Yohir Akerman
28 Mayo 2022

Yohir Akerman

Piedad con el efectivo

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Muchos elementos sin resolver quedan del preocupante episodio de la senadora electa por el Pacto Histórico, Piedad Córdoba, retenida en Honduras con casi 68.000 dólares en efectivo, según las autoridades. Para tratar de responder algunas de esas preguntas vamos a hacer una línea de tiempo de hechos relevantes. No son opiniones, sino hechos. 

El primero es establecer que la normativa internacional para prevenir el lavado de activos, define, hace años, que siempre hay que declarar toda suma igual o superior a 10.000 dólares al entrar o salir de un país. Esto con el objetivo de justificar su origen y pagar los respectivos cargos tributarios. 

Eso lo sabe cualquier persona y más quien ha sido elegido senador de un país. Sobra decir que la ignorancia de la ley tampoco es excusa para no cumplirla, como establece el principio ignorantia juris non excusat que aplica en Colombia y en Honduras.

Ahí está un punto importante. 

Todo parece indicar que no fue ignorancia sino premeditación. Ya que las transacciones en efectivo, generalmente, tienen el fin de esconder la proveniencia de los fondos. Más importante aún, tienen el objetivo de evadir a las autoridades tributarias, para no pagar los respectivos impuestos que establece la ley. Preocupante que una senadora electa ande en esas.

Por eso vamos al tema del origen de los fondos. Piedad Córdoba evidentemente quería esconder cómo consiguió el dinero que hallaron en su maleta, gracias a las máquinas de rayos X. Con eso, posiblemente, también ocultar cómo pensaba utilizar los más de 250 millones de pesos que llevaba en moneda extranjera al momento de ser retenida por las autoridades.

Córdoba fue interrogada por los agentes de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado, para conocer el origen de los 68.000 dólares, mientras pretendía salir de Honduras. Pero sus respuestas fueron aún más preocupantes ya que Córdoba dio tres versiones diferentes a las autoridades y los medios.

En su primera historia sobre el origen de la millonaria suma, dijo que el dinero era de un empresario colombiano residente en Tegucigalpa. La segunda versión fue que no sabía que llevaba el dinero. Vaya, vaya, vaya. Y el tercer cuento es que los recursos forman parte del pago de una consultoría. 

En las dos primeras versiones surgen las siguientes preguntas ¿Quién le lleva a un conocido casi 68.000 dólares en efectivo de un país a otro sabiendo que eso es contrario a la ley? O mejor, o peor aún ¿Quién no sabe que tiene más de 250 millones de pesos en efectivo en la cartera? Nadie. Por eso concentrémonos en la tercera versión, ya que las dos primeras no tienen ningún sentido. 

Sobre ese punto, en entrevista con Caracol Radio, la senadora electa dijo: “Yo no estoy retenida para absolutamente nada. Eso no es cierto. Ese es un contrato de asesoría que yo tengo con un grupo importante, estuvimos trabajando dos días en la asesoría que yo hago con ellos, que no es ni siquiera aquí sino en Colombia y ya, me pagaron y ya, eso es todo”.

Continuemos con la disección. 

La primera parte de su aseveración es falsa, ya que el Instituto Nacional de Migración de Honduras confirmó que, para ese momento, Córdoba sí estaba retenida por las autoridades oficiales “por la portación de aproximadamente 68.000 dólares americanos que no fueron declarados y que, según lo manifestado, pertenecen a un empresario colombiano que reside en la ciudad de Tegucigalpa”. (Ver comunicado)

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La segunda parte de su declaración a Caracol Radio es igual de contradictoria y falsa. Ningún senador de la república debería estar haciendo negocios o dando consultorías con organizaciones que paguen 68.000 dólares en efectivo, con el fin de querer esconder la transacción a las autoridades o buscar evadir el pago impuestos. ¿Qué tipo de organización tiene 68.000 dólares en efectivo? 

Las compañías, o grupos empresariales importantes, como llamó Córdoba a su misterioso cliente, siempre deben dejar registrado por el sistema bancario los pagos de cantidades como esa, para no meterse en problemas con las autoridades nacionales e internacionales.

Es por eso que, aunque Piedad Córdoba quedó en libertad ese mismo jueves en la tarde, le fue retenida la millonaria suma de dinero, por no poder justificar su origen. Y aunque eso puede ser un tema menor para una mujer con tantos recursos como ella, queda la pregunta de cómo salió tan rápido de tan profundo problema o cómo va a salir de una posible investigación por presunto lavado de activos en ese país. 

Sigamos más atrás en la línea de tiempo. El 27 de septiembre de 2021, Piedad Córdoba realizó un evento en el Hotel Tequendama de Bogotá, para lanzar su candidatura al Congreso por el Pacto Histórico y su anuncio de apoyar la campaña a la presidencia de Gustavo Petro. 

