Alejandro Villanueva
12 Mayo 2022

Alejandro Villanueva

Nos vamos porque no somos torcidos ni narcotraficantes

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Mi columna “El BMW del Ejército'' revela hechos ocurridos en la Vigésima Tercera Brigada del Ejército, entre estos recaen desfalcos hacia los soldados profesionales, nexos con el cartel de Sinaloa e impedimento en restitución de tierras. Pero hay mucho más que eso. 

Existen audios, videos, testimonios y documentos que prueban un entramado de corrupción que lejos de desaparecer con el tiempo pueden llegar a explicar sucesos ocurridos durante el gobierno de Juan Manuel Santos y lo que existe detrás de la portada de la revista SEMANA “Malestar en los cuarteles”.

Creo que para contar lo sucedido debo iniciar por el fin, pero cuando habló del fin no me refiero al entramado y la corrupción dentro de la Brigada, eso sigue. Me refiero al fin de las denuncias, de esta forma puedo dar un panorama más amplio de los hechos a la hora de explicar por qué no ha pasado nada con las denuncias contra los militares William Santamaría Benavides, César Augusto Sánchez Celis, Sergio Alberto Tafur García y Johnny Fabricio Torrado, por qué aun así a algunos se les permite la búsqueda del puesto del señor general que recientemente se estrenó como político, Zapateiro. 

Las acusaciones finalizan con la persecución hacia el mayor Carlos Mora Eraso, denunciante de los hechos,quien a pesar de ser condecorado por la misma DEA hoy es un fantasma del cual nadie tiene rastro y confunden con “el cabo Mora”. 

Cabo Mora

Carlos Eduardo Mora durante mayo, agosto, y septiembre de 2015 fue requerido ante la Jefatura de Derechos Humanos del Ejército; en ese tiempo William Santamaría Benavides, César Augusto Sánchez Celis, Sergio Alberto Tafur García, Johnny Fabricio Torrado le hicieron honor a la frase “cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”, y en ese contexto pueden existir muchas similitudes entre los mencionados y unas ratas, porque hicieron fiesta. 

En esa fiesta ocurrieron varios sucesos ética y legalmente cuestionables, durante ese tiempo, Johnny Fabricio Torrado participó en dudosas operaciones de las que luego intentó cobrar recompensa. Asimismo, les descontó ilegalmente dinero a sus soldados y luego los obligó a consignarse para probar que ese dinero sí les había llegado. Todo bajo el aval de William Santamaría Benavides, César Augusto Sánchez Celis, Sergio Alberto Tafur García.

Como mencioné en la columna anterior, quien pidió cuentas fue el teniente coronel Sergio Arias Rodríguez; esto hizo que Torrado comenzara a cuestionar cualquier tipo de resultado de la Unidad Táctica de Rodríguez y Mora. Afirmando que habían cometido actos ilegales: “Se estaba perdiendo material de guerra y explosivos de los depósitos de la unidad militar”.

Ya que Rodríguez y Mora continuaban “jodiendo” a Torrado con el tema de los descuentos, poniendo en conocimiento esto ante el coronel Sánchez Celis y el coronel Santamaría.  Torrado viajó a Bogotá a reunirse con un alto mando, quién fue, solo lo sabe Torrado, pero es curioso cómo luego de este viaje, el que fue el comandante general del Ejército Alberto José ‘Mono’ Mejía sale en un programa radial (exclusivo del Ejército) a confirmar públicamente dichos cuestionamientos de Torrado.

Johnny Fabricio

Según Mora, con el fin de ensuciarlo a él y a Rodríguez se efectúan revistas para verificar y comprobar o desvirtuar las afirmaciones del comandante Alberto José, llegan revistas de la III División, de la Vigésima Tercera Brigada y de la Fuerza de Tarea Pegaso. 

