Mariana Garcés
9 Septiembre 2022

Mariana Garcés

Magia y milagros

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La cultura en el país, a pesar de todas las vicisitudes ha logrado ocupar un espacio importante. Hoy quiero destacar algunas iniciativas del sector que merecen pleno reconocimiento y visibilidad.

Inicio con una publicación del Instituto Distrital de las Artes (Idartes), que ojalá llegue a la totalidad de las bibliotecas públicas de Colombia. Culturas en común: reconociendo los derechos culturales es el título del libro. Es una publicación de Gabriel Arjona, Myriam Redondo y Alejandra Segura. El texto nos habla en un lenguaje claro sobre los derechos culturales. Desarrollan conceptos tales como: “… la noción de dignidad humana fundamenta la indivisibilidad de los derechos humanos, por cuanto "las experiencias de exclusión, maltrato y discriminación nos enseñan que los derechos civiles clásicos adquieren igual valor (Rawls) para todos los ciudadanos únicamente cuando se complementan con derechos sociales y culturales” (Habermas, 2010, p. 9)”. A través de la lectura de sus páginas, que están acompañadas de unas ilustraciones preciosas, se evidencia la importancia de los derechos culturales para la construcción de una vida digna que le apueste a cerrar las brechas.

La segunda experiencia que merece ser resaltada es el trabajo de Ajazzgo; festival que durante 22 años ha abierto un espacio para la creación, la fusión, la experimentación y para que los grandes maestros del jazz pongan a vibrar a Cali. Beatriz Monsalve, actriz y directora de teatro, y Diego Pombo, artista plástico, ambos gestores culturales, echaron a rodar la idea de que en Cali también se oía jazz. Desde entonces han desfilado por los escenarios de la ciudad: Chocolate Armenteros, Eddie Palmieri, Toquinho, Chick Corea ganador 20 veces del premio Grammy, Chucho Valdés, El Cigala, Ron Carter contrabajista del quinteto de Miles Davis, Hiromi Uehara, entre muchos otros nombres. La magia es que al lado de estos grandes los nacionales, también grandes, siempre han logrado un espacio como es el caso de Antonio Arnedo, Mojarra Jazz Ensamble, Mambanegra, José Fernando Zúñiga “Diablito” y muchos más. Y lo que es aún más sorprendente es que abren sus puertas a grupos de chicos muy jóvenes en proceso de formación. Le apuestan a la innovación y esto tiene un valor incalculable. El Festival inicia el 14 de septiembre próximo con un imperdible Paquito D´ Rivera & Chucho Valdés. 

Cincuenta años desde que La Máscara está haciendo teatro amerita un aplauso enorme. Es uno de los espacios más antiguos del país. Se inició en 1972 y desde los ochentas se convirtió en uno de los pocos teatros feministas de Colombia. Su directora, Lucy Bolaños, decidió que la Máscara exclusivamente aborda problemáticas de género y contenidos feministas. Dedicar la vida al teatro ya es de por sí una decisión difícil; más difícil aún con esta apuesta por y para las mujeres en una sociedad machista. A pesar de todas las afugias y presiones, a lo largo de los años, ahí siguen, firmes en sus propósitos. No solo escriben y realizan puestas en escena de obras de teatro. Sobresale su trabajo con comunidades de mujeres marginales, coadyuvando desde la escena por el respeto a sus derechos fundamentales. Han elaborado y siguen elaborando sobre el papel trascendente de la mujer en la construcción de una Colombia en paz. 

La Deutsche Welle (DW) anunció que la ministra irlandesa de Cultura, Catherine Martin acaba de poner en marcha un programa piloto para 2.000 artistas de ese país, estos representan al 10 por ciento del total; Irlanda no alcanza los 5 millones de personas. Estos artistas fueron previamente seleccionados, y serán beneficiados con un ingreso básico semanal de 325 euros. Lo que equivale a 5.703.100 pesos colombianos mensuales por tres años. La inversión total en el programa es de cuatrocientos diez mil seiscientos veintitrés millones doscientos mil pesos (410.623.200.000). “Es un reconocimiento a la importancia que Irlanda otorga a las artes y a la práctica artística y también a nuestra identidad y a nuestra cultura en un escenario global”, ha dicho la señora Martin. Fue este programa una de las recomendaciones de un comité de expertos establecido en 2020 por el gobierno de Dublín para abordar la recuperación del sector después del covid. Soñar con algo así es básicamente una total utopía en nuestro país, pero sí podemos seguir insistiendo en que la reforma tributaria no toque al sector cultura para que programas y procesos como los que aquí se reseñan puedan seguir existiendo como un verdadero milagro y con un poco de magia.

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