“Yo estoy aquí por él (Gustavo Petro) y vine aquí por él, y vuelvo a la política por él, porque estoy convencida de que vamos a ganar las elecciones, de que no vamos a perder, de que hoy no nos podemos dar el lujo de perder y esa obligación radica en cada uno de nosotros”, sostuvo Córdoba.

Es cierto. Piedad resucitó gracias a Petro. Recordemos que el 10 de julio de 2020, la entonces exsenadora  anunció su retiro definitivo de la política, como consecuencia de las elecciones de 2018 y tras sufrir una fuerte depresión en 2019.

La depresión tenía nombre y apellido. 

Un mes antes de eso, el 12 de junio de 2020, el empresario colombiano y testaferro del régimen venezolano, Alex Saab Morán, fue arrestado mientras realizaba una escala técnica en su avión privado en Cabo Verde. 

La estrecha relación entre Saab y Piedad está demostrada y admitida por ella misma, pero más preocupante aún, investigada por las autoridades estadounidenses. Para eso pueden mirar la columna titulada ‘Un reloj despiadado’, que habla de su cercanía y amistad.

Para profundizar

La verdad es que Piedad se retiró de la política porque sabía que esa situación, ahora que Saab está en poder de la justicia de Estados Unidos, y todos los millonarios recursos que hizo gracias a las comisiones por los contratos de ese empresario con el régimen de Nicolás Maduro, se le podrían devolver como un boomerang para poner esposas en sus manos.

Pero vamos más atrás, ya que la depresión de Piedad no solo consiste en eso, sino también en las ansiedades generadas por sus contradicciones. En esas elecciones de 2018, cuando Piedad Córdoba aspiró a la presidencia, hizo una intensa campaña en contra de su hoy aliado y protector Gustavo Petro.

El 3 de abril de 2018, Piedad dijo que Petro era el candidato de las Farc. “Respeto con toda sobriedad que ellos (Las Farc) hayan tomado la decisión de apoyar a Gustavo Petro y eso no me aparta jamás de seguir trabajando para que este país encuentre la paz”. Córdoba sostuvo eso en un video que publicó en sus redes sociales, que poco tiempo después se borró de manera misteriosa. Acá encontramos el audio.

Más se demoró Córdoba en borrar el video de su cuenta de Twitter que Petro en responder. Sin menciones directas a la excongresista contestó: “Las Farc ni me han apoyado nunca, ni me apoyan, ni me apoyarán. No se puede hacer política con sentimientos de viudez”. 

Días después, Piedad renunció a la campaña presidencial, pero siguió en el ejercicio de estigmatizar y atacar al candidato Petro con mentiras y falacias. Por eso causa tanta sorpresa que haya sido el mismo Petro quien la sacó de la depresión para relanzarla al Congreso y que ahora guarde silencio sobre todos sus problemas legales.

Por eso volvamos al evento de lanzamiento de la campaña de Córdoba. Según se puede ver en una foto del momento en posesión de esta columna, se observan en la fila más importante de todo el lugar, de izquierda a derecha: Petro, Córdoba, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya, el exfiscal y su abogado Eduardo Montealegre y el senador Gustavo Bolívar.

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La actual presidenta de Honduras, Ximena Castro, es la esposa de Manuel Zelaya y la relación de cercanía política con esa pareja viene de tiempo atrás. Incluso Córdoba fue invitada de honor a la posesión como presidente de Castro de Zelaya el pasado 27 de enero.

No es extraño que con los amigos tan poderosos que la senadora electa tiene en el gobierno de Honduras, como la presidente y su esposo el expresidente, haya podido salir del problema de los 68.000 dólares que le incautaron en ese país.

Todo esto demuestra que Piedad Córdoba hace cuatro años intentó lastimar el proyecto político de Petro con palabras, pero ahora lo hace estando a su lado con sus acciones. 

Daño que se hace el mismo Petro al no tomar posiciones críticas contra las polémicas acciones de la congresista electa, agarrada con millonarios recursos en moneda extranjera que no puede justificar. O visitando presos para supuestamente negociar suspensiones de procesos de extradición. O con sus cercanas relaciones con empresarios que se robaron los recursos del pueblo venezolano para lucrar sus bolsillos personales.

El candidato a la presidencia y los líderes del Pacto Histórico quedan cómplices de todo esto al guardar silencio y no ser críticos con las fallas de sus propios miembros. A menos que ese sea el modelo de gobierno que quieran tener para Colombia, en donde son implacables con los escándalos y la corrupción de los terceros, pero teniendo piedad con las bolsas de efectivo que inexplicablemente les caen del cielo. 

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