las que combatirá el resto de problemas que tiene Colombia. El programa de gobierno de Rodolfo Hernández empieza hablando de la corrupción. El candidato propone la creación de un nuevo contrato social con Colombia, en el que habrá cero tolerancia con quienes promuevan la cultura de la ilegalidad. 

Para que el país “reciba de vuelta todo lo que le han robado” Hernández quiere también deshacerse de gastos innecesarios en el Estado, como por ejemplo, acabar con tantos contratos de prestación de servicio, con tanta burocracia “alcahueta” como él la llama y asegura que suprimirá cargos que hoy en día no sirven para nada. 

Llama la atención también su propuesta de bajar el IVA de 19 a 10 por ciento y de acabar definitivamente con el impuesto del 4x1000. Pero, ¿Cómo va a reemplazar esos recursos que se dejarían de recibir?, en el primer caso ha dicho que va a eliminar la posibilidad de descontar el impuesto a las ventas, pero sobre el impuesto a las transacciones financieras no se sabe con qué se compensaría.

En salud propone acabar con los regímenes que existen actualmente para que se garantice la atención a toda la población, aunque tampoco dice por cuál sistema lo cambiaría, y asegura que establecerá un control de precios. En educación, quiere condonar las deudas del Icetex a los beneficiarios activos. En infraestructura dice que revisará los contratos por concesión para que se eliminen las cláusulas abusivas y de esta manera bajen los precios de los peajes. 

En su  capítulo sobre el campo colombiano, Hernández tiene varias propuestas que van desde la revisión de los TLC que ha firmado el país, con el fin de prohibir las importaciones de productos que tienen una oferta interna suficiente, hasta la promoción de una ley agropecuaria que priorice el uso de insumos de origen nacional, particularmente de los fertilizantes, para que se abra una puerta a la recuperación de algunas empresas de esta industria en el país. 
Pero además, señala que quiere industrializar el campo, que haya más tecnología, que se abran mercados, que se titulen las tierras a la población rural, se cumpla con las normas de restitución y promete también bancarizar a las familias campesinas para que accedan a crédito con bajas tasas de interés.
En el discurso que dio Rodolfo Hernández, desde la cocina de su finca en Santander, cuando se conocieron los resultados de la primera vuelta electoral, aseguró: “Mi compromiso es hoy y será siempre hacer de Colombia un país de oportunidades para todos”. Sus promesas, su discurso, todo suena muy bonito si no fuera porque la mayoría de las ideas del ingeniero se centran en los beneficios que quiere otorgar a los ciudadanos, pero no dice de dónde sacará la plata para materializar esos objetivos. 

Y aunque no habla de reforma tributaria, porque eso es impopular, la mayoría de las cosas que hará o que dice que hará, implican más gastos para el país. No obstante, el ingeniero cree que solo atacando la corrupción ya tendrá el dinero necesario para poder cumplirle al país, sin necesidad de subirle impuestos a nadie. 

Ingeniero no prometa cosas que no podrá cumplir, usted no tiene un plan de financiamiento claro y eso preocupa a los expertos que piden responsabilidad fiscal, porque se puede aumentar el déficit del país, se incrementará el endeudamiento y, lo que es peor, se volverá a decepcionar a los colombianos que ahora están confiando en esta alternativa.

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