Paola Herrera
25 Septiembre 2022

Paola Herrera

No mientan

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Mientras ustedes leen esta columna, hoy 26 de septiembre de 2022, se espera que miles de personas salgan a las calles en Colombia y otras ciudades del mundo, a la gran marcha que busca exigir cambios a un gobierno que no ha completado ni dos meses en el poder.

Y, claro, todos los que quieran pueden salir a manifestarse. En Colombia es legítimo protestar y es un derecho que tienen los ciudadanos cuando, entre otras, no están de acuerdo con las medidas que toma el Ejecutivo.

El problema es que lo hagan con base en mentiras que han escuchado por parte de los organizadores que, aunque lo nieguen, es evidente que tienen un interés político detrás, como lo tienen siempre todas las movilizaciones sociales.

Una de las personas que lidera esta iniciativa es un empresario que ni siquiera vive en Colombia, sino en Estados Unidos. Se trata del señor Pierre Onzaga, quien en diferentes entrevistas en medios de comunicación ha dicho que su convocatoria es completamente apartidista y que tiene como objetivo trazar líneas rojas para que se retiren las reformas que hasta ahora ha presentado la administración de Gustavo Petro.

Una de las reformas que está pidiendo retirar es la tributaria. Aunque el gobierno la ha socializado con diferentes sectores y se ha debatido en el Congreso, logrando algunas modificaciones, el señor Onzaga dice que no aceptan negociaciones y que la idea es tumbar el proyecto, tal como pasó con la que presentó el exministro Alberto Carrasquilla en 2021, como si se tratara de una venganza.

Y aunque insiste en que la movilización no tiene tinte político, las razones que expone para querer aniquilar la tributaria son las mismas que han repetido una y otras vez algunos miembros de la oposición, especialmente del Centro Democrático, quienes hablan de un aumento en los precios de la canasta familiar y un impacto a la clase media a la que Petro prometió no tocar.

Esa primera motivación para marchar está basada en argumentos falsos. La reforma tributaria del actual gobierno no tocará impuestos como el IVA que son los que le pegan directamente a la canasta familiar y tampoco ampliará la base de quienes pagan renta en Colombia.

Por el contrario, solo lo harán quienes reciben más de 10 millones de pesos al mes, con el objetivo de lograr lo que siempre se ha querido en Colombia: crear un sistema más progresivo, para que el que más gane sea el que más pague. Pero ahora resulta que eso no les gusta.

Pero volvamos al argumento de la canasta familiar, que es el más útil para asustar a la población y para motivarlos a que salgan a marchar. En una entrevista con W Radio, el señor Onzaga se atrevió a defender el uso del plástico en los alimentos, para poder justificar que gravar ese material incrementará el precio del mercado a las familias colombianas. Los contradictores del gobierno deberían ser más responsables a la hora de hacer oposición.

En esa misma intervención Onzaga dijo que será una marcha del pueblo, de la gente, de los taxistas y de los transportadores. No, no es cierto que los taxistas se vayan a sumar a la movilización, ya que los líderes de este sector están esperando una reunión ya pactada con el presidente para hablar sobre sus preocupaciones.

Y aunque algunos gremios de transportadores sí saldrán a las calles a protestar por el aumento en el precio de la gasolina, es falso que vaya a subir hasta los 18.000 pesos por galón. El Ministerio de Hacienda ya informó que el incremento, que debe hacerse por el déficit del fondo de estabilización de precios que viene desde la anterior administración, será solo para la gasolina corriente y no al ACPM que es el que usan los camiones.

Pero eso no es todo. También han dicho que la gran marcha de este lunes es contra la reforma a la salud, que “pondrá en peligro la vida de todos los colombianos”. Sobre eso debo decir que la iniciativa ni siquiera la han radicado en el Congreso –es más, se presentaría hasta el próximo año- y no se conocen detalles puntuales de cómo se materializaría ese riesgo del que hablan.

Además, ¿de verdad hay gente que cree que el sistema de salud en Colombia funciona perfectamente y que no necesita una reestructuración? No olvidemos los miles casos en los que a los colombianos les ha tocado vivir un viacrucis para obtener una atención digna y hasta han perdido la vida esperando. Que no nos distraigan con el tema de la cobertura, cantidad no es calidad.

Los marchantes también protestarán contra la paz total que propone el presidente Petro. En su concepto, esta es peligrosa para el país, porque debilitará a la fuerza pública y a la institucionalidad colombiana, como si la violencia no siguiera haciendo de las suyas y dejando miles de muertos cada año.

Claro, no es justo que se le dé tratamiento de actores políticos a las disidencias de las Farc que traicionaron el más reciente acuerdo de paz, pero, nuevamente, no sabemos si eso será así, ya que el proyecto de sometimiento de las bandas criminales tampoco se ha conocido en detalle y apenas aterrizará en el Congreso en los próximos días.

El propio senador Iván Cepeda, uno de los promotores de la iniciativa, ha sido claro en que el proyecto no se radicará sin antes socializarlo con el fiscal general, las cortes y otros actores que están dentro de la institucionalidad de Colombia, para que, entre todos, se termine de construir. Mejor dicho, el pánico que están creando frente a este tema me parece innecesario.

Pero lo más absurdo de la marcha de hoy es la idea de que la fe cristiana está en riesgo con el gobierno de Gustavo Petro. Según los organizadores de la protesta, las iglesias se sumaron y serán protagonistas de la jornada porque creen que en Colombia podría repetirse la historia de Nicaragua, en donde las sotanas sí han sido silenciadas.

Lejos de esa situación, la libertad de culto y de creencia en nuestro país ha sido siempre respetada y el actual gobierno no ha dado muestras de querer cambiar eso. Tampoco la libertad de expresión, ni el derecho a protestar y, por eso, quienes lo hacen hoy deben tener todas las garantías.

El llamado es a hacerlo con rigor y con la verdad, porque no podemos seguir polarizando y dividiendo al país con falsedades. Una oposición responsable e inteligente no solo le hace bien a los contradictores de Petro, sino a toda Colombia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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