Carlos Mora quería contar su versión ante alguien que según su mando fuera imparcial, quien sería el inspector del Ejército.  Luego de muchas quejas y peticiones de Carlos Mora, el 18 de agosto de 2016 llegaría el inspector Salguero a la sala de guerra, donde según varios soldados, por orden de William Santamaría Benavides, César Augusto Sánchez Celis, Sergio Alberto Tafur García, Johnny Fabricio Torrado “nadie podía hablar con el hijueputa de Salguero”.

Varios militares hablaron con Salguero y en especial el mismo Carlos Eduardo; si su versión era cierta ya es otro cuento. Pero Salguero notó que se encontraba con algo más grave, le pidió a Carlos Mora todo por escrito supuestamente para tomar acciones, pero luego se especuló dentro del Ejército que realmente era para decirle a los involucrados qué información se tenía y buscar la forma de callar a Mora. 

Carlos Eduardo Mora lo hizo y Salguero lo firmó. Según fuentes dentro del Ejército, confiaba que ese documento estaba desaparecido, pero no, acá está:

Jairo Salguero Casas

Ahí comenzó la puntual persecución contra el denunciante, se trasladó a Carlos Mora para Ocaña, pero lo que lo notificó no fue un documento válido, fue una llamada en la cual le cobraban doble canon de arrendamiento por no haber entregado su casa. 

Cambio Colombia

Carlos sin saber de su traslado viaja a Popayán para una capacitación, ahí recibe una llamada del señor Torrado, reclamando por qué no había firmado el pago de unas recompensas. Su razón fue que debido a encontrarse en tales fechas en la ciudad de Bogotá junto a la Jefatura de Derechos Humanos del Ejército lo llevó a desconocer el planeamiento, su ejecución,  y al ver que dichas operaciones no contaban con el protocolo y mucho menos con su sustento,  se negó a pesar de la insistencia de Jonny Torrado  y William Santamaría, como resultado no se pagaron varias recompensas, cosa que molestó a Torrado y Santamaría.

Carlos Eduardo Mora

Le informó nuevamente a Sergio Tafur sobre los hechos, las presiones y sus razones. Es curioso que debido a la ausencia de Carlos Mora estas órdenes deberían tener la firma de quien estaba haciendo las veces de comandante de Batallón y del oficial de Operaciones, debía firmar Johnny Torrado, ¿por qué no quería firmar?

Sergio Alejandro Tafur

Luego de su informe ante Salguero y su negativa a firmar se le realizaron más de 20 anotaciones administrativas en su folio de vida, incluso cuando este trabajo “operacional” no contaba con labores significativas en la parte administrativa. Recibió la llamada en la que fue informado de su traslado para la Brigada Móvil 23 en Ocaña y le cobraron doble canon de arrendamiento por no mudarse a tiempo, en consecuencia debió retirar a sus dos hijos del colegio, le abrieron una investigación disciplinaria  y una penal (militar).

Documentos

A pesar de esto Carlos Eduardo continuó con sus declaraciones, ya en Ocaña denunció ante la Procuraduría Delegada, pero por competencia fue trasladado nuevamente a Salguero, quien había “sapeado” anteriormente a Carlos Eduardo Mora. Salguero, sin disimular, le entregó la competencia de las investigaciones a William Santamaría, uno de los involucrados, y por tal razón no les pasó absolutamente nada a los denunciados, pero sí al denunciante.  No digo que todas las denuncias hacía Carlos Eduardo Mora no tenían sustento, pero muchas no tenían sentido debido a la labor que este ejecutaba.

Documento

Carlos Eduardo Mora Eraso fue llamado a calificar servicios, lo que terminó en el retiro de su servicio activo. “Nos vamos porque no somos torcidos ni narcotraficantes'' fue la frase de Carlos Mora en un informe, bajo esa lógica: ¿Los que se quedaron qué son?

En 2019 ocurrió un incendio en el Batallón de Boyacá con sede en Pasto, justo donde poseían las denuncias, y pruebas de tales denuncias. Pero el fuego no fue suficiente para apagar lo dicho en los testimonios, audios y documentos. Esto es solo el inicio de varias preguntas, ¿quién es Mario Chávez? 

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí

Más Columnas