Casi todos los nombramientos del gabinete que tendrá a cargo los destinos de Colombia a partir del próximo 7 de agosto son, a la fecha, un parte de tranquilidad y de buenos augurios para el futuro del país. Aunque los radicales de derecha jamás lo reconocerán y seguirán empeñados en decir que vamos para la debacle, que ya se preparan las expropiaciones vía impuestos excesivos y que muy pronto seremos como Venezuela, objetivamente todo parece indicar que el equipo que acompañará al nuevo gobierno quiere acertar y apuesta porque Colombia sea un mejor país. Sin embargo, se dice popularmente que no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Resalto con emoción el cambio del embajador ante la OEA. Creo que la llegada del doctor Luis Ernesto Vargas, expresidente de la Corte Constitucional y exmagistrado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es una garantía para la democracia y para la paz.
Merecido homenaje con el que honra el presidente Petro a Patricia Ariza, entregándole la responsabilidad de la cartera de Cultura a una mujer incansable con su compromiso con las artes y la paz. Este es tal vez el más significativo entre los muchos reconocimientos que ha recibido a lo largo de su vida, ella, el Teatro La Candelaria y el Maestro Santiago García. Patricia debe tener la autonomía necesaria para conformar su equipo.
Alejandro Gaviria en la cartera de Educación y su empeño por el cambio y por la vida, por la sociedad del conocimiento y de las oportunidades auguran buenos vientos en esa materia. Es un sector que conoce bien, sobre el que ha escrito y reflexionado desde hace muchos años y que como lo demostró desde la cartera de Salud, será capaz de impulsar las reformas que la educación necesita. Es un nombre indiscutible para desempeñar ese cargo con eficiencia.
Para los vallecaucanos es un gran honor contar en la cartera de Hacienda con José Antonio Ocampo. Colombia entera debe reconocerle su altísimo sacrificio abandonando una placentera vida en el exterior, sin contratiempos como profesor universitario, para capotear uno de los ministerios más complejos. No hay nada más difícil que repartir pobreza y aún peor, acometer el trámite de cualquier reforma tributaria, estructural o coyuntural, donde cada sector quiere obtener un beneficio o por lo menos que no le quiten los que ya le han sido otorgados. Este nombramiento, además, es un reconocimiento tácito al buen programa económico de Sergio Fajardo. Fue el ministro Ocampo quien tuvo a su cargo la responsabilidad de proyectarlo.
Cecilia López es la persona con mayor experiencia en el ejercicio de lo público que una vez más está dispuesta a prestar sus servicios a Colombia. Tiene la gran responsabilidad y nuestra máxima expectativa sobre sus hombros, pues es la encargada de implementar el punto uno del Acuerdo de Paz y hacer justicia con el campo colombiano; el mundo entero debe tener como prioridad atender la grave crisis alimentaria.
Con el nombramiento en Minas y Energía de Luis Gilberto Murillo, no solamente el municipio de Andagoya donde nació y su Chocó del alma están de plácemes, sino todo el pacífico colombiano. Una persona de enorme conciencia medioambiental a cargo de esa cartera, es garantía de que todo se hará bien.
Álvaro Leyva conoce las entrañas de cada una de las negociaciones que se han adelantado en Colombia para lograr la paz desde épocas inmemoriales. Su designación como canciller apunta en esa dirección, aunque claro, sus responsabilidades van más allá de la paz. Se trata de devolverle a Colombia el lugar destacado en el contexto internacional donde dejó al país la canciller María Ángela Holguín.
Faltan los nombres para ocupar carteras claves como Mincomercio, Interior, comisionado de paz y Defensa, entre otros. También esperamos impacientes la conformación de la cúpula. Saber que se retira el general Zapateiro es un parte de tranquilidad.
Considero que un buen gabinete, diverso y representativo de lo que somos como nación, es clave para que el gran acuerdo nacional se abra paso. Ya es hora de tener un equipo que le devuelva la dignidad al ejercicio de lo público y que trabaje con criterios técnicos y conocimiento para que Colombia progrese. Petro sorprendió favorablemente con casi todos los escogidos para dirigir el rumbo de Colombia en los próximos cuatro años.