¿Cómo puede la creatividad servir o estar al servicio de las mejoras sociales? En Colombia nos encontramos con Discos Pacífico, una plataforma del grupo Llorona Records, con recursos de cooperación de USAID a través de su proyecto Territorios de Oportunidad, que, se dieron cuenta y apostaron a que “el Pacífico sur de Colombia tiene alternativas para su desarrollo diferentes a las que tradicionalmente abordan el desarrollo del territorio”. Es decir, diferentes a las armas y a la aspersión. Es precisamente seguir trabajando con territorios que han sido lugares de cultivo de la hoja de coca para la producción y comercialización de la cocaína con un enfoque en las industrias creativas como estrategia importante para el desarrollo económico del Pacífico sur de Colombia.
Y así es como podemos escuchar Los Guasangú de Semblanzas del Río Guapi y aprender que en Guapi tal como las hormigas, las familias trabajan solidariamente por el beneficio colectivo. Mientras las mujeres vocalistas de la agrupación mueven sus caderas lentamente, nos enteramos que ellas son profesoras, formadas en la escuela pública de Guapi y que afirman que sus primeras audiencias son sus antepasados. La ancestralidad es un elemento transversal a todos los sonidos de Discos Pacífico. En Zoo Music, conformado por productores de contenido audiovisual, gestores culturales, cantantes y productores, se denominan como colectivo y eso ya habla de una herencia africana en su conformación, ejemplos de resistencia contra colonialistas y esclavistas. Ellos son Verito Asprilla, de 18 años, y la única mujer del colectivo, Macías, Yazon “Tu Favorito”, Edwin, Melvi “La Matraka” y JP Music. Sus canciones provoca bailarlas. Trap o rap, o dancehall e incluso balada romántica. Y lo de bailar no es en vano, su herencia ancestral y sus prácticas culturales se refieren al baile, mencionan en sus canciones los barrios parranderos de La Perla (como se conoce a Tumaco) La Carbonara, La Catorce, El Bajito, La Carbonera, El Voladero. Barrios donde los sound system reúnen a todos y todas a bailar “hasta abajo”.
Iván Benavides, Diego Gómez y la maestra Nidia Góngora son los del oído, los que conocen el territorio, son ellos los que han ido descubriendo estas agrupaciones, sus sonidos. Como comité curatorial proponen y en seguida entran a estudio con Iván y Diego, quienes hacen lo suyo, permitirnos que se sienta la marea y la calidez del Pacífico. Han grabado en estudios desde la Universidad Javeriana de Cali, Tumaco y aquí en Bogotá, en Groove, producen con cuidado y amor, cada melodía, armonía y sonido que nos aporta a nosotros los que cantamos y bailamos un aroma completo de una cultura abandonada por el Estado y que gracias a ellos entendemos que los velorios también son para los santos, que la religiosidad es difusa y que la tradición, en cambio, es latente. Las dinámicas actuales y ancestrales están presentes, siempre.
Pero también nos hablan de su relación con los “prieto o los blanquitos”, un relato entre afros y nosotros los de Bogotá o Medellín. Escuchar a Verito Asprilla hablar es llenarse de vitalidad, ella representa esta proliferación de procesos musicales afro que son globales y que nos conectan a todos con el cuerpo. Nos permite pensar con esperanza sobre cómo el talento de los territorios se puede articular exitosamente con la industria musical y cultural, sin depender del apoyo de recursos públicos. Un ejemplo de cómo el sector privado o la cooperación hacen parte de este gran universo que es el sector artístico y cultural.
Mientras escribo esto recuerdo las palabras de JP Music sobre la pandemia, “nosotros acudimos a la medicina tradicional para prevenir el covid, eucalipto, matarratón, limón con corte en cruz y curao”. En el campo de la cultura, el conocimiento y los saberes ancestrales son primordiales y ejemplo de ello son estos jóvenes que pueden combinar un rap mientras toman las medicinas de sus mayores. Ellos, junto con Discos Pacífico y USAID, son la respuesta a un gran debate sobre la inversión en guerra y fumigación versus la transición a través de la industria musical sostenible.
Zoo Music, Changó, Bejuco, AfroLegends, M.A Studio, El Quinde, Semblanzas del Río Guapi, hacen parte de una visión de futuro. Las experiencias para todas estas agrupaciones son enriquecedoras y son un aprendizaje y cómo no, nos estamos refiriendo a la producción creativa y el emprendimiento musical sostenible. Los aportes son de cooperación de Estados Unidos con una mirada de industria, de ingresos, de cifras, de resultados: hasta la fecha se han recaudado 18.000 dólares por comercio digital y licencias de catálogo y más de 18.000 dólares por presentaciones en vivo.
Son el ejemplo de un modelo económico que es absolutamente necesario implementar en todo el sector de la industria cultural y creativa sin necesidad de la naranja. Es un ejercicio interdisciplinario, social, cultural y comercial.
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Los artistas, cultores, gestores y los partidarios de las artes y la cultura tienen la oportunidad de comunicarse, comprometerse y desarrollar relaciones de trabajo con los y las congresistas electos para enfatizar la importancia económica y social de las artes y la cultura para el país. ¿A quiénes vamos a elegir?