Hablar de pódcast es hablar del universo de las narrativas digitales, se dice que actualmente hay más de 115.000 pódcast en inglés disponibles en internet y docenas de sitios web dispuestos para su distribución a bajo costo o sin costo alguno para el productor o el oyente. Estos han resultado muy atractivos. Los que los escuchan solo tienen que escuchar, mientras cocinan, caminan, hacen ejercicio, o mientras se movilizan de un lado a otro. Se pueden escuchar en un celular de cualquier marca o en el computador, mejor aún se pueden escuchar cuando se trata de un consumo individual, personal. No es algo que necesariamente requiera toda y total atención, puede ser una compañía, una fuente de investigación o un documento sonoro de interés general. Estos contenidos producidos desde hace ya un tiempo, hoy por fin llegan con una gran fuerza en el país. Pero además aportan a la democracia, la diversidad, la autonomía y el entretenimiento, por eso hacen parte del ecosistema de la cultura.
Los pódcast entran a hacer parte del gran universo digital, en ese universo entran otras plataformas, Netflix o Hulu, entran las redes sociales, dispositivos móviles, la red, si es 3G, 4G o 5G, si es wifi, parlantes inteligentes, es decir, hay un mundo para la recolección de información sobre el consumo y la calidad de vida de los individuos, información indispensable para conocer a las audiencias, y sin audiencias no habría consumo cultural. Pero lo más importante es que a través de lo sonoro se narran historias y si nuestro mundo son cientos de historias, historias que revelan algo, donde prima lo sonoro; la voz, sumada al ambiente, al silencio y a la música, son esos elementos los que nos cautivan.
Los pódcast son para todas las generaciones, algunos escuchamos el pódcast de Barack Obama y Bruce Springsteen hablando sobre la historia de la esclavitud en Estados Unidos o el de Diana Uribe, la mujer historiadora. Y cómo no hablar de Radio Ambulante, que nos reúne como latinoamericanos, o volver a saber lo que ya sabemos sobre Álvaro Uribe, pero con los detalles íntimos de un periodista: Daniel Coronell. María Jimena Duzán que se le midió a un “daily” de actualidad “A Fondo” con análisis conversado con expertos, o aquellos más de nicho como Presunto Pódcast que se ha convertido en un indispensable para la crítica al periodismo, al fake news, o la falta de investigación, dirigido a audiencias más jóvenes. Capital Sonoro, de la televisión pública con Santiago Rivas o la experticia en música de Alejandro Marín con The Music Pimp.
Según la encuestaPOD, realizada por podcasteros, Colombia es el segundo país en América Latina donde más se escucha pódcast. Y pareciera que los pódcast son una gran estrategia de mercadeo digital y ¿cómo no? Se habla de que alrededor del 3 por ciento de los especialistas en marketing hacen pódcast. En Estados Unidos en el año 2014, los anunciantes gastaron casi 90 millones de dólares en anuncios en pódcast, que se convirtieron en 190.000 millones de dólares en 2016. Y sumemos a eso el tiempo que estamos gastando dentro de las plataformas, las cifras de Spotify deben ser reveladoras. ¿A dónde llegan los recursos?, tema para otra columna.
Los pódcast son humanos o como me dijo en algún momento Laura Rojas Arrieta, experta en pódcast, “son autóctonos”. Pero para mí lo más importante es que son reflejo del consumo cultural y de nuestra sociedad, las audiencias armamos nuestras fuentes de información que son reflejo de nuestros gustos, nuestras condiciones económicas, nuestras necesidades más humanas. Al escucharlos se siente una elaboración artística de contenido pero también, se ejerce ciudadanía. Llegó una nueva capa de arte al ecosistema de las artes y de la cultura. Llegaron los pódcast para quedarse.
Un detalle interesante sobre el pódcast, es una industria femenina, quienes están en los cargos directivos, y quienes están a cargo del oyente, están en su mayoría, en la cabeza y las manos de una mujer. Un estado del arte visionario.
***
La Organización Artemisas lanzó su documental El Estallido, coproducido con Fescol, a propósito del paro nacional que empezó el 21 de noviembre de 2019, lo encuentran en YouTube, este es el ejemplo perfecto para mostrar cómo el activismo se convierte en una forma legítima de hacer demandas desde la sociedad civil. Las expresiones espontáneas tienen todo el potencial de ser política pública.