Paola Herrera
10 Julio 2022

Paola Herrera

No despegó

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La salida de Jair Orlando Fajardo de la dirección de la Aeronáutica Civil dejó al descubierto lo que será otro de los grandes fracasos del gobierno del presidente Iván Duque. El mandatario abandonará en un mes la Casa de Nariño sin cumplir con uno de sus proyectos bandera, que le prometió decenas de veces a los caldenses: el aeropuerto del Café.

Y aunque en febrero de 2019, cuando el mismo Duque tuvo problemas para llegar al eje cafetero por las condiciones de los aeropuertos en esa región, le dijo a la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, que no terminarían su mandato sin entregar esa obra, hoy todo indica que el proyecto de Aerocafé como está concebido, se convertirá en un nuevo mega elefante blanco en el país. 

De nada sirvió que el Congreso de la República, por petición del gobierno, incluyera la iniciativa por primera vez en un plan de desarrollo de Colombia. Desde ese momento se evidenció que el Aeropuerto del Café era un capricho del presidente Duque y por eso su extraño interés para que la Nación pusiera recursos y se proyectara su construcción.

Pero, además, en 2021 el gobierno declaró el aeropuerto como un proyecto de importancia estratégica bajo el Conpes 4026 y con eso se permitió también que en el presupuesto general del país se destinaran, cada año, dineros para este mismo objetivo. Según quedó establecido en ese momento, las partidas anuales rondaban los 100.000 millones de pesos, para que al final, la nación terminara aportando en total 448.000 millones de pesos.

No se entiende por qué, si esto era una prioridad para el gobierno, solo hasta marzo de 2021 se entrega el primer contrato para hacer realidad el proyecto de Aeropuerto del Café. Hablo de la adjudicación de las obras para la explanación y drenaje  del lugar en donde estará la pista, cuyo valor es de 141.000 millones de pesos y que fue entregado a la firma Obrascón Huarte Laín (OHL). 

Y no fue sino que firmaran el proceso para que empezaran los problemas, los retrasos y los incumplimientos, que, entre otras cosas, tienen que ver con la ubicación del aeropuerto, que se construye en Palestina, Caldas. A pesar de eso, en marzo de este año, por mandato del propio presidente Duque, se ordenó asignar más presupuesto del que inicialmente estaba establecido. 

Incluso, según registros de la Aeronáutica, se solicitó desfinanciar otros proyectos de aeropuertos en el país para darle a Aerocafé 100.000 millones de pesos más, que no estaban contemplados ni el plan de desarrollo, ni en el presupuesto de 2022, ni en el Conpes con el que se declaró la importancia estratégica de esta iniciativa prometida desde hace más de 40 años al departamento de Caldas.

Evidentemente Duque estaba empeñado en inyectar e inyectar plata a un proyecto que no avanzaba y su subalterno Jair Fajardo, desde la Aerocivil, le hizo caso aprobando una adición que, según expertos, no tiene ningún fundamento económico. ¿Es que acaso el director de la Aerocivil, por su mala gestión, no sabía que el contratista estaba incumpliendo?, o ¿lo hizo, a pesar de conocer la situación del contrato y solo por acatar la orden de su jefe el presidente? No se sabe qué es peor.

Es extraño pensar que el exdirector de la Aerocivil no sabía o que no hizo nada frente al tema y que por eso a la ministra le tocó poner a una funcionaria de su cartera a revisar todo. Al contrario, era tan evidente el incumplimiento que, por esa misma razón, la Aeronáutica Civil bajo la administración de Fajardo le impuso una multa de 28.000 millones de pesos a OHL, que incluso ya dejó en firme. 

Y eso no es todo. Esta columna conoció que hay dos sanciones más al contratista, una por la no presentación del cronograma de obra, que asciende a 1.800 millones de pesos y que ya fue ratificada también y otra por no disponer en obra del equipo mínimo exigido, por un poco más de 7.000 millones de pesos, y que está en trámite de resolver recursos. 

Son muy graves las causales de esas multas, significan nada más y nada menos que la empresa encargada de adecuar los terrenos para la pista del Aeropuerto del Café no está ejecutando, no tiene equipos, definitivamente no cumplirá, aunque sigan insistiendo en que el proyecto se entregará en agosto de 2023.

Hay unos datos que lo dicen todo: El contrato con OHL empezó en mayo de 2021 y tiene un plazo de 816 días de los cuales ya pasaron 412, es decir el 50,49 %, y  apenas llevan un avance de 15 % en el volumen de la excavación. Sí, leyeron bien, un pobre 15 %, aunque ya ha pasado la mitad del tiempo de ejecución. 

A pesar de eso, como en el contrato inicial quedó establecido que se tenía que entregar un anticipo del 30 % del valor del contrato, a OHL ya le han dado 42.000 millones de pesos, de los cuales solo han utilizado 16.000 millones de pesos. ¿y el resto de la plata qué?, ¿se perdió o perderá?, ¿está en capacidad el contratista de terminar el proyecto a pesar de las multas que ahora debe pagar?

Mejor dicho, esta es la hora que ni Duque, ni la ministra de Transporte, han explicado públicamente por qué declararon insubsistente al señor Fajardo. Lo cierto es que Aerocafé es el punto de quiebre, ya sea porque, como lo piensa la ministra, el ahora exdirector tuvo una gestión ineficiente y por eso pasó lo que pasó, o porque al multar a OHL le frenó al gobierno su propósito de entregar esa obra como fuera.

Es una verdadera lástima porque nuevamente los afectados son los colombianos. Esta vez los habitantes de Caldas, pero también de Risaralda y Quindío que esperaban por fin tener un aeropuerto de talla internacional o por lo menos una terminal decente que atendiera sus necesidades de transporte aéreo. 

Es el colmo que una región tan grande y tan importante para el turismo del país tenga que seguir padeciendo y haciendo maromas para llegar y salir de ahí, por culpa de la mediocridad de los gobiernos. Presidente Duque, reconozca que su promesa de entregar Aerocafé, no despegó. 

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