Gabriel Silva Luján
24 Abril 2022

Gabriel Silva Luján

“Los Elegidos” lo elegirán

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A comienzos de los cincuenta, en su fase de iconoclasta y rebelde, Alfonso López MIchelsen escribió la novela “Los Elegidos”. La obra retrata a esa élite cerrada, privilegiada, centralista, patriarcal y rentista que desde los clubes sociales y las fincas de recreo decidía el destino de la Nación. Esos “Elegidos” ponían presidentes, escogían senadores, designaban ministros y funcionarios, para que cuidaran bien de su riqueza y de sus prebendas en el Estado.

Es fascinante observar cómo los “Elegidos” de hoy están otra vez a punto de poner el presidente. La gran paradoja está en que esta vez por su insensibilidad social, su desconexión con la Colombia real, sus alianzas non sanctas, su arrogancia y su actitud retardataria, van a terminar eligiendo a quien más temen. De nada valieron los llamados a la cordura y a la sensatez para que los “Elegidos” se dieran cuenta de que aferrándose al pasado garantizarían precisamente un resultado totalmente opuesto al que deseaban.

Para empezar, como lo analiza a profundidad el artículo central de Cambio esta semana, el Estado y el gobierno se han dedicado a tratar de derrotar a Petro. Sin entrar a analizar las gravísimas consecuencias que eso tiene para la estabilidad democrática, las recientes posturas del general Zapateiro y de otros altos voceros militares, han generado el rechazo de muchos sectores sociales. Gracias a esas declaraciones y a la hostilidad política de la fuerza pública hacia el petrismo –resultado de la politización de los militares a la que se ha dedicado el uribismo–están llegando a la campaña de Petro cientos de miles de votantes que sin tener originalmente una preferencia por esa candidatura están optando por el Pacto Histórico como el camino para proteger la democracia del autoritarismo.

La descarada y permanente campaña del presidente Duque a favor de Federico Gutiérrez, que incluyó desmantelar la Ley de Garantías, no ha hecho si no favorecer a Petro. Los electores ven en ese esfuerzo una violación de la obligación de neutralidad del primer mandatario y eso los lleva a rechazar esas maniobras acercándose a la candidatura del Pacto Histórico. Además, poner a Duque a hacer campaña cuando es él mismísimo símbolo de la catástrofe social que estamos viviendo, es un “bocatto di cardinale” para los candidatos de la oposición, como se vio ya en las elecciones parlamentarias.

El colapso de los procedimientos electorales el pasado 13 de marzo, en el que se “refundieron” millón y medio de votos, le ha quebrado el espinazo a la credibilidad colectiva en los resultados que emite la Registraduría. El fantasma del fraude ronda la primera vuelta presidencial y eso va a llevar a una movilización adicional de potenciales sufragantes que estaban indecisos y que ahora votarán en su mayoría por Petro, la principal víctima del desastre a cargo del señor Álex Vega. 

Para no hablar del comportamiento de algunos de los medios de comunicación, propiedad de grupos económicos. El esfuerzo por invisibilizar a Petro y a Fajardo, con contenidos claramente sesgados, le ha servido al Pacto Histórico para posar de víctima y esconder algunos de sus más oscuros episodios bajo el manto de que toda denuncia es una conspiración de las élites.

Y el pecado máximo de los “Elegidos” fue la sistemática campaña de demolición de las posibilidades políticas y electorales del centro político. Siguiendo sus equivocados instintos y sus ilusiones, muchos de los actores decisorios en la política colombiana le apuestan hoy a un escenario similar al de las elecciones del 2018. Eso no va a pasar. En la actual coyuntura priman las exigencias de transformación social y la lucha de clases. El Centro, de no haber sido víctima de la indiferencia y de la persecución sistemática de esos factores de poder, tenía todo el potencial para convertirse en una opción de cambio alejada de las extremas y del populismo.

Dictum. El TLC con EE.UU. nos salvó del tradicional unilateralismo de la política comercial de Washington. Y ahora los candidatos de la derecha y la izquierda nos quieren someter otra vez a la época del acceso condicionado al mercado gringo.

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